Admito que me siento alejado de todo el episodio de la abdicación- proclamación Real. Llevo semanas sin ver la televisión porque entre el fútbol y el episodio Real parece que no hay más actualidad. La saturación es extrema.
A raíz de la proclamación del rey Felipe VI la presión de los medios de establishment es imponente, y la complicidad de algunos medios y marcas, me ha hecho recordar lo que escribí hace unos meses, respecto a la irrelevancia de la publicidad, en Sobra publicidad, faltan marcas buenas.
Estamos ante un discurso único, con leves matices entre los medios del sistema, pero sin fisuras. Una uniformidad que asusta y asfixia. Hasta aquí todo normal. Lo que quizás sorprende es que grandes marcas (Telefónica, Iberia y Banco Santander) hayan decidido sumarse sin complejos a la fiesta. Son todas las que están, pero no están todas las que son.
Los anuncios que publica hoy LaVanguardia (panegírico monárquico) son reveladores. Nadie duda de sus intereses, pero hacerlo de una forma tan obscena me parece arriesgado, con independencia que comparta (no es el caso) su ideología.
Hoy se pone de manifiesto que estas marcas son parte del núcleo del sistema operativo del estado español y que por tanto deben sostener el sistema hegemónico que les mantiene sus privilegios. ¿O es al revés? Da igual quien mantiene a quién. Lo cierto es que los medios del régimen necesitan a las marcas del régimen y viceversa.
Personalmente agradezco que las marcas sean sinceras. Por tanto, aplaudo su decisión de manifestarlo abiertamente.
Si filtramos este episodio por los cinco puntos sobre cómo sobrevivir en un mundo impermeable a la publicidad, el resultado es curioso:
- Primero los fundamentos. Construye el proyecto, la empresa, con una misión y un ADN sólido, realista y creíble: Las tres marcas lo consiguen
- Busca una causa y conviértete en activista. Compramos productos/servicios, pero ganar el corazón solo nos enamoran las causas. También lo consiguen
- No me lo expliques, hazlo. Las marcas son lo que hacen, no lo que dicen. También
- Puntos de contacto infinitos. Es difícil de comprobar y me temo que aquí suspenden. El mensaje lo adaptan al medio. Salvo que empiece a ver una campaña display monárquica de alguna de las tres marcas….
- La mejor campaña de publicidad es la que no es necesaria. El boca-oreja. Tampoco aciertan. La campaña monárquica no es orgánica y en todo caso sospecho más una efecto negativo que positivo
- Relaciones. El presente y el futuro, no es ni vender ni comunicar exclusivamente, son las relaciones. A largo plazo,con beneficios claros y sinceros por ambas partes. Tampoco
Aunque no están todas las marcas del establishment, admitamos que han actuado desde los valores sólidos, insights auténticos, transparencia y la verdad. Otra cuestión es si su causa, mantener la monarquía para asegurar el statu quo, genere más rechazo que adhesiones. Los marcos mentales que diría Lakoff…