La Edad de la Penumbra es un libro escrito por Catherine Nixey que explora cómo los primeros cristianos desempeñaron un papel significativo en la destrucción de la cultura clásica griega y romana. Publicado en 2017, el libro argumenta que, lejos de ser víctimas pasivas, los cristianos de la Antigüedad tardía fueron agresores activos que llevaron a cabo una campaña de vandalismo y violencia contra el patrimonio cultural pagano.
Nixey sostiene que esta destrucción fue tanto física como cultural, y que los líderes cristianos utilizaron una retórica poderosa y polarizadora para justificar sus acciones, presentando las religiones paganas como demoníacas y a sus seguidores como enemigos de la fe cristiana.
El libro ha sido elogiado por su estilo narrativo y su capacidad para desafiar las ideas tradicionales sobre el cristianismo temprano, pero también ha recibido críticas por su enfoque selectivo y sensacionalista, y por exagerar el impacto destructivo de los primeros cristianos en la cultura clásica.
Destrucción física y cultural
Nixey describe cómo los cristianos destruyeron físicamente templos y estatuas paganas, y cómo quemaron libros que contenían conocimientos científicos y filosóficos de la época clásica. La autora detalla episodios específicos, como el asesinato de la filósofa Hipatia en el año 415 y la destrucción de la biblioteca de Alejandría, para ilustrar la magnitud de esta destrucción.
Nixey describe cómo los cristianos destruyeron templos y estatuas paganas en un esfuerzo por erradicar cualquier vestigio de las religiones politeístas. Este proceso no solo implicaba la demolición de estructuras físicas, sino también la humillación simbólica de las mismas. Por ejemplo, la autora menciona la mutilación de estatuas, como la de Atenea en la Acrópolis, que fue decapitada y colocada boca abajo para ser pisoteada por los cristianos.
Uno de los aspectos más devastadores de la campaña cristiana fue la quema de libros que contenían conocimientos científicos y filosóficos de la época clásica. Nixey destaca la destrucción de la biblioteca de Alejandría como un ejemplo emblemático de esta pérdida de conocimiento. La biblioteca, que albergaba miles de textos antiguos, fue incendiada, y muchos de sus libros fueron destruidos, lo que resultó en una pérdida irreparable para la humanidad.
Cierre de templos y persecución de filósofos
Nixey también detalla cómo los cristianos cerraron templos y persiguieron a filósofos y otros defensores de la cultura clásica. La autora menciona la promulgación de leyes que ordenaban la destrucción de templos y prohibían la enseñanza de doctrinas paganas. Estas acciones fueron respaldadas por una retórica poderosa y polarizadora de los líderes cristianos, quienes presentaban las religiones paganas como demoníacas y a sus seguidores como enemigos de la fe cristiana.
Nixey describe cómo los cristianos, una vez que obtuvieron poder político, comenzaron a cerrar templos paganos y a prohibir sus rituales. Este proceso fue facilitado por una serie de leyes promulgadas por emperadores cristianos que buscaban erradicar el paganismo. Por ejemplo, el emperador Teodosio I emitió varios edictos a finales del siglo IV que prohibían los sacrificios paganos y ordenaban el cierre de templos.
- Legislación antipagana: Las leyes promulgadas por Teodosio y otros emperadores cristianos fueron fundamentales para la supresión del paganismo. Estas leyes no solo prohibían los sacrificios y rituales paganos, sino que también ordenaban la confiscación de propiedades de los templos y la conversión de estos en iglesias cristianas.
- Destrucción y reconversión de templos: Aunque algunos templos fueron destruidos, muchos otros fueron reconvertidos en iglesias. Este proceso de reconversión no solo tenía un propósito práctico, sino también simbólico, ya que representaba la victoria del cristianismo sobre el paganismo. Nixey menciona casos específicos, como la conversión del templo de Júpiter en Gaza en una iglesia cristiana, lo cual fue un proceso conflictivo que incluso desencadenó motines populares.
