El libro «La religión Woke» de Jean-François Braunstein presenta una crítica contundente al movimiento woke, describiéndolo como una nueva forma de religión que ha surgido en el ámbito académico de las universidades estadounidenses y que se está extendiendo por las sociedades occidentales.
Braunstein argumenta que esta ideología, que se centra en cuestiones de género, raza e interseccionalidad, está asfixiando la libertad de expresión y promoviendo principios inasumibles bajo la apariencia de luchar contra la discriminación y por la justicia social.
Origen y expansión del Movimiento Woke
Braunstein sostiene que el movimiento woke se originó en los movimientos antirracistas de Estados Unidos, particularmente aquellos que surgieron en respuesta a la discriminación racial y la brutalidad policial contra afroamericanos. Este origen está bien documentado y se remonta a la década de 1930, cuando el término «woke» comenzó a usarse en la comunidad afroamericana para describir una conciencia sobre las injusticias sociales y raciales. La popularización del término se intensificó con el movimiento Black Lives Matter (BLM) tras el asesinato de Michael Brown en Ferguson, Misuri, en 2014, lo que llevó a una mayor visibilidad y adopción del término en el discurso público y académico.
El movimiento woke encontró un terreno fértil en las universidades estadounidenses, donde se ha expandido significativamente. Braunstein argumenta que estas instituciones han sido clave en la difusión de la ideología woke, imponiendo una censura que ha sido denunciada por numerosos intelectuales. Esta censura se manifiesta en la creación de «espacios seguros», advertencias de contenido sensible y la cultura de la cancelación, que busca silenciar cualquier opinión que se considere ofensiva o contraria a los principios woke. La influencia del movimiento en las universidades ha llevado a una transformación de los currículos y las políticas institucionales, promoviendo una agenda centrada en la justicia social y la equidad racial y de género.
Braunstein señala que la ideología woke ha sido importada por las universidades europeas, donde ha comenzado a influir en diversos ámbitos de la sociedad. Esta importación se ha visto facilitada por la globalización de las ideas y la interconexión de las instituciones académicas. En Europa, el movimiento ha encontrado un terreno fértil en países como Francia, Reino Unido y España, donde ha generado debates y controversias similares a las observadas en Estados Unidos.
Características religiosas del Movimiento Woke
Dogmas y verdades absolutas del Movimiento Woke
Braunstein argumenta que el movimiento woke se asemeja a una religión en su adopción de dogmas y verdades absolutas. Estos dogmas son inamovibles y no admiten cuestionamientos, similar a las doctrinas religiosas tradicionales. Entre estos dogmas se encuentran la teoría de género y la teoría crítica de la raza:
- Teoría de género: Según Braunstein, la teoría de género dentro del movimiento woke sostiene que el sexo y el cuerpo no tienen relevancia, y que lo único que importa es la conciencia de ser hombre, mujer o cualquier otra identidad de género. Esta idea radical desafía las nociones biológicas tradicionales y se presenta como una verdad absoluta que no puede ser discutida.
- Teoría crítica de la raza: Otro dogma central es la teoría crítica de la raza, que postula que todos los blancos son inherentemente racistas y que ninguna persona racializada puede ser racista. Esta teoría se basa en la idea de que el racismo es una estructura de poder que solo puede ser ejercida por aquellos en posiciones de poder (es decir, los blancos), y no por aquellos que son oprimidos (las personas racializadas).
Rituales y prácticas del Movimiento Woke
El movimiento woke también incorpora rituales y prácticas que refuerzan sus dogmas y crean un sentido de comunidad entre sus seguidores. Braunstein menciona varios ejemplos de estos rituales:
- Rituales de contrición: Tras eventos significativos como la muerte de George Floyd, los seguidores del movimiento woke han participado en rituales de contrición, como la genuflexión y el lavado de pies a personas negras en reuniones multitudinarias. Estos actos simbólicos buscan expiar la culpa colectiva de los blancos y reafirmar el compromiso con la lucha antirracista.
- Cultura de la cancelación: La cultura de la cancelación es otro ritual importante dentro del movimiento woke. Este fenómeno implica el boicot y la exclusión social de individuos que han sido considerados ofensivos o contrarios a los dogmas woke. La cancelación actúa como una forma de excomunión, donde los «herejes» son expulsados de la comunidad por sus transgresiones.
Estructura clerical
Braunstein también señala que el movimiento woke tiene una estructura casi clerical, con líderes y figuras prominentes que actúan como «sacerdotes» de la ideología. Estos líderes son responsables de interpretar y difundir los dogmas woke, y sus pronunciamientos son considerados incuestionables por los seguidores. Esta estructura clerical se manifiesta en varios aspectos:
- Académicos y activistas: Los académicos y activistas prominentes dentro del movimiento woke, como los defensores de la teoría crítica de la raza y la teoría de género, actúan como líderes espirituales que guían a la comunidad en la lucha contra las injusticias sociales. Sus escritos y discursos son tratados con reverencia y se espera que los seguidores los acepten sin cuestionamientos.
