El libro «Dinero, crédito bancario y ciclos económicos» de Jesús Huerta de Soto es un tratado exhaustivo sobre teoría monetaria y bancaria desde la perspectiva de la Escuela Austriaca de Economía. Publicado por primera vez en 1998, este libro se ha convertido en una referencia fundamental para entender la crítica a la banca de reserva fraccionaria y su impacto en la estabilidad económica.
Huerta de Soto argumenta que la inestabilidad económica de los últimos doscientos años se debe al control gubernamental del sistema bancario y a la práctica de la reserva fraccionaria, donde los bancos solo mantienen una fracción de los depósitos a la vista en reserva y prestan el resto. Esta práctica permite a los bancos crear dinero adicional, lo que puede llevar a una inflación artificial y a una mala asignación de recursos, generando ciclos económicos insostenibles de auge y recesión.
El autor propone una reforma radical del sistema bancario, abogando por la implementación de un coeficiente de caja del 100% para los depósitos a la vista y la abolición de los bancos centrales. Según Huerta de Soto, estas medidas eliminarían las causas fundamentales de la inestabilidad económica, promoviendo una economía más próspera y sostenible.
Reconstrucción del marco legal para el dinero y la banca
Huerta de Soto realiza una reconstrucción detallada del marco legal del dinero y la banca, abarcando desde la antigüedad hasta los tiempos modernos. Comienza su análisis en la antigüedad, donde el dinero surgió de manera espontánea en el mercado como una mercancía generalmente aceptada.
Durante la Edad Media, se desarrollaron las primeras instituciones bancarias y se establecieron principios legales básicos, como la prohibición de la usura y la obligación de mantener la integridad de los depósitos.
En el Renacimiento, el desarrollo del comercio internacional y la aparición de nuevas formas de crédito llevaron a una mayor sofisticación de las prácticas bancarias. Se establecieron bancos públicos y privados que comenzaron a emitir recibos de depósito, los cuales podían ser transferidos y utilizados como medio de pago.
El siglo XIX vio la consolidación de los bancos centrales y la adopción del patrón oro, que establecía una relación fija entre el dinero y el oro. Sin embargo, Huerta de Soto critica la Ley de Peel de 1844 en Inglaterra, que exigía un coeficiente de caja del 100% solo para la emisión de papel moneda, pero no para los depósitos, permitiendo así la práctica de la reserva fraccionaria.
Problemas fundamentales de reserva fraccionaria
Huerta de Soto argumenta que la reserva fraccionaria permite a los bancos crear dinero de la nada, lo que distorsiona las señales del mercado. Esta creación de dinero no está respaldada por un aumento real en los bienes y servicios, lo que puede llevar a una inflación artificial y a una mala asignación de recursos.
La capacidad de los bancos para prestar más de lo que tienen en depósito lleva a expansiones crediticias insostenibles. Por ejemplo, si un banco tiene $100 en depósitos y mantiene una reserva del 10%, puede prestar $90, creando así dinero adicional en la economía.
Cuando los bancos expanden el crédito de manera excesiva, se genera una ilusión de prosperidad que incentiva a los empresarios a invertir en proyectos que, en realidad, no son sostenibles a largo plazo. Esta expansión artificial del crédito provoca un auge económico insostenible seguido de una inevitable recesión, un fenómeno conocido como el ciclo económico austriaco.
La reserva fraccionaria genera inestabilidad financiera continua. Al prestar más de lo que tienen en depósito, los bancos se vuelven vulnerables a las corridas bancarias, donde los depositantes, temiendo por la seguridad de sus fondos, retiran su dinero en masa. Esta situación puede llevar a la quiebra de bancos y a crisis financieras sistémicas.
Crítica a las Teorías Monetarista y Keynesiana
Huerta de Soto también ofrece una crítica detallada de las teorías monetarista y keynesiana. La teoría monetarista, popularizada por Milton Friedman, sostiene que la cantidad de dinero en circulación es el principal determinante de la actividad económica.
Los monetaristas creen que el control de la oferta monetaria es la mejor manera de estabilizar la economía y evitar la inflación. Proponen que los bancos centrales deben seguir una regla fija de crecimiento de la oferta monetaria, en lugar de intervenir de manera discrecional.
Huerta de Soto critica la teoría monetarista por varias razones:
- Simplificación Excesiva**: Argumenta que los monetaristas simplifican en exceso la relación entre la oferta monetaria y la actividad económica. Según Huerta de Soto, la economía es un sistema complejo donde múltiples factores interactúan, y no puede ser controlada simplemente ajustando la cantidad de dinero en circulación.
- Ignorancia de la Reserva Fraccionaria: Los monetaristas no abordan adecuadamente el problema de la reserva fraccionaria. Huerta de Soto sostiene que la capacidad de los bancos para crear dinero a través de la reserva fraccionaria es una fuente importante de inestabilidad económica que los monetaristas pasan por alto.
