La ignorancia ha sido un tema recurrente en la discusión pública en los últimos años, especialmente en relación con los desafíos que enfrenta la ciencia en tiempos de deepfakes, desinformación y desconfianza en las instituciones.
La principal idea del libro Ignorance: How It Drives Science de Stuart Firestein es que la ignorancia es una de las principales fuerzas motrices de la ciencia. Firestein argumenta que la investigación basada en lo que no sabemos es más valiosa que la basada en lo que sí sabemos, y que, a menudo, la ignorancia sigue al conocimiento en la ciencia.
Firestein sugiere que, en lugar de centrarnos en lo que ya sabemos, deberíamos explorar lo que no sabemos y buscar respuestas a preguntas que todavía no tenemos respuesta. Esto, según Firestein, es la clave para avanzar en la ciencia y encontrar nuevos descubrimientos.
Cuáles fueron las aportaciones novedosas de Ignorance
Ignorance tuvo varias aportaciones novedosas a la manera de pensar sobre la ciencia y el conocimiento. Algunas de ellas son:
- La idea de que la ignorancia puede ser una herramienta valiosa para la ciencia, y que es necesaria para avanzar.
- La idea de que el conocimiento no es lineal, y que es imposible predecir dónde llevará a la investigación.
- La idea de que la ciencia no es solo un proceso de confirmación, sino también un proceso de exploración.
- La idea de que la ciencia debe ser centrada en las preguntas, no solo en las respuestas.
- La idea de que la ciencia debe ser un proceso colaborativo, en el que los científicos trabajan juntos para resolver problemas.
Qué teorías y creencias existentes desafía Ignorance
«Ignorancia» desafía varias teorías y creencias existentes sobre cómo se lleva a cabo la ciencia y se produce el progreso. Entre ellas se encuentran:
- La idea de que la ciencia se trata de buscar respuestas a preguntas concretas y que, cuando obtenemos esas respuestas, hemos «resuelto» el problema. Firestein argumenta que, en realidad, la ciencia es un proceso continuo y que nunca podemos tener todas las respuestas.
- La idea de que la ciencia se trata de confirmar hipótesis. Firestein argumenta que la ciencia debe ser centrada en explorar lo que no sabemos, no solo en confirmar lo que ya sabemos.
- La idea de que el conocimiento es lineal y de que avanza de una forma predecible.
Principales ideas de Ignorance de Stuart Firestein
- Aunque la consideremos una verdad objetiva, la ciencia es siempre un producto de una humanidad imperfecta.
- El deseo de los científicos de hacer predicciones sobre el futuro a veces puede conducir a pronósticos erróneos.
- Los descubrimientos científicos surgen cuando hacemos preguntas para superar nuestra ignorancia.
- Las preguntas específicas y más pequeñas ayudan a responder, paso a paso, las grandes preguntas de la investigación.
- Explorar la ignorancia llevó a los científicos a “vislumbrar” cómo piensan los animales.
- La ignorancia en física llevó a la creación de la «teoría de cuerdas».
- Una brecha de conocimiento en neurociencia generó nuevos conocimientos sobre cómo funciona la memoria.
- Los científicos deberían alentar a profesores y estudiantes a aceptar la ignorancia y hacer preguntas.
Aunque la consideremos una verdad objetiva, la ciencia es siempre un producto de una humanidad imperfecta.
¿Qué es exactamente un “hecho científico”?
Se podría pensar que un hecho científico representa una verdad absoluta, es decir, la explicación correcta de un determinado fenómeno. Sin embargo, esto no es cierto: los hechos científicos son producto de seres humanos imperfectos y, por lo tanto, no llegan a ser completamente objetivos.
Si bien los científicos intentan diseñar experimentos para que sean lo más imparciales posible, un científico –como ser humano– nunca es imparcial. Consideremos un investigador que ha pasado años trabajando en una hipótesis particular; Por supuesto, está ansiosa por demostrar que es correcto. Este deseo de tener razón fácilmente podría afectar la forma en que saca las conclusiones de sus estudios.
Muchos científicos también siguen la tradición del positivismo, la idea de que todo puede explicarse mediante la observación empírica y la lógica. Esta visión del mundo es mecanicista, es decir, supone que todo tiene fuertes relaciones causales. Por ejemplo: si no duermes (causa), estarás cansado e improductivo (efecto).