La persecución de filósofos y otros defensores de la cultura clásica es otro tema central en el libro de Nixey. La autora argumenta que los cristianos no solo buscaban destruir los templos paganos, sino también suprimir cualquier forma de pensamiento que pudiera desafiar la doctrina cristiana. Además, del Asesinato de Hipatia, la autora enumera:
- Prohibición de la enseñanza de doctrinas paganas: Nixey detalla cómo las autoridades cristianas prohibieron la enseñanza de doctrinas paganas en las escuelas y academias. Esta prohibición fue parte de un esfuerzo más amplio para erradicar cualquier forma de pensamiento que pudiera competir con la teología cristiana.
- Retórica polarizadora: La persecución de filósofos y defensores de la cultura clásica fue respaldada por una retórica poderosa y polarizadora de los líderes cristianos. Estos líderes presentaban las religiones paganas como demoníacas y a sus seguidores como enemigos de la fe cristiana. Esta retórica no solo justificaba la violencia y la represión, sino que también fomentaba un ambiente de intolerancia y fanatismo.
La campaña de cierre de templos y persecución de filósofos tuvo un impacto profundo en la sociedad y la cultura de la Antigüedad tardía. Nixey argumenta que estas acciones contribuyeron significativamente al declive de la cultura clásica y al estancamiento del progreso intelectual.
- Pérdida de conocimientos: La prohibición de la enseñanza de doctrinas paganas y la destrucción de textos antiguos resultaron en una pérdida irreparable de conocimientos científicos y filosóficos. Muchos textos clásicos no sobrevivieron a esta era de represión, lo que tuvo consecuencias duraderas para la historia intelectual de Occidente.
- Transformación de la sociedad: La supresión del paganismo y la persecución de sus defensores transformaron profundamente la sociedad de la Antigüedad tardía. La cultura clásica, que había sido diversa y pluralista, fue reemplazada por una cultura teocéntrica dominada por la doctrina cristiana. Este cambio no solo afectó la vida intelectual, sino también las prácticas sociales y religiosas de la época.
Impacto en las artes y la literatura
Nixey explora cómo la cristianización del Imperio Romano tuvo un impacto devastador en las artes y la literatura de la época clásica.
Nixey argumenta que los líderes cristianos etiquetaron las formas de arte paganas como idólatras y blasfemas, lo que llevó a la destrucción sistemática de innumerables esculturas, pinturas y otras expresiones artísticas del mundo clásico. Este vandalismo cultural no solo borró importantes artefactos históricos, sino que también eliminó la creatividad y diversidad que caracterizaban el arte clásico.
- Esculturas y templos: Los cristianos destruyeron muchas estatuas y templos paganos, considerando que estos contenían demonios paganos que debían ser erradicados. Nixey menciona cómo las estatuas eran mutiladas, con partes como narices, orejas y genitales arrancadas, y cómo los templos eran demolidos o convertidos en iglesias.
- Pinturas y frescos: Las pinturas y frescos que adornaban los templos y edificios públicos también fueron blanco de la destrucción. Los cristianos veían estas obras como representaciones de falsos dioses y, por lo tanto, inaceptables. Este acto de vandalismo no solo destruyó obras de arte, sino que también eliminó una parte significativa del patrimonio cultural de la época.
La cristianización también implicó una campaña de censura y quema de libros que contenían conocimientos científicos y filosóficos de la época clásica. Nixey detalla cómo los cristianos quemaron textos que consideraban heréticos o peligrosos para la fe cristiana.
- Biblioteca de Alejandría: Un ejemplo emblemático de esta destrucción es la quema de la biblioteca de Alejandría, donde se perdieron miles de manuscritos que contenían conocimientos acumulados durante siglos. La destrucción de esta biblioteca simboliza la pérdida de una gran cantidad de conocimiento clásico.
