Aparece la noticia que Deutsche Telecom crearán una nueva marca en Alemania con tarifas más baratas, denominada Congstar. Su objetivo es frenar la continua pérdida de clientes. Esta filial ofrecerá telefonía móvil, ADSL, así como –atención- flexibilidad en los contratos y facilidades para darse de baja.
Ya hace unos meses, Yoigo inauguró el capítulo de low cost en su versión de telefonía móvil.
También se habla que la industria automovilística intenta asegurar su futuro con coches low cost. Las aerolíneas de bajo coste son ya un clásico. Ahora ya traen a uno de cada tres turistas a España y persiguen claramente el liderazgo del sector.
Sorprende, pero no es nuevo. En realidad hablamos de una fórmula de competir con bastantes años. Ahí está el mayor vendedor al por menor del mundo, Wal-Mart y su fórmula “always low prices”.
Algunos han puesto el grito en el cielo acusando de reventar el mercado y de llenarnos las ciudades de hoolingans en lugar de agente adinerada. Se refieren a una “generación” low cost que desplaza e invade los espacios antes reservados a unos pocos elegidos.
Otros, que ante tantas facilidades al alcance de la mano, todo parece exigir menor esfuerzo. Ya no tiene sentido privarse de nada. El triunfo de lo fácil. Una herejía sobre aquello de “quién algo quiere, algo le cuesta”…
No es tanto que los consumidores exijan una cosa o la otra, es simplemente que para crecer en un mercado competitivo la diferenciación por precio y el amoldarse a un amplio segmento de mercado, puede ser una opción posible… sobretodo si se demuestra que puede ser un buen negocio.
Los efectos secundarios, de este fenómeno en expansión, son tremendamente saludables. Más libertad y competitividad al mercado. Zarandeando y espabilando (o no) a los dinosaurios monopolísticos o simplemente manteniendo la ocupación del sector turístico en épocas de baja estacionalidad… Poca broma.
El único mérito de las empresas low cost, es usar de forma inteligente las nuevas tecnologías para adaptarse rápidamente a las circunstancias en cada momento.
El empleo de Internet en la relación directa con clientes, el uso eficiente de la publicidad, la racionalización de la gestión en todas las vertientes, unas reingenierías de los procesos que ahorren tiempos y costes, etc.…
Si por low cost entendemos conceptos comerciales como Ikea, Zara, Lastminute, o comprarse una o dos canciones en iTunes (en lugar de comprarse el CD), entonces –probablemente- sobre el adjetivo low cost. Empecemos a hablar de lógica de mercado y democratización del consumo, pero sobretodo, de buen marketing y eficacia en las empresas.