Puede que el día después de la jornada electoral europea no sea el momento más propicio para escribir un post relacionado con la política, pero no he podido reprimirme después de leer el interesante artículo del director de Wired, Kevin Kelly (“The New Socialism: global collectivist society is coming online”).

Cuenta que Bill Gates se burló una vez que los defensores de código abierto con el peor epíteto que un capitalista puede formular, los llamó “comunistas” empeñados en cargarse el sueño americano…

Seguro que Gates, hoy se tragaría sus palabras. Wikipedia es sólo un ejemplo notable de un colectivismo emergente. La adopción generalizada de licencia de derechos de autor Creative Commons y el aumento de la ubicuidad de intercambio de archivos es otro paso más en este cambio.

Casi todos los días se anuncia una nueva manera de aprovechar la acción comunitaria. Es un movimiento firme y constante. Es lo que tiene la era 2.0, etiquetada por Kelly como un “nuevo socialismo”.

No estamos hablando del socialismo clásico. Esto no va de lucha de clases, ni de estética anti-estadounidense. De hecho, el “socialismo digital” es cuna de la innovación y mientras que el socialismo clásico es un brazo del estado, el “socialismo digital” sólo se concibe sin estado. Opera en el ámbito de la cultura, la economía y elude al estado. Algo que preocupa mucho al establishment, socava el poder de los medios de comunicación tradicionales, etc.

Otra de las grandes diferencias entre socialismo tradicional y el socialismo digital, es que éste último no tiene fronteras y está diseñado para aumentar la autonomía individual y frustrar la centralización. Un nuevo diseño del espacio público descentralizado en el que la coordinación puede resolver problemas y crear cosas que ni el comunismo puro ni el capitalismo puro hacen posible.
En lugar de granjas colectivas, nos reunimos en comunidades. En lugar de las fábricas estatales, tenemos el escritorio virtual conectado. En lugar de compartir brocas, picos y palas, compartimos aplicaciones, scripts y APIs. En lugar del politburó, mejor meritocracia y karma. En lugar de la producción nacional, tenemos la producción entre iguales (P2P). En lugar de los subsidios del gobierno, tenemos una abundancia de bienes libres y gratuitos.

Aunque el empleo del término “socialismo” tiene clarísimas connotaciones políticas, usa este término porque técnicamente es la mejor palabra para indicar una serie de actitudes derivadas del uso de unas teconologías cuyo poder depende de las interacciones sociales.


Cuando las masas de personas que poseen los medios de producción el trabajo hacia un objetivo común y compartir sus productos, que contribuyen con trabajo sin salario y gozan de los frutos de forma gratuita ¿eso qué es?


No se trata de una ideología, no se exige ningún credo rígido. Más bien, es un espectro de actitudes, técnicas y herramientas que fomentan la colaboración, el compartir, la agregación, la coordinación,… convirtiéndose además, en un espacio tremendamente fértil para la innovación. Grupos de personas que simplemente empiezan compartiendo (Facebook, MySpace, Youtube), luego comparten los progresos en la cooperación (Flickr, Creative Commons,..). Eso trasciende a una colaboración, que en lugar de dinero aporta reputación, satisfacción, experiencia. Y por último, el colectivismo.


La cooperación tiene que asegurar los objetivos del colectivo. Alguien tiene que asumir la responsabilidad de los procesos críticos y en los que tomar decisiones difíciles, como la clasificación de las prioridades.

Ahí están Wikipedia, Linux, Open Office o en un wiki-evento como el Brands&Video. Un gran número de contribuciones es administrado por un grupo mucho más reducido que otorgan coordinación y liderazgo. Las redes digitales proporciona la infraestructura necesaria. La organización detrás de MySQL, una base de datos de código abierto, no jerárquica no es romántica, pero es mucho más colectivista que Oracle.

Asimismo, Wikipedia no es un bastión de la igualdad, pero es mucho más colectivista que la Encyclopædia Britannica. El núcleo de élite se encuentra en el corazón de los colectivos, eso es un signo de que el socialismo apátrida puede trabajar a gran escala.


Aunque fuimos adoctrinados con la idea de que la ampliación del poder de los individuos necesariamente disminuye el poder del Estado, y viceversa… el nuevo paradigma digital es maximizar la autonomía individual y el poder de las personas que trabajan juntas.

Los resultados son sorprendentes: el poder de compartir, la cooperación, la colaboración, la apertura, la libre fijación de precios, la transparencia, ha demostrado ser más práctico de lo que el capitalismo fundamental creyó posible. El nuevo poder es más grande de lo que habíamos imaginado…Además, ya no hay un problema de escala. Da igual a qué nos refiramos (Facebook, Wikipedia, Flickr o Twitter), la cifras son enormes.

Sin embargo, estos millones de ciudadanos digitales, incluso lo más activos e influyentes, todavía no piensan en sí mismos como revolucionarios. La dinámica social se está extendiendo… pero todavía faltan personas que tomen conciencia de la necesidad, la oportunidad y den un paso al frente …

¿Realmente puede producirse el cambio? ¿Quién? ¿Cuándo?