Sin embargo, la causa y el efecto no siempre son discernibles, ya que una cosa no necesariamente lleva a la otra. ¿Una persona con sueño es siempre improductiva? No. Algunos pueden serlo y otros no. De esta relación no podríamos extraer una regla concreta, ya que sería incorrecta.
La clave aquí es que no siempre podemos saber lo que no sabemos. Si bien los científicos pueden intentar descubrir y describir todo lo que existe, están limitados por sus propias facultades para hacerlo.
Consideremos el ojo humano. Si bien es un órgano sofisticado, todavía hay cosas que no puede hacer. Por ejemplo, no puede detectar la luz ultravioleta. Como resultado, simplemente no teníamos idea de que la luz ultravioleta existía hasta hace muy poco.
Consideremos ahora la mente humana. Aplicando este mismo ejemplo, tenemos que detenernos y pensar cómo podríamos esperar entender todo en nuestro mundo cuando algunas cosas pueden ser simplemente incomprensibles, considerando las limitaciones de nuestra propia mente.
Debido a estas limitaciones, un descubrimiento científico nunca debe considerarse como un fin en sí mismo.
El deseo de los científicos de hacer predicciones sobre el futuro a veces puede conducir a pronósticos erróneos.
Hacer predicciones es una parte importante del trabajo de un científico. Si bien los científicos no pueden ver el futuro, existen ciertos tipos de predicciones que funcionan razonablemente bien cuando se utiliza el método científico.
Por ejemplo, los químicos realizan experimentos para observar cómo se comportan diferentes elementos bajo ciertas condiciones. Con suficientes observaciones, pueden desarrollar una regla general sobre los tipos de reacciones que resultaron de sus experimentos. Usando esta regla, los científicos pueden predecir con precisión los resultados de experimentos iguales o similares.
El estudio científico está lleno de reglas tan generales. En 1995, por ejemplo, los científicos analizaron el ADN de personas pelirrojas y descubrieron que las personas pelirrojas portaban secuencias de ADN específicas que rara vez se encontraban en personas no pelirrojas.
Por lo tanto, si puedes identificar estas secuencias específicas en tu ADN, puedes suponer razonablemente que tendrás el pelo rojo.
Aunque este proceso es útil para predecir algunos comportamientos, los científicos tienen dificultades a la hora de aplicar este método a otros problemas. Esto es especialmente cierto cuando se hacen predicciones sobre el futuro.
Digamos que alguien predice que “dentro de 10 años, nuestros cerebros tendrán pequeños implantes de computadora, que usaremos para acceder a Internet”.
Este tipo de predicciones futuras son casi inevitablemente erróneas, ya que los científicos simplemente carecen del conocimiento o la evidencia para hacer tales predicciones en primer lugar.
En consecuencia, al intentar hacer predicciones sobre el futuro, los científicos deberían adoptar un enfoque más matizado. Una forma de hacerlo sería hacer predicciones en forma de pregunta en lugar de afirmación.
En 1900, Daniel Hilbert ofreció algunas predicciones sobre el futuro de las matemáticas durante el próximo siglo. Sin embargo, en lugar de hacer afirmaciones radicales, decidió formular cuestiones matemáticas que en aquel momento aún no estaban resueltas.
De esta manera, en lugar de volverse inmediatamente irrelevantes, sus observaciones sobre el estado de la ciencia siguieron siendo relevantes durante todo el siglo siguiente e incluso lo son hoy.
Los descubrimientos científicos surgen cuando hacemos preguntas para superar nuestra ignorancia.
Mucha gente cree que el conocimiento es el punto de partida de la investigación científica. Sin embargo, la investigación científica en realidad comienza con la ignorancia o la ausencia de conocimiento.
Hay dos tipos diferentes de ignorancia.
La primera es la estupidez deliberada. Esto ocurre cuando ignoras deliberadamente los hechos o la lógica, a menudo para mantener tus creencias sobre el mundo.
El segundo es la ausencia de hechos o de perspicacia. Este tipo de ignorancia tiene que ver tanto con la falta de conocimiento de un individuo como con una brecha de conocimiento comunitaria. Esto, a diferencia de la estupidez deliberada, es un tipo valioso de ignorancia y, de hecho, estimula la investigación científica.
