Los expertos en maratones cuentan que a partir del kilómetro 30 empieza un muro de dificultad, un momento de cansancio dramático. Hay razones fisiológicas que lo explican. Las reservas de glucógeno se agotan, debido a la transformación de hidratos de carbono, que son consumidos rápidamente. A partir de ese momento el cuerpo pasa “quemar las reservas de grasa” sin que haya otra opción física para poder seguir corriendo más que esa. Quemar grasa requiere más esfuerzo que consumir glucosa, de ahí la dificultad para superar el muro. Eso, y que empiezan a aparecer los dolores musculares y articulares, más o menos intensos, etc.
No todos los runners viven esta experiencia de la misma manera. El porcentaje de grasa en el cuerpo, el peso, la velocidad y el estado físico son factores que influyen. También es decisiva la fuerza mental del corredor en ese momento de fatiga extrema.
Pero no quería hablar de maratones, ni menos dar lecciones a nadie. La vida son experiencias, que se mezclan y de las que cada cual disfruta y aprende como buenamente puede. Más que el atletismo, me interesa emprender, los proyectos y sus “muros”. Algunos superados, otros intentados y algunos sólo imaginados.
Tras la maratón de Barcelona del pasado 6 de marzo y mi posterior viaje a Santiago de Chile, ha podido “disfrutar” de muchas horas de avión y aeropuerto en las que meditar y ordenar, pensamientos y sensaciones. Retomo la costumbre de compartirlo, advirtiendo que no soy capaz de fijar la línea exacta que separa una maratón de emprender un proyecto, pero ahí va:
- Nunca se está suficientemente preparado, pero si nunca lo intentas, nunca sabrás si puedes superarlo
- Hazlo porque quieres y te apetece. Si los fines de semana no te apetece entrenar o dedicarlos al proyecto, es que no hay motivación suficiente.
- Esto es una cuestión de pies (o manos), corazón y cabeza.
- Concéntrate en el objetivo hasta visualizar su superación
- Comparte socialmente que vas a superarlo. Déjate ayudar
- No dejes nada a la improvisación. Cuida los detalles, todo suma
- Escucha a tu cuerpo y se sincero con él
- No encarceles tus emociones. Admítelas, cuídalas y compártelas
- Los proyectos, como las maratones, no hay ninguno idéntico. Aunque tengas mucha experiencia, mejor ser conservador al principio y arriesgar después
- Toma conciencia de tus limitaciones. Ponte objetivos realistas y razonables
- Prepárate a sufrir pero disfruta lo máximo posible del momento («el dolor es temporal pero el orgullo es para siempre«)
- Los fracasos y errores pasados no garantizan nada, pero evitan algunos nuevos disgustos y hacen que los saborees más cuando llega el éxito
- Y como cuenta el refranero maratoniano: “el que empieza como un caballo, acaba como un burro”