La maquinaria de marketing funciona. El alud mediático es de los que se recordarán. Que si “revolución en tu móvil”, que si “colas multitudinarias para conseguir uno”, “a por el iPhone cueste lo que cueste” o “mas de medio millón de iPhone vendidos en dos días”…
Será un negocio redondo para todos (menos para los clientes, claro). En primer lugar para Apple. Se calcula que en el modelo más caro obtendrán un margen superior al 50%. No está nada mal.
Y una grandísima oportunidad para las operadoras de telefonía. Los analistas ven en el iPhone el anzuelo ideal para retener y fidelizar a sus clientes en los mercados maduros. No me sorprende enterarme que cuando se anunció su lanzamiento, algún presidente telefónico tomó rápidamente un avión destino el cuartel general de Apple…
Aunque intenten persuadirnos de que es la octava maravilla, estoy harto. Saturado antes de verlo en directo. Antes de tocarlo y probarlo.
Todas nuestras necesidades, motivaciones y preocupaciones resueltas a golpe de la iphone_tontería, tanta como ironía tiene el video que he enlazado ¿Tan mal estamos?
Sin acritud. Aunque sólo sea por llevar la contraria, y sabiendo que –probablemente- seré de los pocos mortales en decirlo, pero yo no quiero un iPhone. ¿Y tú?