Madrid2020 o el “sostenella y no enmendalla” tan típico español. Una fórmula de vida con la que creían reforzar y mantener su honor los hidalgos españoles del siglo de oro, excelentemente representada con el descalabro de la candidatura de Madrid2020. Falsas expectativas, incoherentes con la debilidad geopolítica española, anterior a la economía intervenida. Y sí, la culpa siempre es de otros.
Desgraciadamente una gran parte de la actual casta política que nos dirige, son dignos herederos de esos hidalgos. Lo ratifican las recientes palabras del ministro Montoro afirmando que “España supera los pronósticos en su recuperación económica”, circunstancia que convierte a España en un país capaz de «dar lecciones a Europa y al mundo«. Vergüenza y miedo.
Otro desatino es alargar la agonía de una televisión pública como TV3. Fruto de un clientelismo largamente trabajado durante décadas (30º Aniversario). Una restructuración eternamente debatida y permanentemente en el limbo. Ahora aplazada, gracias a ERC y en el último momento, para esquivar una amenaza de huelga durante la Diada del 11S.
La situación económica de TV3 es inviable. El presupuesto solo da para pagar la pesada nómina. ¿Resultado inmediato? Salvo informativos, todo reciclado (dos u ocho veces). No hay presupuesto para producciones externas. Un callejón sin salida. Difícilmente se podrá apretar más a las pocas productoras que todavía mantienen producciones de cierto éxito (Minoría Absoluta tuvo que apretarse un 20% el cinturón para seguir con su ‘Polònia’). Puede que la TV Catalunya sea una de las que menos cuesta a los contribuyentes, pero nada justifica esta situación. De RTVE mejor no hablar, es el Titanic. Se hunde de forma irreversible.
- Por cierto, la campaña Tardor 2013 de TV3 “D’aquí endavant”, me parece carca y deprimente (ver vídeo). El toque emocional está gastado. Los trabajadores de la Corpo tienen todo el derecho del mundo a defender sus intereses, pero el discurso de “LaTeva” ya no cuela. Y menos después de la amenaza de huelga para el 11S.
Para acabar, una de emprendimiento. Constatar una percepción compartida con bastantes profesionales, emprendedores y técnicos: hay más incubadoras y aceleradoras, que buenos proyectos. Por eso, cada vez entiendo menos la falta de foco y coordinación entre las diferentes administraciones públicas y las políticas para potenciar el emprendimiento. A excepción de algunos ayuntamientos que al estar en primera línea, viven y tienen que adaptarse -como pocos- al pulso diario ¿Cómo es posible que diferentes AAPP compitan entre sí para captar emprendedores? ¿Cómo es posible que se involucren a patronales en esta competición sin sentido? Hasta qué punto tienen sentido competir con el sector privado? Por qué no colaborar, enfocar y priorizar?
Ahora sabemos cuál es la receta de nuestros políticos: promover candidaturas a Juegos Olímpicos, mantener TVs públicas inviables y crear un fabuloso “océano rojo” de programas de emprendimiento.