- Obras filosóficas y científicas: Los textos de filósofos como Platón y Aristóteles, así como obras científicas, fueron censurados y destruidos. Los líderes cristianos, como San Juan Crisóstomo y San Agustín, se jactaban de la obliteración de las doctrinas de los filósofos griegos, especialmente los estoicos y epicúreos.
La cristianización también transformó la producción artística, ya que las nuevas formas de arte cristiano comenzaron a dominar. Nixey describe cómo el arte cristiano temprano evitaba las representaciones figurativas y se centraba en símbolos y narrativas bíblicas.
- Iconoclasia: La iconoclasia, o la destrucción de imágenes religiosas, se convirtió en una práctica común. Los cristianos veían las imágenes paganas como ídolos y, por lo tanto, las destruían para evitar la idolatría.
- Arte cristiano: Con el tiempo, el arte cristiano desarrolló sus propias formas distintivas, como los mosaicos y las pinturas murales en las iglesias. Estas obras a menudo representaban escenas bíblicas y figuras sagradas, alejándose de las representaciones naturalistas y mitológicas del arte clásico.
Nixey argumenta que la destrucción de arte y literatura pagana tuvo consecuencias a largo plazo para la civilización occidental. La eliminación de la diversidad artística y la censura de textos filosóficos y científicos contribuyeron a un estancamiento intelectual y cultural.
- Pérdida de creatividad y diversidad: La represión de las formas de arte paganas y la censura de textos clásicos resultaron en una pérdida significativa de creatividad y diversidad cultural. La cultura clásica, que había sido rica y variada, fue reemplazada por una cultura más homogénea y centrada en la doctrina cristiana.
- Estancamiento intelectual: La eliminación de textos filosóficos y científicos contribuyó a un estancamiento del progreso intelectual. La pérdida de estos conocimientos tuvo un impacto duradero en la historia intelectual de Occidente, llevando a lo que Nixey describe como una «edad oscura» de ignorancia y superstición.
Motivaciones religiosas y retórica
En La Edad de la Penumbra, Catherine Nixey explora cómo las motivaciones religiosas y la retórica desempeñaron un papel crucial en la destrucción de la cultura clásica por parte de los primeros cristianos. A continuación, se profundiza en estos aspectos clave según lo expuesto por Nixey.
Nixey argumenta que los líderes cristianos utilizaron una retórica poderosa y polarizadora para justificar la destrucción de templos, estatuas y textos paganos. Esta retórica presentaba las religiones paganas no solo como falsas, sino como inherentemente malignas y demoníacas. Los líderes cristianos, como San Agustín y Tertuliano, emplearon un lenguaje vehemente para describir a los dioses paganos como demonios y a sus seguidores como agentes del mal.
- Demonización de deidades paganas: La demonización de las deidades paganas fue una estrategia clave. Por ejemplo, el dios griego Pan, con sus características de cabra y su asociación con la naturaleza y la sexualidad, fue transformado en una figura demoníaca similar a Satanás. Este proceso de demonización no solo desacreditaba las religiones paganas, sino que también infundía miedo y rechazo hacia ellas entre los nuevos conversos cristianos.
- Retórica de conquista: La retórica de conquista también fue prominente. Los escritos de los apologistas cristianos y los legisladores imperiales a menudo describían el triunfo del cristianismo sobre el paganismo como una victoria divina. Esta narrativa de conquista justificaba la violencia y la represión cultural como medios necesarios para establecer la «verdadera» fe.
La retórica cristiana no solo demonizaba a los paganos, sino que también justificaba la violencia y la represión cultural como actos de purificación y salvación. Los líderes cristianos promovían la idea de que la eliminación de las prácticas paganas era esencial para la salvación del alma y la pureza de la comunidad cristiana.
- Violencia sagrada: La violencia contra los paganos y sus lugares de culto se presentaba como un deber sagrado. La destrucción de templos y estatuas paganas se veía como una forma de erradicar la idolatría y purificar la tierra de influencias demoníacas. Este tipo de violencia se justificaba como un acto de devoción y obediencia a Dios.
