Leyendo el libro ‘Rompe Frenos’, estoy de acuerdo que la publicidad de entretenimiento e impacto es ineficaz y estéril. Efectivamente, coincido que “Las películas tienen que entretener y los spots vender”….
El gran error en el caen muchos publicitarios –tradicionales- es pensar que la publicidad es lo único que ayuda en tu estrategia de marca, a construirla.
Los autores del libro tienen razón cuando afirman que los instrumentos y habilidades para vender no son los mismos para entretener. Es absolutamente cierto que entretenimiento y venta estimulan diferentes partes del cerebro.
En tiempos de infoxicación, saturación de marcas, productos y mensajes comerciales, conseguir que tu marca sea conocida, no puede ser un objetivo aislado en si mismo. Sólo es una buena causa, si ayuda a construir fortalezas respecto a tus competidores. Si no, es tirar el dinero. Sin más.
Ese es seguramente el gran problema de la publicidad (convencional), que no entretiene y tampoco vende, salvo casos muy excepcionales…
En esta rueda de reconocimiento pongo a los sospechosos habituales: spots de 30 segundos, las páginas enteras en la prensa periódica, parte de la publicidad exterior,… pero también a los banners, algunos sites…
Si quieres que el usuario haga algo de verdad, lo que toca es persuadirlo. Conseguir que el usuario haga algo y medirlo.
La construcción de marca –a un precio razonable- requiere otro tipo de cocina, con cocción a fuego lento. Por esa razón creo que los profesionales de marketing tienen que “volver” a crear los contenidos y el entretenimiento, de la misma forma que lo hicieron hace más de cincuenta años en los principios de la televisión.
Aunque es un disciplina antigua, lo cierto es que ya no basta en meterse en la televisión, también toca hacerlos películas, series de TV, de animación, eventos deportivos… y todo ello considerando que se pueda experimentar en televisión, a través del ordenador en tu pantalla de dispositivo móvil o en el cine.
Pero ¿si ya se hacía hace más de 50 años, porque se dejó de practicar? Primero por la fragmentación de los medios convencionales como la TV y luego por la híper fragmentación producida con Internet, algo todavía más acelerado con la irrupción masiva del video gracias a Youtube.
Esta onda expansiva, seguirá acelerándose. ¿La próxima? los dispositivos móviles. Si encima se masifican formas de pasar el contenido del ordenador al móvil, sin pagar (un alto) peaje a las operadoras de telefonía, entonces puede ser increíble.
El movimiento que pueden desencadenar aplicaciones como Wimob, en el mundo del branded entertainment, promete ser divertido.
Como cuentan Laermer y Simmons en ‘Punk Marketing’, “Las marcas -especialmente las icónicas, pero no sólo ellas- necesitan seguir con sus experimentos en el terreno del ocio y el entretenimiento”
Aunque parezca una herejía la afirmación, las marcas se están convirtiendo en proveedoras importantes de música, películas, series de ficción, cualquier tipo de espectáculo, etc… Reivindicando su rol cada vez más importante de iconos culturales contemporáneos, que además de identidad, también nos proveen de cultura.