- Intervención Estatal: Aunque los monetaristas abogan por reglas fijas, todavía dependen de la intervención estatal a través de los bancos centrales. Huerta de Soto argumenta que cualquier forma de intervención estatal en el sistema monetario es problemática y puede llevar a desajustes económicos.
La teoría keynesiana, desarrollada por John Maynard Keynes, sostiene que la demanda agregada es el principal motor de la actividad económica. Los keynesianos creen que el gobierno debe intervenir en la economía para gestionar la demanda agregada, utilizando políticas fiscales y monetarias para suavizar los ciclos económicos y mantener el pleno empleo.
Huerta de Soto ofrece una crítica detallada de la teoría keynesiana:
- Ciclos económicos artificiales: Argumenta que las políticas keynesianas de estímulo de la demanda agregada a través del gasto público y la expansión del crédito crean ciclos económicos artificiales. Estas políticas pueden llevar a un auge económico insostenible seguido de una recesión, similar a lo que describe la teoría del ciclo económico austriaco.
- Desajustes de recursos: Las intervenciones keynesianas pueden distorsionar las señales del mercado, llevando a una mala asignación de recursos. Por ejemplo, el gasto público en proyectos no rentables puede desviar recursos de usos más productivos, creando ineficiencias en la economía.
- Déficit y deuda: Las políticas keynesianas a menudo resultan en déficits fiscales y un aumento de la deuda pública. Huerta de Soto sostiene que esto no es sostenible a largo plazo y puede llevar a crisis fiscales y monetarias.
- Intervención estatal y planificación centralizada: Al igual que con los monetaristas, Huerta de Soto critica la dependencia de los keynesianos en la intervención estatal. Argumenta que la planificación centralizada de la economía es inherentemente ineficiente y conduce a desajustes económicos.
Propuesta de reforma de Huerta de Soto
Huerta de Soto propone una reforma radical del sistema bancario que se centra en dos pilares fundamentales: la implementación de un coeficiente de caja del 100% para los depósitos a la vista y la abolición de los bancos centrales.
Implementación de un coeficiente de caja del 100%
El coeficiente de caja del 100% implica que los bancos deben mantener en reserva el 100% del dinero depositado a la vista por sus clientes. En otras palabras, por cada unidad monetaria depositada, el banco debe tener una unidad monetaria en reserva, eliminando así la posibilidad de crear crédito sin respaldo real. Esta medida busca evitar la creación de dinero de la nada, una práctica común en el sistema de reserva fraccionaria, donde los bancos solo mantienen una fracción de los depósitos en reserva y prestan el resto.
Los beneficios esperados de la implementación de un Coeficiente de Caja del 100%
- Estabilidad financiera: Al mantener el 100% de los depósitos en reserva, se elimina el riesgo de corridas bancarias, ya que los bancos siempre tendrán suficiente dinero para devolver a los depositantes. Esto reduce significativamente la posibilidad de crisis financieras sistémicas.
- Eliminación de la inflación artificial: La creación de dinero sin respaldo real es una de las principales causas de la inflación. Con un coeficiente de caja del 100%, se evita la expansión artificial del crédito, lo que contribuye a mantener la estabilidad de los precios.
- Asignación eficiente de recursos: Al eliminar la capacidad de los bancos para crear dinero de la nada, se asegura que el crédito disponible en la economía esté respaldado por ahorros reales. Esto mejora la asignación de recursos, ya que las inversiones se basan en fondos genuinamente disponibles y no en dinero creado artificialmente.
Abolición de los Bancos Centrales
Huerta de Soto argumenta que los bancos centrales son innecesarios en un sistema con un coeficiente de caja del 100%. Según el autor, los bancos centrales representan una forma de planificación centralizada que inevitablemente conduce a desajustes económicos y crisis financieras.
En lugar de depender de los bancos centrales, Huerta de Soto propone un sistema bancario en libre competencia, donde las instituciones financieras operen sin intervención gubernamental. En este sistema, la oferta monetaria estaría determinada por las fuerzas del mercado y no por decisiones centralizadas.
Los beneficios de la abolición de los bancos centrales son:
- Transparencia y responsabilidad: Los bancos serían responsables de sus propias decisiones y no podrían depender de rescates gubernamentales en caso de problemas financieros.
- Innovación y eficiencia: La competencia entre bancos fomentaría la innovación y la eficiencia en la prestación de servicios financieros.
- Estabilidad económica: Al eliminar la capacidad de los bancos para crear dinero sin respaldo real y la intervención de los bancos centrales, se reducirían las distorsiones en la economía, promoviendo una mayor estabilidad a largo plazo.
En resumen, la propuesta de reforma de Huerta de Soto busca crear un sistema bancario más estable y eficiente mediante la implementación de un coeficiente de caja del 100% y la abolición de los bancos centrales. Esta reforma, basada en los principios de la Escuela Austriaca de Economía, pretende eliminar las causas fundamentales de la inestabilidad económica y promover una economía más próspera y sostenible.