Una de estas lecturas en concreto
Kurzweil desgrana un profético programa de tendencias futuras. Presenta el mundo del siglo XXI la unión de la sensibilidad humana y la inteligencia artificial. Aboga claramente en que esta unión, alterará y mejorará a medio plazo, nuestra calidad de vida.
Estas lecturas hay que hacerlas con perspectiva. Me reconozco un fan de la ciencia ficción y un tecno-optimista, pero hay hechos que objetivamente ya están sucediendo. Deja claro que “los cables están desapareciendo”, de “software de reconocimiento de habla”, de “monitores incorporados a las gafas” (realidad mixta), de “convergencia efectiva de los medios” o de un normalidad en la virtualización de la música, video, videojuegos, libros…
No todas las predicciones para el periodo actual (2009-2019) son evidentes. Kurzweil pronostica el desarrollo de las tecnologías hápticas que permiten a la gente tocar y sentir objetos y otras personas a distancia.
Otras cuestiones ya no dependen del desarrollo tecnológico exponencial, sino más bien de aspectos puramente sociales y terrenales. Así, a pesar del auge evidente del comercio electrónico, las predicciones todavía están lejos del pronóstico de Kurzweil que prevé que “la mitad de las transacciones se realicen online” y quizás algo un poco más alejado es que los “asistentes inteligentes se han convertido en el interfaz primordial para interactuar”.
Kurzweil, aunque era bastante optimista, ya pronosticaba grandes dificultades en la digitalización de las escuelas. Habla de ordenadores desempeñan un papel central en todos los aspectos de la educación. Cuestiona el papel del “maestro humano”, adelanta polémicos estudios en los que se demuestra que los estudiantes adquieren habilidades básicas con la lectura y las matemáticas tan rápidamente con software interactivo que con profesores humanos, en particular cuando la proporción de estudiantes por maestro humano es mayor que de uno a uno. Estos estudios recomiendan enfocar el rol del maestro humano a tareas de motivación, bienestar psicológico y socialización…”
Habla de la preocupación creciente por la intimidad, por el excesivo control de la información que cada vez ejerce con mayor fuerza los gobiernos. El surgimiento de los movimientos neoluditas,..
Gran parte de los pronósticos se están produciendo, lo que confirma que al final de este siglo XXI la distinción entre los ordenadores y nosotros se habrá desdibujado. No se si tanto como apunta el meollo del libro, al preguntarse si las máquinas tendrán alguna vez conciencia, y si podremos relacionarnos como iguales con ellas. Tal como inicia su prólogo Kurzweil, se trata de “una emergencia inexorable”.
Algunas de estas predicciones parecen delirantes. Otras no tanto. El libro tiene veinte años y tampoco es su objetivo poner día y hora de cuando sucederá tal cosa o la otra. Como dice Kurzweil, se dice que la gente sobreestima lo que puede realizar a corto plazo y subestima los cambios que se producirán a largo plazo.