Edward Snowden, excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos, se convirtió en una figura icónica mundial tras sus revelaciones en 2013 sobre programas de vigilancia masiva.

Su libro Vigilancia Permanente no solo profundiza en estas revelaciones, sino que también ofrece una mirada introspectiva a su vida, desde su infancia en una familia con fuertes lazos gubernamentales hasta los eventos que lo llevaron a tomar la decisión de filtrar información clasificada.

En esta obra, Snowden expone cómo las agencias gubernamentales recopilan y almacenan vastas cantidades de datos de los ciudadanos, a menudo sin su consentimiento, y discute las implicaciones éticas y los riesgos para la privacidad y la libertad individual que esto conlleva.

Este libro es esencial para entender no solo la magnitud de la vigilancia gubernamental moderna, sino también el profundo conflicto moral que enfrentó Snowden al decidir exponer estas prácticas al público.

Edward Snowden – “Permanent Record” & Life as an Exiled NSA Whistleblower | The Daily Show

Edward Snowden: Crecimiento y formación en la era digital de los 90

Edward Snowden, nacido en Elizabeth City, Carolina del Norte, se crió en un entorno familiar profundamente arraigado en el servicio público. Su madre, descendiente de una larga línea de oficiales militares, trabajaba para la NSA, mientras que su padre era ingeniero técnico en la Guardia Costera. La familia se trasladó a Fort Meade, Maryland, cuando Edward era aún un niño, un lugar conocido por su concentración de empleos gubernamentales secretos.

Desde temprana edad, Snowden mostró un gran interés por la tecnología más que por seguir la tradición familiar en el espionaje o los servicios gubernamentales. Fascinado por los dispositivos electrónicos, pasaba horas desmontando y explorando todo desde el antiguo Commodore 64 hasta su primera consola Nintendo, mostrando una curiosidad insaciable por entender cómo funcionaban estos aparatos.

La llegada de la primera computadora con acceso a internet a su hogar marcó un antes y un después en su vida. Internet se convirtió en su nuevo terreno de juego, donde pasaba incontables horas navegando, jugando y aprendiendo sobre tecnología y política. Fue en este espacio digital donde Snowden encontró una comunidad que compartía sus intereses, una comunidad que valoraba el conocimiento y la habilidad técnica por encima de la edad o la identidad personal.

En esta era de anonimato digital, Edward pudo interactuar con entusiastas de la tecnología de todo el mundo, discutiendo desde problemas técnicos hasta temas de actualidad como la pena de muerte. Estas interacciones no solo refinaron sus habilidades informáticas, sino que también moldearon su perspectiva mundial.

A medida que se adentraba más en el mundo de la tecnología, Snowden comenzó a explorar el hacking, aprovechando la habilidad de transformar su identidad en línea simplemente cambiando su nombre de usuario. Esta capacidad de anonimato, que definía la internet de los años 90, jugó un papel crucial en el desarrollo de sus habilidades y eventualmente en las actividades que lo llevarían a ser conocido mundialmente.

Edward Snowden: Un joven rebelde en el mundo digital

Desde muy temprana edad, Edward Snowden demostró tener una habilidad única para entender y manipular sistemas, ya fueran tecnológicos o reglamentarios. Su primer acto de rebeldía, a la tierna edad de seis años, fue manipular los relojes de su hogar para posponer su hora de acostarse, un truco ingenioso que lo mantuvo despierto hasta caer rendido de sueño.

Esta tendencia a cuestionar y subvertir las normas establecidas se convirtió en una constante en su vida. Durante su etapa escolar, Snowden descubrió que las tareas solo representaban un 15% de la nota final. Calculó que podía omitir las tareas, enfocarse en obtener puntuaciones perfectas en los exámenes y aún así mantener una calificación aceptable. Este enfoque le permitió dedicar más tiempo a su verdadera pasión: la informática.

Sin embargo, su plan de aprovechar al máximo su tiempo en línea se vio interrumpido por un diagnóstico de mononucleosis, que lo obligó a ausentarse de la escuela durante varios meses. La perspectiva de tener que repetir el año escolar lo motivó a buscar una solución alternativa. Snowden encontró su «hack» educativo al inscribirse en el Anne Arundel Community College sin haber obtenido un diploma de secundaria, asistiendo a clases solo dos días a la semana.

