El sector eléctrico español es una gran caja negra para la mayoría de los consumidores. Tiene todas las “virtudes” de un mercado regulado y semi-opaco para el gran público, causas que explican que tan solo el 10% de los consumidores españoles (sobre un total de 26 milones de hogares) haya cambiado de compañía comercializadora desde que el 1 de julio de 2009 se liberalizó -en teoría- el mercado eléctrico.
Desde luego que el oligopolio eléctrico goza de buena salud y le quedan muchos años de enormes beneficios por delante. Lo que no consigan con un mercado a su medida, lo conseguirán sus lobbies o fichando directamente a ex ministros o a altos cargos de AAPP. Todo ello una excelente síntesis del capitalismo basado en relaciones privilegiadas con el Estado.
Con este panorama, no es ninguna tontería pensar que es más eficaz ejercer tu derecho como ciudadano-consumidor que como ciudadano-con derecho a voto. Sin hacer demagogia, el sector eléctrico no solo influye decisivamente la agenda de los políticos de turno (y no al revés), también presiona la agenda de los medios de comunicación para insistir en el pensamiento único y blindar su statuo quo.
Como me apunta Carlota Pi de HolaLuz “El déficit de tarifa se debe a que estamos subvencionando inversiones que las grandes eléctricas han hecho y que no les han salido bien (como los ciclos combinados), decisiones políticas que nadie quiere tomar (como liberalizar el mercado eléctrico de verdad). En cambio, si preguntas a cualquier persona te dirá que la culpa es de las primas a las renovables. Esto es manipulación de la información”.
Todo muy al gusto del establishment eléctrico, que para eso son algunos de los mayores anunciantes. Por tanto, la conclusión es sencilla: si nuestro voto sirve de tan poco y nuestras denuncias tan solo son meras lamentaciones, quizás sea más útil nuestra decisión de compra.
Una vez más, y tal como preconiza Tom Tapscott “esto no es una crisis, es un cambio histórico”, emerge un nuevo modelo en el que Internet es la clave.
- Para combatir la desinformación. Si eres un cliente informado e inteligente, puedes decidir por ti mismo. No es necesario que «‘lo diga los de siempre». Y todo, a un solo click.
- Para provocar la apertura y la transparencia, que no son opcionales.
- Para cobijar y dar a conocer iniciativas mucho más éticas
- Para desarrollar modelos más sociales y colaborativos
- Para potenciar la autoproducción y hacer viable compartir energía a través de redes inteligentes.
Afortunadamente para los consumidores hay proyectos empresariales, que en sintonía con el nuevo modelo, ya van arañando cuota muy lentamente. Son auténticos outsiders como los SomEnergia, HolaLuz.com, SocialEnergy.net, etc.
HolaLuz comercializadora libre e independiente, que apuesta por la transparencia, la comunicación con los clientes, energía 100% verde y el autoconsumo.
O los SocialEnergy.net que como me comentaba su CEO, Francesc Queralt, apuestan por la implantación masiva de sistemas de generación con energía solar fotovoltaica para autoconsumo. «Tiene el potencial de transformar el sistema energético del mismo modo que la llegada de la telefonía móvil transformó el mercado de telecomunicaciones«, me comentaba.
El tiempo corre a su favor, los datos que aporta son reveladores. «Los costes de producción e instalación se han reducido en n 80% los últimos 6 años«. Y remata con «Instalar paneles, cuya vida útil estimada es de 40 años, se amortiza entre 5 y 7 años, en función del perfil de consumo. Esta amortización se deriva de los ahorros en compra de electricidad a la red. Una vez amortizado el equipo, éste seguirá produciendo para su propietario, quien se beneficiará de electricidad gratis durante los siguientes 30 años«. Muy interesante, pero hay más.
Francesc insisite en que más allá del gran ahorro que supone para la economía doméstica o de una pequeña empresa, «el beneficio ambiental es evidente al evitar la combustión de hidrocarburos. Si se reduce el consumo de hidrocarburos, el déficit de la balanza comercial (somos grandes importadores de hidrocarburos) mejora«.
Todo ello, sin hablar de la utopía de Jeremy Rifkin, en la que algún día, cualquiera de nosotros, en el rol de usuario productor de energía, podremos vender nuestro exceso de capacidad al resto de la red.
Esto no es ciencia ficción. No es un problema técnico, es el marco legal. Y acabará ocurriendo, es inevitable. “Cuando los modelos de negocio antiguos se refugian en el marco legal… es el canto del cisne que anuncia su muerte” (@genisroca).
¿Y sabes los mejor? depende en gran medida de nosotros ¿cómo? Ya que nuestro voto no sirve, cambia a una compañía eléctrica sin ex-ministros o ex altos cargos públicos en su nómina. O que sea transparente y abierta. O que apueste 100% por energía renovable. O por el autoconsumo. En el peor de los casos, pagarás lo mismo que hasta ahora.
A mi me llevó un par de minutos cambiarme a HolaLuz.com, desde el sofá y con un par de clicks.
PD. Si quieres conocer un poco más a fondo la realidad de la energía eléctrica, recomiendo ‘Energia a la llar’ programa “Lletra petita” emitido por TV3.