Leía el muy recomendable post Los nuevos roles del profesor: hacker, DJ, coach y Community Manager’ de Raúl González García. Su propuesta de “cuatro metáforas para representar el rol del profesor en las nuevas tendencias de aprendizaje”, son menos metafóricas de lo que el autor se atreve a afirmar.
He compartido el post con algunos profesores universitarios. Evidentemente con gente filosóficamente cercana a los postulados del post, que forman parte de esa minoría a quienes les gustaría poner el sistema patas arriba para hacer un mundo mejor.
No se esconden: “Ahora le toca a la universidad cambiar la forma de enseñar. La universidad es una institución que no ha cambiado desde sus inicios (hemos cambiado la tiza por ppt que en muchos casos ha sido un paso atrás). Y añadían “En la primaria el cambio ya ha empezado con las nuevas / viejas escuelas activas (el franquismo se encargó de enterrarlas)”.
Al hilo de algunos cambios que se entrevén grandes monstruos globales (‘Udemy now has over 2 million students’) o la fiebre de los MOOC apuntaban “han llegado para quedarse (ya veremos exactamente cómo) pero hasta ahora en clase explicamos contenido y pedimos a los estudiantes que en casa practiquen y hagan ejercicios. En poco tiempo (ya lo hemos empezado a hacer) será al revés en casa que estudien la lección y en clase hacemos ejercicios colaborativamente. De esto, de colaborar, participar, implicarnos deberemos aprender todos, profesores y alumnos”
Ahondando en esta línea me apuntaban “Lo que pasa es que esto de enseñar es 10% método y 90% actitud (para asumir nuevos métodos)”. Y para mí, esta es la cuestión. Personas que esquivan responsabilidades y tareas, porque no saben hacer o porque no quieren aprender o cambiar. Con doctorado o sin.
¿Y cuál es el fondo? Que si no fuera por ese 1% que lucha por provocar pequeños cambios, sería una gran mentira. Esa industria del papel mojado que me confesó alguien de dentro del sistema. Un mercado regulado, paquidérmico y corporativista. Incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos, de ajustar la oferta a la demanda, saturado de vanidad, que bajo la pátina del rigor académico y las acreditaciones, solo buscar mantener su statu quo y perpetuarse.
Aprender es más que unos espacios concretos (las aulas), unos contenidos normalizados (curriculum), o una cuestión entre legisladores, profesores y alumnos (desintermediación, aprendizaje p2p,…). Afortunadamente implica a todos y sucede en cualquier lugar y cualquier momento ¿en la Universidad se han enterado?