- Persecución de herejes y paganos: La retórica también se utilizó para justificar la persecución de herejes y paganos. Los líderes cristianos argumentaban que cualquier desviación de la doctrina cristiana era una amenaza para la unidad y la pureza de la iglesia. Esta justificación permitió la implementación de leyes severas contra los paganos y la destrucción de sus lugares de culto.
Nixey sostiene que la retórica polarizadora y la demonización de las religiones paganas sentaron las bases para la persecución religiosa que se desarrollaría en los siglos posteriores. La intolerancia y la violencia promovidas por los primeros líderes cristianos crearon un precedente para la represión de cualquier forma de disidencia religiosa.
- Legislación antipagana: La promulgación de leyes antipaganas fue una manifestación directa de esta retórica. Estas leyes no solo prohibían las prácticas paganas, sino que también imponían penas severas para aquellos que las continuaban. La retórica de los líderes cristianos proporcionó la justificación moral y teológica para estas leyes.
- Persecución continua: La persecución de los paganos no se limitó a la Antigüedad tardía. La retórica y las prácticas establecidas durante este período continuaron influyendo en la persecución de otras religiones y herejías en la Edad Media y más allá. La demonización de los opositores religiosos se convirtió en una herramienta recurrente para justificar la violencia y la represión.
Revisión de la narrativa tradicional
Nixey critica la narrativa tradicional que presenta la cristianización de Roma como un triunfo de una política más amable y gentil. Argumenta que esta visión es un mito y que, en realidad, la cristianización implicó una gran cantidad de destrucción y represión cultural. La autora desafía la idea de que el cristianismo fue una fuerza benigna en la caída del Imperio Romano, sugiriendo en cambio que fue una fuerza destructiva que contribuyó al declive de la cultura clásica.
Nixey critica la visión convencional que describe la cristianización de Roma como un triunfo de una política más amable y gentil. Esta narrativa tradicional a menudo retrata la conversión del Imperio Romano al cristianismo como un proceso pacífico y positivo que trajo consigo una era de moralidad y civilización superior.
- Mito de la benignidad: Nixey argumenta que esta visión es un mito. Sostiene que, en realidad, la cristianización implicó una gran cantidad de destrucción y represión cultural. La autora señala que los primeros cristianos no fueron simplemente víctimas de persecución, sino que también fueron agresores activos que llevaron a cabo una campaña sistemática de violencia contra el patrimonio cultural pagano.
- Destrucción y represión: La autora proporciona numerosos ejemplos de cómo los cristianos destruyeron templos, estatuas y textos paganos, y cómo persiguieron a filósofos y otros defensores de la cultura clásica. Estos actos de destrucción y represión no fueron incidentes aislados, sino parte de una estrategia deliberada para erradicar el paganismo y consolidar el poder cristiano.
Nixey desafía la idea de que el cristianismo fue una fuerza benigna en la caída del Imperio Romano. En lugar de ver la cristianización como un proceso civilizador, la autora sugiere que fue una fuerza destructiva que contribuyó al declive de la cultura clásica.
- Impacto destructivo: Nixey argumenta que la cristianización tuvo un impacto destructivo en la cultura clásica. La eliminación de templos y estatuas, la quema de libros y la persecución de filósofos resultaron en una pérdida significativa de conocimientos y patrimonio cultural. Esta destrucción no solo afectó a la religión y la filosofía, sino también a las artes, la literatura y la ciencia.
- Declive cultural: La autora sostiene que la represión cultural y la intolerancia promovidas por los cristianos contribuyeron al declive de la cultura clásica. La eliminación de la diversidad intelectual y artística llevó a un estancamiento del progreso cultural y científico. Nixey sugiere que este declive fue una de las causas del llamado «Oscurantismo» que caracterizó la Edad Media.