- Instituciones educativas: Las universidades y otras instituciones educativas juegan un papel crucial en la difusión de la ideología woke. Estas instituciones, que tradicionalmente han sido lugares de debate y libre intercambio de ideas, se han convertido en bastiones de la ortodoxia woke, donde cualquier disidencia es rápidamente silenciada.
Comparación del Movimiento Woke con las religiones tradicionales
Braunstein compara el movimiento woke con las religiones tradicionales, destacando tanto las similitudes como las diferencias. Mientras que las religiones tradicionales se basan en la autoridad de la revelación divina, el movimiento woke plantea su doctrina secular como si estuviera divinamente garantizada y fuera de discusión. Esta absolutización de la ideología woke, según Braunstein, convierte a sus seguidores en fanáticos que no toleran la disidencia y que ven cualquier crítica como una herejía.
Epistemología del Punto de Vista
La epistemología del punto de vista, también conocida como Standpoint Theory, es un enfoque epistemológico que sostiene que el conocimiento está intrínsecamente ligado a la posición social y las experiencias de los individuos. Este enfoque sugiere que las perspectivas de las personas están moldeadas por sus experiencias sociales y políticas, y que estas perspectivas determinan qué conceptos son inteligibles, qué afirmaciones son escuchadas y entendidas, y qué características del mundo son perceptualmente relevantes.
Los orígenes de esta teoría se remontan a la obra de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien en su «Fenomenología del Espíritu» analizó la dialéctica del amo y el esclavo, sugiriendo que las posiciones sociales afectan la forma en que las personas se sitúan respecto del conocimiento y el poder. Karl Marx también contribuyó a esta idea al analizar cómo la posición de un trabajador da forma a su conocimiento. En el siglo XX, la teoría fue desarrollada por teóricos feministas como Nancy Hartsock, quien utilizó las ideas de Hegel y Marx para analizar cuestiones de sexo y género.
Crítica de Braunstein
Uno de los puntos más controvertidos de la epistemología del punto de vista es su afirmación de que todo conocimiento está localizado y que no existe ciencia objetiva. Según Braunstein, esta postura lleva a un rechazo de la ciencia tradicional y de la objetividad, que han sido pilares fundamentales de la academia y la investigación científica. La idea de que no existe una verdad objetiva socava la base misma del conocimiento científico, que se basa en la observación, la experimentación y la verificación independiente.
Braunstein argumenta que la epistemología del punto de vista promueve un relativismo epistemológico, donde todas las perspectivas son consideradas igualmente válidas, independientemente de su base empírica o lógica. Este relativismo, según el autor, lleva a una fragmentación del conocimiento y a la imposibilidad de alcanzar consensos sobre la verdad. En lugar de fomentar el debate y la búsqueda de la verdad, esta postura relativista puede llevar a la polarización y al conflicto, ya que cada grupo defiende su propia «verdad» basada en su experiencia particular.
El autor también critica el impacto de la epistemología del punto de vista en la academia, donde ha llevado a un rechazo de la razón y la tolerancia, que hasta ahora habían sido el núcleo de la profesión académica. Braunstein sostiene que esta ideología ha transformado las universidades en lugares donde la ortodoxia woke prevalece y cualquier disidencia es rápidamente silenciada. Esto se manifiesta en la creación de «espacios seguros», advertencias de contenido sensible y la cultura de la cancelación, que buscan proteger a los estudiantes de cualquier idea que pueda ser considerada ofensiva o contraria a los dogmas woke.
Braunstein argumenta que el objetivo de la epistemología del punto de vista es deconstruir toda la herencia cultural y científica de Occidente, acusándola de ser sexista, racista y colonialista. Esta deconstrucción se realiza en nombre de la lucha contra la discriminación, pero el autor sostiene que lleva a una dictadura en nombre del «bien» y de la «justicia social». Según Braunstein, esta postura no solo es destructiva, sino que también es incoherente, ya que rechaza los mismos principios de razón y objetividad que han permitido el progreso científico y cultural.
Es interesante comparar la crítica de Braunstein con la epistemología crítica, que también cuestiona la objetividad y la neutralidad de la ciencia, pero desde una perspectiva diferente. La epistemología crítica, influenciada por pensadores como Karl Marx, Max Horkheimer y Theodor Adorno, sostiene que el conocimiento está influenciado por las estructuras de poder y las relaciones sociales. Sin embargo, a diferencia de la epistemología del punto de vista, la epistemología crítica busca transformar estas estructuras para alcanzar una comprensión más profunda y justa de la realidad.
Intolerancia y rechazo al debate del Movimiento Woke
Braunstein argumenta que el movimiento woke se caracteriza por una profunda intolerancia hacia cualquier forma de disidencia. Los miembros del movimiento no aceptan argumentos en contra y consideran cualquier crítica como una herejía que debe ser silenciada. Esta intolerancia se manifiesta en la cultura de la cancelación, donde individuos que expresan opiniones contrarias a los dogmas woke son públicamente avergonzados, boicoteados y excluidos socialmente.
