Hace tiempo que Internet se ha convertido en un poderoso catalizador social. Avanza tendencias y comportamientos. Permanentemente lanza nuevos desafíos a los marcos jurídico-políticos y socio culturales en todos los países del mundo. Cuando llega crea controversia en todos los sistemas y tradiciones, y los modelos de negocio crujen.
Muchos tecno-optimistas -como servidor- hemos tenido que actualizar pronósticos en repetidas ocasiones y redefinir con frecuencia los calendarios. Hasta que finalmente está ocurriendo. Como me decía @jaimecuesta “Vino más lento de lo que pensábamos y más rápido de lo que pensaban”. Añadiría un “más rápido de lo que deseaban”.
La revolución iniciada hace ya unos cuantos años, tiene una característica fascinante, transforma (o aniquila) modelos de negocio, pero los nuevos modelos de negocio nunca reciben en herencia las cifras de negocio anterior, ni tan siquiera parecidas. En la transición se evaporan millones y millones.
Ya no son síntomas. No toca prevenir, no basta con administrar aspirina. La última noticia de que Las ventas de diarios en papel se desploman un -38% en septiembre no puede dejar indiferentes a sus accionistas. Toca extirpar y sustituir. Y rápido.
Esto coincide en el tiempo con el anuncio oficial de que los medios interactivos ya son el tercer medio publicitario en España con el 11,3% de la inversión. Todavía estamos lejos de otros mercados como el británico o el danés, pero todo se andará.
El tsunami afecta a todos. La diferencia es que algunos se adaptan mejor que otros. “Disney le pide a Hollywood que reescriba el guión” decía la noticia donde Robert Iger, CEO de Disney, afirma que “el modelo de negocio que sostiene a la industria del cine está cambiando” para no volver a ser el de antes.
La “culpa” la tiene el espectacular descenso de las ventas de DVD, una de las principales fuentes de liquidez de Hollywood en la última década, Por supuesto que los ingresos procedentes de otras plataformas, como la distribución digital no han compensado esa caída. Otra vez se repite la historia.
Sobre la industria musical, hay poco que añadir. Los modelos tradicionales se han convertido en modelos obsoletos. El desembarco digital ha cambiado las reglas del juego. Se dejan de vender discos, se vende música. Y el negocio musical intentándose reinventar.
Quedan dos macro-sectores. El de la televisión, que está sufriendo una metamorfosis de su mastodóntico negocio mundial. Resiste las embestidas como puede. La caída de ingresos publicitarios, combinado con la fragmentación de la audiencia por la multiplicación de canales, más las nuevas propuestas interactivas –todavía demasiado atomizadas- erosionan muy lentamente a la madre del entretenimiento del siglo XX.
Se trata de una lucha desigual y heterogénea. La aristocracia del gotha televisivo se mantiene aferrada a unas concesiones políticas y millonarias, mientras cientos o miles de guerrilleros con todo tipo de propuestas del video online se enfrentan en desigual batalla.
La víctimas que encuentras por el camino son una razón de peso para intentar organizarse y plantar cara. Lo conseguirán (lo conseguiremos) cuando podamos presentarnos con audiencias más relevantes que la televisión y una alternativa creíble de calidad. Entonces convenceremos a los que queden de la industria publicitaria.
El penúltimo fenómeno es el del libro electrónico. Los lectores de e-books están llamando a la puerta del mercado masivo. Amenazan con convertirse en gadget de estas navidades. No acabarán ni con el libro ni mucho menos con la literatura, al contrario. Aunque previsiblemente revolucionará la industria y su comercialización… con la prensa periódica (de papel o no) incluida.
Muy estimulante ¿verdad? Aunque algunos no quieran verlo, hoy ya es el día después.