En la universidad, sus habilidades informáticas no pasaron desapercibidas. Una compañera de clase, Mae, lo reclutó para su negocio en línea, donde ambos diseñaban sitios web para empresas desde el sótano de la casa de Mae. Juntos, se adentraron en la floreciente economía de internet, aprovechando la demanda de freelancers tecnológicamente hábiles.

La historia de Snowden es un testimonio de su ingenio y su disposición a desafiar las convenciones. Desde manipular relojes para extender su tiempo de juego hasta encontrar caminos alternativos en su educación y carrera profesional, Snowden siempre buscó maneras de hackear el sistema a su favor.

El impulso patriótico de Snowden tras el 11-S y su ascenso en la inteligencia de EE.UU.

El 11 de septiembre de 2001 marcó un antes y un después en la vida de muchos estadounidenses, incluido Edward Snowden. Aquel día, mientras se encontraba en la casa de su amiga Mae, una llamada del esposo de esta, empleado de la NSA, les informó sobre los ataques al World Trade Center. Este evento catalizó en Snowden un fuerte deseo de servir a su país, llevándolo a enlistarse en el ejército. Sin embargo, una lesión en el tobillo durante su entrenamiento en Fort Benning puso fin prematuro a su carrera militar.

No obstante, Snowden no se dio por vencido en su aspiración de contribuir a la seguridad nacional. Consciente de sus habilidades en informática, optó por un camino alternativo: buscar empleo en la CIA o la NSA. Este proceso implicaba una rigurosa verificación de antecedentes y la aprobación de pruebas de polígrafo, requisitos que Snowden cumplió con éxito.

Durante este período de transición, Snowden conoció a Lindsay Mills, una estudiante de fotografía, a través de internet. Este encuentro marcó el inicio de una significativa relación personal en su vida. Una vez obtenida la autorización de seguridad, Snowden inició su carrera en inteligencia como guardia de seguridad nocturno en una instalación de la NSA, un empleo que, aunque monótono, representó el primer peldaño hacia su ascenso en el ámbito de la inteligencia.

El contexto post-11 de septiembre, caracterizado por la expansión de los esfuerzos de seguridad nacional y la Guerra contra el Terror, facilitó el rápido avance de Snowden dentro de las agencias de inteligencia. La demanda de talentos en el área de ciberseguridad era alta, y la NSA y la CIA estaban dispuestas a flexibilizar ciertos requisitos, como la posesión de un título universitario, que Snowden no tenía. Gracias a sus destacadas habilidades informáticas, logró ocupar posiciones clave en las más importantes agencias de inteligencia del mundo, demostrando que su contribución al país podía ir más allá del servicio militar tradicional.

Ascenso de Snowden: De guardia de seguridad a especialista en tecnología en la CIA y la NSA

Edward Snowden, tras un breve periodo como guardia de seguridad, buscó formas más impactantes de aplicar sus habilidades informáticas al servicio del gobierno. Su búsqueda lo llevó a ferias de empleo donde grandes contratistas como Dell, Intel y Lockheed Martin reclutaban talento para proyectos gubernamentales. A través de COMSO, una de estas empresas, Snowden obtuvo su primer puesto significativo como administrador de sistemas en la sede de la CIA en McLean, Virginia, donde gestionaba servidores privados de la agencia.

Sin embargo, la rutina en un sótano oscuro pronto lo impulsó a buscar horizontes más amplios. Aspirando a trabajar en el extranjero, Snowden se inscribió en un programa de la CIA para convertirse en Oficial de Seguridad de Información Técnica (TISO), una posición que lo llevaría a gestionar la tecnología en operaciones de inteligencia globalmente, desde establecer redes hasta reparar equipos en embajadas de EE.UU. alrededor del mundo.

Durante su formación, Snowden solicitó ser asignado a una embajada en el Medio Oriente, buscando un entorno desafiante. Sin embargo, enfrentó problemas con la autoridad al quejarse de las malas condiciones del centro de entrenamiento, lo que sorprendentemente resultó en la mejora de las instalaciones. Pero este acto de desafío tuvo consecuencias: en el último día de entrenamiento, fue reprendido por haber roto la cadena de mando.