El progreso científico ocurre cuando cuestionamos las cosas que ignoramos. Esto es increíblemente importante, ya que una pregunta puede dar lugar a muchas respuestas e inspirar investigaciones valiosas.
El liderazgo es un tema en el que los investigadores han hecho muchos descubrimientos interesantes. Han aprendido que existen muchos tipos diferentes de liderazgo, como el liderazgo “humilde” o el liderazgo “auténtico”. Sin embargo, con cada nueva revelación, también revelamos nueva ignorancia sobre el tema.
Una pregunta respondida inspira nuevas preguntas. Por ejemplo, ¿cuáles son los efectos de un determinado estilo de liderazgo en la creatividad o motivación de los empleados? ¿O qué hace que alguien demuestre un estilo de liderazgo particular?
Otros campos de investigación, como la neurobiología, también podrían beneficiarse de dicha investigación. Los neurobiólogos podrían explorar cómo varían los cerebros de diferentes personas según su estilo de liderazgo.
Está claro que los científicos sólo pueden beneficiarse si aceptan su ignorancia de todo corazón. Para que la ciencia progrese, necesitamos que los científicos aborden las grandes cuestiones y no se pierdan en resultados limitados y sesgados.
El físico Enrico Fermi siempre decía a sus alumnos que demostrar una hipótesis mediante un experimento debía considerarse una medida. Por el contrario, ¡no probar una hipótesis con un experimento es un descubrimiento!
Así, cuando demuestras que estás equivocado, revelas tu ignorancia; y tener un mundo completamente nuevo de preguntas para hacer y seguir.
Las preguntas específicas y más pequeñas ayudan a responder, paso a paso, las grandes preguntas de la investigación.
Cuando corres una carrera, no puedes llegar a la meta de una sola zancada, sino avanzar paso a paso. Esto es especialmente cierto en la ciencia.
Para los científicos, uno de los primeros pasos en el camino hacia nuevos descubrimientos es mundano: redactar una propuesta de subvención. Estas propuestas requieren mucho tiempo, pero son fundamentales para asegurar la financiación de la investigación.
Uno de los aspectos más importantes de la propuesta es la pregunta de investigación. Un científico interesado en los efectos del calentamiento global en Uganda podría escribir: “¿Cómo afecta el calentamiento global a los rendimientos agrícolas en Uganda?”
Los científicos también deben definir exactamente cómo pretenden recopilar y medir sus datos.
Aunque las propuestas requieren mucho tiempo, son útiles de dos maneras: obligan a los investigadores a pensar en sus áreas de ignorancia y les ayudan a limitar su enfoque a una pregunta específica.
En otras palabras, tienen que pensar en pequeño. Sin embargo, las respuestas a las pequeñas preguntas ayudan a resolver las grandes.
Por ejemplo, cuando el astrónomo Carl Sagan publicó cientos de artículos científicos sobre la composición química de las atmósferas de varios planetas (pequeñas preguntas), sus descubrimientos en conjunto le ayudaron a pensar de manera amplia sobre la cuestión del origen de la vida (una gran pregunta).
Esta estrategia de utilizar preguntas más pequeñas para responder a otras más grandes es uno de los fundamentos de la ciencia moderna, conocida como sistema modelo.
Una de las cuestiones más importantes de la ciencia actual es comprender cómo funciona el cerebro. Sin embargo, el cerebro humano es un órgano muy complicado, con 80 mil millones de neuronas que forman 100 billones de conexiones sinápticas. Entonces, en lugar de sumergirse directamente en el cerebro humano, los investigadores suelen utilizar ratas o ratones, ya que sus cerebros tienen menos neuronas, lo que hace que las preguntas de investigación sean más pequeñas y manejables.
Ahora que comprende cómo la ignorancia estimula el desarrollo científico, los siguientes parpadeos examinarán en profundidad algunos de los muchos avances científicos que se han logrado de esta manera.
Explorar la ignorancia llevó a los científicos a “vislumbrar” cómo piensan los animales.