La cultura de la cancelación es una de las herramientas más visibles de esta intolerancia. Braunstein describe cómo esta práctica implica señalar y castigar públicamente a personas por sus opiniones o acciones, ya sean recientes o del pasado. Este fenómeno se ha vuelto especialmente agresivo en las redes sociales, donde las acusaciones y los boicots pueden propagarse rápidamente y tener consecuencias devastadoras para los individuos afectados. La cancelación no solo afecta a figuras públicas, sino también a personas comunes, creando un ambiente de miedo y autocensura.
El movimiento woke, según Braunstein, ejerce un control estricto sobre el discurso público, decidiendo qué temas pueden ser debatidos y cuáles no. Este control se extiende a las instituciones académicas, los medios de comunicación y las empresas, donde se imponen códigos de lenguaje y comportamientos que deben alinearse con la doctrina woke. Cualquier desviación de estos códigos es rápidamente sancionada.
Braunstein critica que el movimiento woke no solo rechaza los argumentos en contra, sino que ni siquiera la realidad objetiva basta para invalidar sus creencias. Esto se debe a la epistemología del punto de vista, que sostiene que todo conocimiento está localizado y que no existe una verdad objetiva. Según esta perspectiva, las experiencias y perspectivas individuales son las únicas fuentes válidas de conocimiento, lo que lleva a un rechazo de la ciencia objetiva y la razón.
Impacto en la Academia
El autor señala que esta intolerancia y rechazo al debate libre han tenido un impacto significativo en la academia. Las universidades, que tradicionalmente han sido lugares de debate y libre intercambio de ideas, se han convertido en bastiones de la ortodoxia woke. Los académicos y estudiantes que expresan opiniones contrarias a los dogmas woke son silenciados o expulsados, lo que socava la misión fundamental de las instituciones educativas de promover la libertad de pensamiento y la búsqueda de la verdad.
Consecuencias sociales y políticas
Braunstein advierte que la intolerancia del movimiento woke y su rechazo al debate libre tienen consecuencias sociales y políticas graves. Al silenciar las voces disidentes y promover una visión única del mundo, el movimiento crea una sociedad polarizada y fragmentada. Además, al no permitir un debate abierto y racional, se dificulta la resolución efectiva de los problemas sociales, ya que solo se consideran válidas las soluciones que se alinean con la ideología woke.
Comparación con el fundamentalismo religioso
El autor compara la intolerancia del movimiento woke con el fundamentalismo religioso, sugiriendo que ambos comparten una visión dogmática y autoritaria del mundo. Al igual que las religiones más dogmáticas, el movimiento woke no tolera la disidencia y busca imponer su visión mediante la intimidación y la censura. Esta comparación subraya la percepción de Braunstein de que el movimiento woke representa una amenaza para la libertad de expresión y el pensamiento crítico.
Lecturas complementarias
Hay numerosos libros complementarias que abordan temas similares desde diferentes perspectivas y enfoques, ofreciendo una visión completa y matizada de la intolerancia ideológica y la importancia de la libertad de expresión y el debate libre. La selección que sugiero son libros que critican la intolerancia ideológica y el rechazo al debate libre, ya sea a través del movimiento woke, la corrección política o el progresismo radical.
Son libros que analizan cómo estas ideologías han transformado la academia y la cultura, limitando la libertad de expresión y promoviendo una visión única del mundo. Todos ellos abogan por la importancia del debate libre y la diversidad de opiniones como pilares fundamentales de una sociedad democrática y pluralista.
«La mente parasitaria» de Gad Saad (ver La corrección política mata el sentido común: ‘La mente parasitaria’ de Gad Saad):
- Parasitismo ideológico: Utiliza la metáfora del parasitismo para describir cómo ideologías como el wokeismo infectan las mentes, alterando el comportamiento y pensamiento de las personas.
- Ataque a la razón y la ciencia: Critica cómo estas ideologías atacan la razón y la ciencia, promoviendo creencias irracionales y anticientíficas.
- Defensa de la libertad de expresión: Aboga por el libre intercambio de ideas como antídoto contra las ideologías parasitarias.
«Morderse la Lengua» de Darío Villanueva (ver Infantilización irreversible para un mayor control)
- Crítica a la corrección política: Analiza cómo la corrección política ha llevado a la autocensura y la limitación de la libertad de expresión.
- Impacto en la cultura y la academia: Examina cómo la corrección política ha afectado la cultura y la academia, promoviendo una visión única del mundo.
- Defensa del debate libre: Defiende la diversidad de opiniones y el debate libre como pilares de una sociedad democrática.
«DESpropósito» de Juan Ignacio Eyzaguirre (ver La amenaza de la corrección política en el mundo de la empresa: ‘DESpropósito’ de Eyzaguirre)
- Crítica al progresismo radical: Critica el progresismo radical y su imposición de una nueva moralidad que no tolera la disidencia.
- Impacto en la sociedad: Analiza cómo el progresismo radical ha afectado la política, la cultura y la educación.
- Defensa de la libertad Individual: Enfatiza la importancia de la libertad individual frente a las imposiciones ideológicas.