Desde luego si alguien me hubiera asegurado hace un año la tremenda expansión que ha tenido (al menos en España) el fenómeno de las redes sociales durantes los últimos meses, lo habría tomado un poco en broma. La expansión geométrica que ha tenido
Facebook es un caso digno de estudio (también Tuenti…pero me pilla un poco más lejos).Igual cara de escepticismo habría puesto si alguien me hubiera vaticinado el uso regular y casi compulsivo de
Twitter por gente que prácticamente hace un año, ni lo conocía. La combinación de Twitter con Facebook es casi letal. Llevo unos meses probándolo, y la amplificación (y desincronización) de mis comunicaciones-conversaciones genera situaciones un poco surrealistas… pero toca experimentar.Eventos como el de ayer en
Cava & Twitts, no son experimentos, son realidades. Sirven, además de charlar y debatir sobre temas interesantes, para desvirtualizar a miembros de algunas de tus redes, especialmente de Twitter (¿en realidad no se trata de una comunidad asimétrica y a/síncrona?). Pero sobretodo, tal como ayer apuntaron, sirve para demostrar que el ámbito de las redes sociales se completa mejor con la parte presencial. Al fin y al cabo somos humanos y no cyborgs (creo).Durante el evento de ayer, charlando –en el momento “cava”- con algunos de los asistentes, coincidíamos que de la misma manera que llegó una “ola” con
Facebook primero, y después con Twitter, puede que aparezca una nueva “ola” en el horizonte. Una ola para re-ajustar nuestra intimidad. No hablo de des-socializarnos, sino de ajustar nuestra interacción a un círculo un poco más cerrado y selecto de contactos. En un intento de reducir nuestra exposición-visibilidad (¿exhibicionismo?) y de gestionar mejor nuestra esfera más íntima.Quizás sea un paso más introspectivo, para redescubrir nuestra intimidad y profundizar ese primer círculo más intenso… algo habitual a nuestra vida “presencial”. Puede incluso que los escándalos financieros, junto con la dramática erosión de la confianza en las instituciones sea el telón de fondo perfecto y contribuya a ello. ¿Quién sabe si bajo esta premisa ya están surgiendo servicios (premium) que ofrezcan entornos de relación más reducidos, manejables y auténticos?
Ayer noche mientras le contaba a mi esposa el evento del
Cava & Twitts, no podía dejar de ponerme en su lugar. Aunque conoce Facebook, no lo usa, ni mucho menos Twitter, y cuando le explicaba que gente que conocía en Twitter luego la desvirtualizaba en este tipo de eventos… bueno la verdad es que sonaba un poco a aquella edulcorada comedia entre Meg Ryan y Tom Hanks (“Tienes un email”).