Alguna vez se pensó que el inteligente Hans era el caballo más inteligente del mundo, según sus cálculos. Cuando su dueño hacía una pregunta aritmética simple, como «¿Cuánto es cuatro más cinco?», Hans usaba su casco para pisotear la respuesta.
En realidad, el Clever Hans no era tan inteligente. El psicólogo Oskar Pfungst finalmente demostró que, cuando Hans estaba “contando”, simplemente seguía señales del lenguaje corporal de su dueño.
Sin embargo, el caso del caballo contador siguió siendo influyente, ya que puso de relieve un área que los científicos desconocían bastante: si los animales pueden pensar.
Para responder a esta pregunta, los científicos observaron cuidadosamente cómo se comportan los animales. Buscaban un vistazo, un momento que revele que un animal está usando su mente para la cognición. Sorprendentemente, descubrieron que los animales mostraban vislumbres con frecuencia.
Por ejemplo, cuando la investigadora Diana Reiss entrenaba a sus delfines, siempre les daba de comer la cabeza y el cuerpo de un pez, pero no la cola, ya que no les gustaba. Cuando los delfines no hacían lo que Reiss esperaba de ellos, ella les daba un “tiempo muerto” caminando 10 metros desde la piscina y dejando que su distancia mostrara su desaprobación.
Un día, accidentalmente alimentó a un delfín con cola de pez, lo que al delfín no le gustó. Entonces el delfín nadó hasta el centro de la piscina, esencialmente dándole a Reiss un «tiempo muerto». Eso es un vistazo.
Otra forma de evaluar la cognición básica en animales es la prueba del espejo. En su trabajo pionero de la década de 1970, Gordon Gallup Jr. utilizó esta prueba para demostrar que los chimpancés son conscientes de sí mismos.
Gallup anestesió a los chimpancés para marcarles la frente con un punto rojo. Al despertar, a los chimpancés se les dio un espejo. Luego comenzaron a investigar con el espejo este nuevo punto rojo en la frente, demostrando que tenían conciencia de su cuerpo y, por tanto, de sí mismos.
La ignorancia en física llevó a la creación de la «teoría de cuerdas».
La física puede explicar algunos de los misterios más profundos de nuestro mundo: desde cómo se creó el universo hasta cómo interactúan entre sí las diminutas partículas que componen la materia.
Sin embargo, justo en el centro de esta disciplina científica existe una enorme brecha de conocimiento.
Los físicos saben mucho sobre el mundo cuántico, el reino de las partículas subatómicas responsables de la energía, la masa y las fuerzas fundamentales.
También saben mucho sobre las características básicas de nuestro universo, tal como lo describen las leyes clásicas de la física y la teoría de la relatividad de Einstein.
Desafortunadamente, sin embargo, todavía no han descubierto cómo unir estos dos mundos de una manera que tenga sentido matemático. Por tanto, la física de lo pequeño y de lo grande tiene dos conjuntos de leyes diferentes.
Para llenar este vacío de conocimiento, los científicos han desarrollado la teoría de cuerdas.
Como muchos físicos, el físico teórico Brian Greene no se conformaba con tener dos teorías diferentes para describir las leyes del universo. Así que decidió mirar más allá de la física clásica y cuántica e intentar crear una teoría totalmente nueva para abordar esta área de ignorancia.
Sus contemplaciones llevaron al desarrollo de una teoría basada en filamentos de energía, llamados cuerdas. Estas cuerdas vibran y, al hacerlo, producen partículas subatómicas, como quarks, bosones y leptones, que crean materia y energía.
Además, como estas cuerdas viajan a través del espacio y el tiempo, pueden explicarse mediante la teoría de la relatividad de Einstein, cerrando la brecha entre la física cuántica y la clásica.
Sin embargo, la teoría de cuerdas sigue siendo en gran medida teórica. Sin embargo, a medida que avanza la investigación, es posible que la teoría de cuerdas sea la teoría unificadora que explique el comportamiento de todo en el cosmos.
Una brecha de conocimiento en neurociencia generó nuevos conocimientos sobre cómo funciona la memoria.
Nuestros cerebros son notablemente buenos para recordar cosas. ¿Pero qué tan bueno?
