El reciente anuncio de la Mobile World Capital de atraer a las principales aceleradoras europeas a Barcelona y el hecho que cada vez más empresas no-tecnológicas (Las empresas no tecnológicas también apuestan por las startups) muestra claramente que el fenómeno de las incubadoras y aceleradoras no es una moda.
Hay diferencias notorias entre la incubación y la aceleración, esencialmente de acuerdo a la fase de vida de los proyectos. Pero ambas persiguen tirar adelante con los proyectos.
Los procesos de incubación y aceleración, que en el pasado se asociaban casi en exclusiva al mundo tecnológico, se han hecho extensivos a casi todos los sectores. Sea por la omnipresencia tecnológica o porque las metodologías de crecimiento en un entorno tutelado mejoran la velocidad de crecimiento, la tasa de supervivencia y probablemente la tasa de éxito. Aunque esto último es discutible y merece un post aparte sobre los excesos de ambición y/o velocidad de los proyectos.
Con la extraordinaria proliferación de incubadoras y aceleradoras (Incubadoras y aceleradoras ¿Productividad, especulación o burbuja?), hay un aspecto crucial y es el deal flow:
- Flujo de operaciones (o dealflow) es un término utilizado por los operadores del sector de la inversión privada tales como los fondos de capital riesgo, los business angels y las sociedades de inversión para referirse a la velocidad e intensidad a la que reciben las propuestas de negocio o las ofertas de inversión.
- El término también se utiliza para referirse a la calidad de los proyectos recibidos como un todo colectivo, pudiendo decir así que el dealflow se considera bueno o malo en función de la potencialidad de los proyectos recibidos
Para asegurarse un deal flow potente, las diferentes plataformas desarrollan diferentes estrategias: especialización, expansión geográfica, potenciar al máximo su notoriedad, capacidad de inversión, visibilidad de los mentores, conexión con canteras de talento (Universidades), etc.
Evidentemente son estrategias compatibles entre sí.
La lucha por el deal flow, conecta con la impresión de cinco opiniones personales:
1) Una búsqueda de mirlos blancos entre los proyectos emprendedores
2) Cierta burbuja (de valoración) de algunos proyectos con exceso de “insolación” de saraos de emprendedores
3) Me sigue faltando el trabajo de base de programas de acompañamiento en fases iniciales del proyecto (pre-seed o seed) que son los que hacen posible que el deal flow sea importante. Creo que aquí tanto las Universidades como los centros de formación profesional, etc. deberían dar el paso decisivo.
4) Excesivo mimetismo de los proyectos emprendedores y notable ausencia de proyectos en sectores estratégicos de nuestra economía (p.e. RIS3 o estrategias de investigación e innovación para una especialización inteligente – Research and Innovation Strategies for Smart Specialisation). Proyecto en los que puede haber un impacto notable, que retroalimente la industria instalada. Creo que este gap lo deberían cubrir los programas más próximos a las AAPP.
Lo peor, es que estas cuatro circunstancias se retroalimentan entre sí. Muchos cazadores de mirlos blancos, mucho emprendedor tratando de ser el próximo WhatsApp, muchos programas tratando de cocinar (fastfood) el próximo WhatsApp y mucho esfuerzo para crear proyectos que poco o nada refuerzan los sectores realmente estratégicos y que nos dan de comer hoy y -esperemos- que pasado mañana.