Pasaré discretamente, de puntillas, sobre el debate sobre la existencia o no de la burbuja en el social media. Probable, pero justificable a la vista del irresistible éxito de algunas de las aplicaciones sociales ¿Quién se resiste al sueño de construir un bestseller?
Nadie duda del poder democratizador de las redes sociales y de su potencial transformador pero, salvo contadas excepciones, el fenómeno todavía no ha extendido su éxito al terreno empresarial. Aunque esa complejidad de triunfar empresarialmente en la Red, no le resta un ápice de interés, al contrario.
Para confirmar su atractivo solo hay que darse una vuelta. Legiones de profesionales tratando de ser un rockstar social, un gurú o un emprendedor de éxito. Mientras, casi todos nadamos en un mar de proyectos que han sido copiados, adaptados o replicados.
Mucho entusiasmo, pero la realidad es obstinada. Cada día aparecen nuevos proyectos y cada día es un poco más complejo triunfar en la Red. Es difícil superar a competidores en los motores de búsqueda que ya tienen un nombre de marca, miles de enlaces y un público fiel. Todavía es más difícil sacar al mercado un servicio o producto innovador. Pronto te das cuenta de las decenas de competidores que ya existen o que van apareciendo y mejorando sensiblemente tu propuesta. Da igual que estén en tu misma ciudad o al otro lado del océano. Que sean emprendedores voluntaristas confiando en el milagro o un proyecto con millones de dólares de inversión detrás. Da igual, todos competimos por el mismo pedazo de tarta.
Veo numerosas empresas, creadas por jóvenes (y no tan jóvenes) aspirantes a empresarios. El despegue es complejo y las dificultades son numerosas. La mayoría de los emprendedores no nacen, y están tratando de iniciar un negocio, porque piensan que es «cool”, o porque persiguen su ElDorado personal o simplemente porque la tasa de desempleo supera el 20%.
Los proyectos en Internet suelen ser un mal refugio cuando la situación económica te ha obligado despertar y cambiar tu trayectoria profesional. Aunque todavía creo menos en los negocios a tiempo parcial, durante las noches y fines de semana. El compromiso es una de las pocas monedas genuinas que dependen estrictamente del emprendedor. ¿Si tú no crees en el éxito y la sostenibilidad económica de tu proyecto, quién se lo creerá? No es casualidad que los proyectos a tiempo parcial tengan todavía una menor tasa de éxito…
Algunos me dirán que los proyectos en la Red pueden ser un hobby. Lo acepto y hasta cierto punto, puedo compartir. Pero incluso los hobbies de verdad, aquellos que van más allá de coleccionar los cromos de la liga de fútbol, apuntarse a un gimnasio o empezar una de esas casposas colecciones anunciadas en TV, requieren mucha dedicación, energía, pasión e implicación.
Como comentan en ‘Why social media has created false hope for future entrepreneurs’ es hora de ser realista con tu carrera. No es necesario ser un emprendedor en Internet para ser feliz, sobre todo porque muchos de ellos no lo son. Eso no quiere decir que no se deban aprovechar los blogs y las redes sociales para tu marca personal. Es importante que tengas una presencia digital activa si deseas tener éxito en el mercado global actual, conocer las nuevas oportunidades y tejer una red de contactos con la gente de tu industria.
Se fiel a ti mismo y realista con sus metas, de manera que puedas tener ingresos suficientes para mantenerte, ahora y en el futuro. Concentra tus esfuerzos en mantenerte a flote y con un poco de suerte, diferenciarte. Eso es lo que antes se denominaba gestionar tu “carrera profesional”.
Abrirse paso o seguir en la trinchera requiere sacrificios y esfuerzo, pero no tanto como desarrollar un proyecto empresarial. Por tanto, es más sensato enfocar los esfuerzos en definir tu perfil y ser un candidato apetecible, antes que ser emprendedor de éxito o tratar de convertirse en un rockstar de la Red.