Considere este estudio, en el que a los participantes se les mostraron 10.000 imágenes en rápida sucesión. Luego, se les mostró un segundo conjunto de imágenes, algunas de las cuales estaban incluidas en las primeras 10.000 imágenes.
A continuación, los participantes debían decir cuáles de las imágenes del segundo grupo también estaban incluidas en el primero. ¡Lo hicieron con una tasa de precisión de un sorprendente 90 por ciento!
Los neurocientíficos Larry Abbot y Stefano Fusi se preguntaron cómo es que el cerebro puede hacer esto. Sabían que los recuerdos específicos están representados por redes de sinapsis en el cerebro, pero descubrieron que nuestras mentes simplemente no tienen suficientes sinapsis para recordar todos nuestros recuerdos.
Sin embargo, todavía somos capaces de retener enormes cantidades de información, aunque para hacerlo parecería que necesitaríamos muchas más sinapsis. Entonces, ¿qué estaba pasando exactamente?
Esta brecha en su conocimiento –su ignorancia– sirvió como punto de partida para su investigación.
Siguiendo su ignorancia, pudieron descubrir que nuestro cerebro tiene que olvidar cosas viejas para aprender cosas nuevas.
Si bien aprendemos rápidamente, también olvidamos rápidamente. Este proceso es importante: tenemos nuevas experiencias todos los días y algunas de ellas deben catalogarse como recuerdos importantes. Estos nuevos recuerdos sobrescriben los existentes utilizando las mismas sinapsis, lo que dificulta (o incluso imposibilita) el acceso a los recuerdos sobrescritos.
Al identificar una brecha de conocimiento y tratar de llenarla, Larry Abbot y Stefano Fusi nos brindaron conocimientos nuevos y valiosos sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.
Hemos visto cuán importante es la ignorancia. Sin embargo, la ignorancia todavía se considera a menudo como una maldición, más que como un regalo. El último parpadeo ofrecerá consejos sobre cómo cambiar eso.
Los científicos deberían alentar a profesores y estudiantes a aceptar la ignorancia y hacer preguntas.
Como hemos visto, la ignorancia puede ser un activo valioso. ¡Este entendimiento no debe mantenerse en secreto! Los científicos necesitan hablar sobre el proceso de investigación y, por tanto, sobre el valor de la ignorancia.
De hecho, hacer que los proyectos científicos sean más visibles para el público podría tener consecuencias positivas de largo alcance.
Por ejemplo, Galileo causó sensación cuando publicó su Diálogo sobre los dos principales sistemas mundiales en 1632. Eligió publicar en italiano, lo que convirtió su trabajo en el primer manuscrito científico publicado en un idioma distinto del latín o el griego, convirtiéndolo así en accesible a un público más amplio.
Otros científicos siguieron el ejemplo de Galileo: el filósofo René Descartes publicó en francés, mientras que el matemático Gottfried Wilhelm von Leibniz publicó en alemán.
Sin embargo, los artículos científicos actuales a menudo se parecen a los artículos en latín de entonces: escritos principalmente en un lenguaje científico, los contenidos son inaccesibles para la mayoría de las personas.
Los científicos pueden derribar este muro hablando públicamente de su ignorancia y de sus preguntas sin respuesta. A menudo las preguntas se entienden mucho más fácilmente que las respuestas, y este enfoque podría ayudar al público a tener una mejor idea de lo que está sucediendo en la ciencia hoy en día.
Sin embargo, aún más importante que crear una conciencia pública sobre la ignorancia es enseñar la ignorancia a los futuros científicos.
Las fallas de nuestro sistema educativo se pueden deducir fácilmente en la única pregunta que hacen casi todos los estudiantes universitarios: «¿Estará eso en el examen?» Si bien este tipo de preguntas conducen a puntajes más altos en las pruebas, no conducen a una mayor investigación científica. y descubrimiento.
Enseñar a los estudiantes a hacer preguntas es más importante hoy en día, ya que los avances tecnológicos nos brindan cada vez más acceso a más información. Internet ha hecho posible encontrar casi cualquier dato aleatorio que podamos desear con un solo clic, y la información será más accesible a medida que la tecnología mejore.
Pronto será inadecuado enseñar hechos, ya que estos se adquirirán fácilmente. La educación debe centrarse en algo más: hacer las preguntas correctas.