Fiel a la tradición familiar, hemos reseteado el “curso” con una estancia de varias semanas en la Val d’Aran. Ya sabes, mi santuario personal desde hace unas décadas, aunque éste era un año especial. El episodio de lluvias torrenciales y deshielo masivo de mediados de junio, que provocó el desbordamiento del Garona y provocó cuantiosos daños materiales, daba un motivo extra para demostrar el apoyo incondicional a la Val d’Aran y a los aranesi.
Mi lealtad no es incompatible con ser crítico. Algo pasa con la Val d’Aran. Al igual que otras zonas de montaña con un cultivo intensivo del negocio del esquí, el panorama fuera de unas semanas de invierno es inquietante. Más que el negocio del esquí (Baqueira es una de las pocas estaciones de esquí rentables de la península) lo que ha caído es el negocio del ladrillo y toda la burbuja acoplada.
Urbanizaciones, pletas,… cerradas a cal y canto. Un clásico fuera de la temporada (alta) de esquí. El peligroso modelo económico Cayenne, se ha diluido, incluso en el universo Baqueira (no confundir Baqueira con Val d’Aran).
A los araneses les ha ido muy bien hasta a la fecha. Sigue siendo la comarca catalana con mayor renta per cápita. Nadie les ha regalado nada, pero convendría que apostaran más fuerte para evolucionar y diversificar su modelo. La evolución no puede ser sustituir a los “pijos con Cayenne” (ahora en horas muy bajas) por ‘rusos ricos’.
La Val d’Aran tiene potencial para mucho más. Se merece mucho más. Señores del Conselh Generau d’Aran afinen su mix. Tienen un excelente producto, solo hay que echar un vistazo a VisitValdAran, pero no apuestan ni no lo promocionan como deberían. ¿Algunos detalles? Es increíble e inverosímil que la primera edición de la Ultra Trail de la Val d’Aran, haya pasado casi en silencio. Estando allí era difícil darse cuenta que ocurría. Comunicación y ambient marketing. ¿Ejemplos? Vayan a Zermatt (recién celebrada la primera edición de la Matterhorn Ultraks), o un ejemplo más cercano como el de Bagà (Ultra Cavalls del Vent).
En lugar de eso, ha habido tres noticias que me han dejado un poco despistado.
- La primera la de las “Setas con peaje” en la que el Conselh Generau d’Aran solo permitirá recoger hongos a vecinos y a turistas alojados en el valle. Una práctica cada vez más extendida en la que municipios del Pallars Sobirà, como Alins y Esterri de Cardós, ya cobran al ‘boletaire’. “No es ánimo recaudatorio”, solo “evitar la masificación y expoliación de los bosques”, dice Carlos Barrera, Síndic d’Aran.
- La segunda, un poco más rocambolesca. “El Aran crea una tasa para las empresas que llevan turistas a observar fauna”. Aunque no soy aficionado al turismo faunístico, es cierto que andando o corriendo por la montaña, es habitual cruzarse con algún animal salvaje. Ahora el Conselh “pretende acabar con los casos de observaciones furtivas (¿?) de estos animales organizadas por aficionados que llevaban a los turistas en todoterrenos hasta los lugares en los que sabían que se podía ver el oso”. ¿Se trata de proteger el medio ambiente, de evitar la masificación o crear un monopolio como el negocio de las pistas exclusivas para taxistas del Valle?
- Por último, una noticia sorprendente. Leo en la prensa que “La Val d’Aran supera la ocupación del 2012 a pesar de las inundaciones”. Me alegro muchísimo. Un poco inverosímil porque la percepción sobre el terreno indicaba otra cosa. No me refiero a los itinerarios de montaña en los que cuesta encontrarte con alguien, me refiero a la opinión del carnicero, del restaurante, del supermercado o al peluquero (sí también me he cortado el cabello en Vielha). Todos ellos indicaban, a mediados de agosto, una disminución notable de visitantes. Pero ¿qué sabrán ellos? Probablemente estaban todos los turistas concentrados en los Uelhs deth Jueu, en el Saut deth Pish o en el nuevo Mercadona de Vielha.
Seguramente, este éxito de visitas refuerza que la idea de pagar por coger setas (si no estás alojado oficialmente en el Valle), por mirar animales (si no vas en taxi oficial) es el modelo a seguir. Esperemos que no tengan la tentación de aplicarlo –también- a los que solo andamos (o corremos) por la montaña.
PD. Adjunto un delicioso vídeo «Aran, una altra mirada», que me llega vía Teresa Bigordà y que ilustra muy bien parte de las reflexiones de fondo…