Cuando se le preguntó a William Mitchell (ex decano de Arquitectura del MIT y una referencia mundial en la planificación de las ciudades,) sobre si en el futuro, viviremos a lo Blade Runner (mi película preferida) reflexiona: «Cuanto más tecnológicamente avanzada sea una ciudad, menos se parecerá a Blade Runner. La tecnología tiende a ser ubicua y no intrusiva. Los grandes cambios que están por venir no los veremos. Así que la ciudad del futuro es esta misma».

Mitchell participó en el seminario Creatividad e Innovación en la cultura digital, celebrado en Sevilla. Hizo alusión a su proyecto Smart Cities (Ciudades Inteligentes) en el MIT. En él trabaja un equipo multidisciplinar de arquitectos, urbanistas, informáticos y científicos que imaginan cómo será el urbanismo en las próximas décadas.

La base de la ciudad del futuro será la inteligencia. No como las ciudades preindustriales que eran «esqueleto y piel», techos y paredes, diseñadas casi en exclusiva para protegernos de las inclemencias del tiempo. Las ciudades industriales construyeron sistemas para la canalización del agua y de la energía. Pero las del siglo XXI serán «organismos vivos», dotados de inteligencia propia. Y su sistema nervioso será Internet.

Su idea de ciudad inteligente es que todos los dispositivos -teléfonos móviles, coches, edificios- tendrán sistemas de inteligencia incorporados y estarán interconectados. Los sistemas de transporte también serán inteligentes: las vías y calles tendrán sensores que podrán indicar, en tiempo real, la densidad del tráfico. Enviarán las señales directamente a los coches inteligentes, que decidirán por sí mismos qué trayecto escoger….

Los expertos de Smart Cities han diseñado, además, una lente electrónica, parecida a un teléfono móvil, que proporciona información en tiempo real de los edificios o monumentos de una ciudad que el usuario enfoque, También han inventado un coche que se conduce simplemente con el cuerpo, ,…

La conclusión, según Mitchell “el gran problema no es tecnológico, sino cultural. Descubrimos cosas a gran velocidad, pero no podemos inventar las convenciones sociales para entenderlas con la misma rapidez».
Me viene a la cabeza una reflexión que apareció espontáneamente y en otro contexto, comentando un interesante post de Chema Martínez-Priego acerca de la nueva TV (simdalom.com).