No hay destino, hay movimiento. Hace más de un año escribí crea tu territorio y viaja hacia él. Durante este tiempo no he hecho más que confirmar lo que compartía entonces, especialmente con “Todo va muy rápido. Demasiado, pero nosotros no podemos ralentizarlo. Incluso los destinos cambian. En esa modernidad líquida tan bien descrita por Zygmunt Bauman los destinos cambian de lugar y los que no varían, pierden encanto con más rapidez que aquella a la que las piernas pueden caminar, los coches correr o los aviones volar, mantenerse en movimiento es más importante que cuál sea la meta”
Entonces, algunos pensarán ¿Por qué hacer planes si todo cambia? Lo bueno de intentar escribir tu propio guión, no es llegar al destino que tú preveías al inicio, que probablemente no exista o sea inaccesible, sino descubrir y acercarte a otro que tú no habías ni contemplado.
Ahora, cuando ya no queda ninguna duda que el “modo crisis” equivale al “modo normal”, es inútil esperar milagros. Lo que tenemos es una situación económica en forma de enorme “L” con una larga cola. Con este panorama, la peor de las opciones es quedarse quieto. Quedarse quieto sin moverse es pensar que estas vivo, cuando en realidad estás muerto… sin saberlo. El gran reto es el ejercicio de imaginártelo y andar (o correr) hacia ello. Disfruta del viaje porque todo se mueve. Quedarse quieto, ya no es una opción. Es como afirmaba Sebas Muriel “El mejor plan estratégico es hacer cosas”
El movimiento necesita flexibilidad, porque en realidad nos mueven el “queso” sin parar. La flexibilidad no es solo mental o profesional. Si tu flexibilidad está atada a seguir pagando la hipoteca, mantener un coche de lujo o los viajes exóticos, tienes un problema. Que tu economía personal no condicione tu flexibilidad profesional. Adáptate.
No existen refugios en los que descansar. “Ser jefe” o “seguir siendo jefe” ya no es un objetivo, es un espejismo. El orden anterior no existe, las jerarquías son cosa del pasado. Los jefes tenían sentido en un pasado con empleados leales, hoy necesitamos personas flexibles que no sean posesivas con “la manera de hacer las cosas aquí”. Se gestionan proyectos y personas flexibles.
Si todavía estás mental o físicamente atrincherado en un “despacho de jefe”, tienes un problema. Los despachos no desaparecerán, pero son como los carruajes.
Deja de perseguir carruajes y elige ser especialista o generalista. Es un compromiso a largo plazo. Las habilidades y conocimientos son diferentes. Tanto en un caso como en el otro, hay que reciclarse continuamente, pero son itinerarios diferentes. Es una elección personal, no exenta de riesgo. Aunque lo peor es no elegir. No ser ninguno de los dos es estar condenado de antemano.
Por último, recuerda que lo importante es el viaje, no olvides los detalles. Escoge y cuida especialmente a tu becario, porque mañana puedes depender de él.