Tropezaba el pasado domingo con un artículo de pleitesía a Toni Segarra (director creativo de SCPF) firmado por Mar Galtés y publicado en La Vanguardia… periódico del que incomprensiblemente sigo siendo lector y suscriptor.
A estas alturas no voy a descubrir la figura de uno de los más reputados creativos de la industria publicitaria de todos los tiempos. Digno miembro del olimpo publicitario al lado de Joaquín Lorente o Luís Bassat. Algunos animosos incluso hablan de él como el mejor creativo español de todos los tiempos. Único español merecedor de estar en la lista (desconocida hasta hoy para mí) de los 100 top creative minds del “mundo mundial”. Quizás, no lo sé.
Si hago esta referencia es porque discrepo del posicionamiento crítico de Segarra respecto a “la tendencia de crear agencias holísticas, integradas, y con la sacralización de Internet”.
Probablemente cuando hizo estas manifestaciones estaría pensando en anunciantes como BMW o Ikea. En sus inversiones multimillonarias en medios convencionales y trabajando con todo una pléyade de empresas súper especializadas…
¿Internet? Ya tampoco creo que deba sacralizarse Internet. Es que todos formamos parte de Internet. No es opcional. Hace tiempo que somos parte de la Red, que lenta o rápidamente está transformando nuestras vidas. Guste o no guste.
Pero entiendo que tiene que molestar ver cómo unos niñatos están fastidiando un fantástico (y multimillonario) negocio, que se está revolucionando irremediablemente para no volver a ser –jamás- lo mismo.
No conozco personalmente a Toni Segarra. Y aunque no me considero un creativo (publicitario) tengo una gran admiración por su trabajo y máximo respeto por su opinión.
«Es que no sabemos muy bien hacia dónde vamos, y eso se traduce en cortoplacismo, vivimos en una superficialidad profunda. Pero la publicidad tiene que ser confianza, es largo plazo«, dice.
Eso son verdades como puños. Es el signo de nuestros tiempos, que a veces cuesta de ajustar a la realidad de las agencias y de los anunciantes. A pesar de todo, Toni Segarra es de esas personas (conozco alguna más) que merece siempre ser escuchada, aunque esté equivocado.