Como resultado, en lugar de enviarlo al Medio Oriente, la CIA lo destinó a trabajar para la NSA en Ginebra, Suiza. Aunque esta asignación estaba lejos de lo que Snowden había esperado, se convirtió en una oportunidad invaluable. En Ginebra, mientras se adaptaba a su nueva vida con Lindsay Mills, Snowden se encontró en el corazón de la transición del gobierno de EE.UU. hacia una inteligencia más dependiente de la tecnología, consolidando su posición como un especialista clave en este campo emergente.

Snowden: Revelaciones de vigilancia global y el despertar ante la realidad

Edward Snowden, tras años de contribuir al desarrollo y mantenimiento de tecnologías de vigilancia, experimentó un cambio radical en su percepción sobre el alcance y propósito de estas herramientas. En 2009, mientras trabajaba en el Centro Técnico del Pacífico de la NSA, una asignación inesperada lo llevó a una conferencia en Hong Kong. Allí, debía presentar sobre las prácticas de vigilancia de China hacia sus ciudadanos, lo que lo hizo cuestionar si Estados Unidos no estaría haciendo lo mismo con los suyos.

Snowden ya tenía conocimiento de excesos por parte de las agencias de inteligencia estadounidenses, como el Programa de Vigilancia del Presidente (PSP), que permitía la intervención de llamadas sin orden judicial. Sin embargo, su verdadero momento de revelación llegó meses después, cuando se topó accidentalmente con el informe clasificado del PSP. Este documento detallaba STELLARWIND, un programa de «recolección masiva» de actividades telefónicas y en línea, incluyendo metadatos de conversaciones, revelando así la ubicación, interacciones y movimientos de las personas.

La colaboración de empresas privadas de telecomunicaciones, como AT&T, permitía al gobierno estadounidense espiar a sus ciudadanos de manera indiscriminada. Este descubrimiento fue un punto de inflexión para Snowden, quien intentó inicialmente racionalizar lo que había encontrado y luego tratar de ignorarlo. Sin embargo, al regresar a trabajar para la CIA en 2011, la carga de este conocimiento, combinada con problemas de salud como convulsiones epilépticas, lo llevaron a una profunda depresión.

Finalmente, agobiado por la magnitud de este secreto y su deterioro físico, Snowden decidió alejarse del trabajo que alguna vez amó, marcando el inicio de su camino hacia la denuncia pública de las prácticas de vigilancia masiva del gobierno de EE.UU.

Snowden: Revelación de la vigilancia masiva en Estados Unidos

Edward Snowden, tras recuperarse de problemas de salud, aceptó un puesto en la NSA en Hawái, buscando un cambio que beneficiara tanto su bienestar físico como mental. A pesar de que el trabajo representaba un retroceso en términos financieros y profesionales, Snowden lo vio como una oportunidad para indagar en los programas de vigilancia de la NSA. Utilizando los readboards de la NSA, fuentes internas de noticias, se dedicó a aprender todo lo posible sobre estas operaciones. Incluso desarrolló un programa, Heartbeat, para compilar informes importantes en un solo canal.

En el Día de la Constitución de 2012, Snowden distribuyó copias impresas de la Constitución de EE.UU. entre sus colegas, un gesto simbólico en un entorno donde predominaban los documentos ultrasecretos. La relectura de la Cuarta Enmienda, que protege el derecho a la privacidad, lo llevó a cuestionar las acciones del gobierno y las agencias de inteligencia, que consideró violatorias de las libertades individuales.

Convencido de que el público merecía conocer la verdad sobre la vigilancia masiva, Snowden planeó exponer sistemáticamente esta realidad. Su estrategia incluía recopilar información relevante sin comprometer otras operaciones de inteligencia y compartirla con periodistas de confianza. Seleccionó a Laura Poitras y Glenn Greenwald, ambos conocidos por su trabajo crítico hacia las políticas de seguridad de EE.UU., y estableció contacto a través de correos electrónicos encriptados.

