Leía en el Periódico de la publicidad que WPP planea despedir a unos 2.000 empleados durante este año. El CEO del segundo grupo de comunicación mundial, Sir Martin Sorrell lo tiene claro, esa es la forma que le ayudará a pasar la recesión actual.
Sir Martin Sorrell aunque pueda resultar un personaje controvertido, en Wikipedia se dice que su lema es «act british, think yiddish«, es un empresario muy inteligente, capaz y poderoso.

Para
Sorrell, el recorte afectaría al 2% de sus 112.262 empleados en el transcurso de este año. «Se trata de una reducción promedio, unos 2000 en el transcurso del año.» Los gastos de personal del grupo fueron del 6,6% en 2008, según WPP. «Estos gastos proporcionan un colchón «amortiguador» para los márgenes operativos ante las fuertes presiones en sus ingresos, ante la recesión”. ¿Más claro? agua.
Sus palabras son políticamente incorrectas, aunque con lo que está cayendo, no escandalizan a nadie en absoluto. Este directivo se está jugando su dinero en el envite. Defiende su cuenta de resultados y le importa -y mucho- que los accionistas de WPP ganen dinero. Sí, suena capitalismo despiadado e inhumano, pero el mundo funciona así.
¿Qué habría pasado si Martin Sorrell hubiera actuado como un político en lugar de empresario? Muy fácil, habría estado subvencionando la moribunda actividad publicitaria durante largos años (algo que no ha hecho por cierto), tendría el doble de empleados, no habría desarrollado o adquirido las divisiones especializadas y digitales, estaría perdiendo dinero a espuertas cada año y, muy probablemente, se habría endeudado diez veces más. Al principio, los aduladores habrían levantado estatuas para celebrar su buena obra, pero con el tiempo y el país en ruinas, lo habrían declarado enemigo público nº1.

La sensación es que esto no va. Necesitamos un reset urgente y nadie parece estar por la labor. Si se propone que se abarate el despido, la gente clama al cielo. Se siguen subvencionando (directa o indirectamente) industrias moribundas y nadie dice nada. Se sigue engrosando la nómina de funcionarios y a todos les parece normal. ¿Sigo?

Se habla de grandilocuentes planes de innovación a los que luego se destinan las migajas presupuestarias. Se habla que el motor de la economía son las pymes pero hay incapacidad manifiesta para solucionar su problema de financiación…

Mi gran duda es si la población está profundamente aletargada o lo ponen mucho rostro al asunto porque ya les va bien así. Cuando se proponen medidas duras, los de la “piel fina” se levanten en pie de guerra. Pues francamente, el sudoku es imposible de resolver. De ésta, no nos salva ni Súper Obama. Con tanta administración, tanto funcionario y tanto mediocre metido a político profesional, el país se va a tomar viento.

Como medida desesperada, propongo que los partidos políticos diriman sus diferencias en un partido de fútbol, jugando a las cartas o al Monopoly si lo prefieren, pero por favor, fichen a profesionales válidos para los puestos de responsabilidad. Aunque sean tipo Martin Sorrell, con el cuchillo entre los dientes. Los necesitamos.