La decisión de Snowden de filtrar documentos clasificados a estos periodistas marcó el inicio de una de las revelaciones más significativas sobre la vigilancia masiva por parte del gobierno de Estados Unidos, desencadenando un debate global sobre la privacidad, la seguridad y los límites del poder gubernamental.

Snowden: Estrategias clandestinas para la filtración de documentos de la NSA

Edward Snowden, decidido a revelar el programa de vigilancia masiva de la NSA, enfrentó el desafío de extraer documentos ultrasecretos de una de las instituciones más seguras del mundo. Utilizando el programa Heartbeat que había desarrollado, Snowden podía acceder fácilmente a los documentos, pero el verdadero reto era seleccionar y extraer la información relevante sin ser detectado.

Para evitar la vigilancia de la NSA, Snowden ideó un método ingenioso bajo la excusa de realizar «pruebas de compatibilidad», transfiriendo los archivos a computadoras obsoletas en la oficina, donde podía revisarlos sin levantar sospechas. Posteriormente, encriptaba y transfería los documentos a tarjetas SD, proceso que podía extenderse hasta ocho horas. Para sacar las tarjetas del edificio, las ocultaba en las baldosas de un cubo de Rubik, pasando desapercibido ante los guardias como el «chico del cubo de Rubik».

En su hogar, Snowden copiaba los archivos a su disco duro y los enviaba a los periodistas desde su coche, utilizando conexiones wifi públicas para mantener el anonimato. A pesar de ser consciente de que podría ser identificado una vez publicados los documentos, optó por no alterarlos para preservar su credibilidad, priorizando el bien público sobre su seguridad personal.

Además, Snowden solicitó un traslado al Centro de Operaciones de Amenazas Nacionales en Hawái para investigar más sobre XKEYSCORE, un sistema que permitía a los analistas de la NSA acceder a datos recopilados a través de STELLARWIND. En Fort Meade, fue entrenado en el uso de este sistema, descubriendo que permitía a los analistas acceder al historial en línea de cualquier persona con solo ingresar un nombre o dirección IP.

Lo que más horrorizó a Snowden no fue el potencial uso personal indebido de la base de datos por parte de los analistas, sino la capacidad de espiar a casi cualquier persona en cualquier momento. Esta revelación reforzó su determinación de exponer la vigilancia masiva ejercida por el gobierno.

Snowden: De la revelación a la búsqueda de asilo

Edward Snowden, consciente de las consecuencias de sus actos, se preparó para abandonar Estados Unidos, dejando atrás a su pareja Lindsay sin revelarle sus planes. Tras una tensa despedida, se dirigió a Hong Kong para encontrarse con los periodistas Laura Poitras y Glenn Greenwald, a quienes entregó la información que expondría la vigilancia masiva de la NSA. El 6 de junio de 2013, The Guardian publicó el primer artículo de Greenwald, marcando el inicio de las revelaciones.

Snowden, adelantándose a las acciones del gobierno estadounidense, decidió revelar su identidad como el informante detrás de las filtraciones. A pesar de las leyes de protección a denunciantes en EE.UU., la gravedad de los documentos filtrados lo puso en riesgo de enfrentar severas consecuencias legales. El 17 de junio de 2013, fue oficialmente acusado de espionaje por Estados Unidos.

En su búsqueda de asilo, Snowden enfrentó rechazos de varios países, preocupados por las repercusiones diplomáticas con EE.UU. Con la ayuda de WikiLeaks, intentó refugiarse en Ecuador, viajando a través de Moscú. Sin embargo, su paso por Rusia se convirtió en una estancia prolongada cuando el Departamento de Estado estadounidense canceló su pasaporte, dejándolo y a Sarah Harrison, editora de WikiLeaks, varados en el aeropuerto de Moscú durante 40 días. Finalmente, Rusia le otorgó asilo temporal.

Desde Moscú, donde ahora reside con Lindsay, su esposa, Snowden ha seguido activo en su defensa de la privacidad en línea, desarrollando aplicaciones para proteger la información personal de los usuarios. A pesar de su exilio, mantiene la esperanza de regresar algún día a Estados Unidos.