El trabajo nos está matando de Jeffrey Pfeffer es un libro que explora los efectos devastadores del estrés laboral y las prácticas de management sobre la salud de los empleados y el rendimiento de las empresas. Publicado en 2018, el libro destaca cómo el entorno laboral puede ser tan perjudicial para la salud como el humo de segunda mano, convirtiéndose en la quinta causa principal de muerte en Estados Unidos, con 120,000 muertes prevenibles cada año.
Pfeffer argumenta que el estrés laboral no solo afecta la salud física y mental de los empleados, sino que también tiene un impacto económico significativo, generando un gasto adicional de $190 mil millones en atención de salud mental. Este estrés se exacerba por la falta de seguro de salud adecuado, ya que muchos trabajadores dependen de su empleo para obtener cobertura sanitaria. Al menos 85,000 muertes se atribuyen a la falta de seguro, mientras que 28,000 se deben al estrés por exceso de trabajo y la falta de control laboral.
El autor sugiere que la adopción de políticas laborales similares a las europeas podría reducir significativamente estas muertes. En Europa, donde las muertes laborales son menos comunes, la inversión en atención médica es mayor, lo que conduce a una mejor salud y a menores tasas de mortalidad relacionadas con el trabajo.
Pfeffer también aborda la importancia de tratar a los empleados como familia, destacando que las empresas que se preocupan por el bienestar de sus trabajadores no solo aumentan la productividad, sino que también fomentan la lealtad y el compromiso. Propone medidas como la autoevaluación de la salud de los empleados y la denuncia pública de empresas tóxicas para mejorar las condiciones laborales.
En resumen, El trabajo nos está matando es una llamada urgente a la acción para transformar el entorno laboral, priorizando la salud y el bienestar de los empleados sobre las ganancias, y subraya la necesidad de un cambio moral y estructural en la manera en que se gestionan las organizaciones.
Aetna: Un modelo de innovación en bienestar laboral
Las condiciones laborales no tienen por qué ser perjudiciales. Un ejemplo inspirador de una empresa que optó por un enfoque diferente es Aetna. Tras un grave accidente de esquí en 2004, su CEO, Mark Bertolini, desarrolló un interés profundo por la salud, lo que lo llevó a replantearse la política de la empresa hacia el bienestar de los empleados.
En 2015, Aetna implementó un salario mínimo por hora de 16 dólares, resultando en un aumento del 33% para los empleados con los salarios más bajos. Esta medida, junto con mejoras en el seguro de salud y clases gratuitas de meditación, condujo a una reducción del 28% en el estrés reportado por los empleados y a una mejora del 20% en la calidad del sueño.
Además, los costos de atención médica de la empresa disminuyeron, demostrando que preocuparse por el bienestar de los empleados puede generar beneficios mutuos. Lamentablemente, empresas como Aetna son escasas. Como se analizará en los puntos siguientes, el estrés laboral tiene un impacto significativo en las personas a nivel mundial.
El Impacto mortal del estrés laboral
El estrés laboral en Estados Unidos es una crisis de salud pública comparable al humo de segunda mano, siendo la quinta causa principal de muerte con 120,000 muertes prevenibles cada año. Esta alarmante estadística plantea la pregunta: ¿por qué los legisladores no están tomando medidas contra esta tendencia mortal?
El estrés laboral contribuye significativamente al sufrimiento debido a que, en Estados Unidos, el trabajo no solo es una fuente de ingresos, sino también donde muchos obtienen su seguro de salud. Esto implica que al menos 85,000 muertes se deben a la falta de seguro de salud, ya sea por desempleo, trabajo freelance o la falta de cobertura proporcionada por el empleador.
Además, se estima que 28,000 muertes son causadas por el estrés relacionado con el exceso de trabajo, la falta de control sobre las tareas y la carencia de apoyo social en el lugar de trabajo. La competencia global ha incrementado las horas laborales, y la tecnología móvil exige que los empleados estén «en línea» fuera del horario habitual.
Este aumento del estrés tiene un impacto significativo en la salud física, con estudios que demuestran su vínculo con diversas enfermedades, incluyendo un aumento en las probabilidades de desarrollar cáncer. Desde una perspectiva económica, el costo de las prácticas laborales estresantes ha generado un gasto adicional de $190 mil millones en atención de salud mental, representando aproximadamente el 8% del gasto total en atención médica en EE.UU.
Al menos la mitad de estas muertes podrían evitarse si Estados Unidos adoptara políticas similares a las de Europa, donde las muertes laborales son la mitad de comunes. Los países europeos invierten más en atención médica, lo que conduce a una mejor salud y a menores niveles de muertes causadas por el entorno laboral. Si Estados Unidos se alineara con estas regulaciones, podría evitar 60,000 muertes y ahorrar $63 mil millones en costos de atención médica.
El estrés laboral: Una crisis silenciosa y mortal
El estrés laboral en Estados Unidos se ha convertido en una crisis de salud pública comparable al humo de segunda mano. Es la quinta causa principal de muerte, con 120,000 muertes prevenibles cada año. Este alarmante dato plantea una pregunta urgente: ¿por qué los legisladores no están tomando medidas contra esta tendencia letal?
El estrés laboral contribuye al sufrimiento de diversas maneras. En Estados Unidos, el trabajo no solo es el medio para ganar dinero, sino también donde muchos obtienen su seguro de salud. Esto implica que al menos 85,000 muertes se deben a la falta de seguro de salud, ya sea por desempleo, trabajo freelance o falta de cobertura proporcionada por el empleador.
Además, se estima que 28,000 muertes son causadas por el estrés debido al exceso de trabajo, la falta de control sobre el empleo o la falta de apoyo social en el lugar de trabajo. La competencia global y el crecimiento de la tecnología móvil han incrementado las horas de trabajo, esperando que los empleados estén «en línea» fuera del horario laboral.
El impacto del estrés en la salud física es significativo, con estudios que demuestran su vínculo con diversas enfermedades, incluyendo un aumento en las probabilidades de desarrollar cáncer en los hombres. Desde una perspectiva económica, el costo de las prácticas laborales estresantes ha generado un gasto adicional de $190 mil millones en atención de salud mental, representando aproximadamente el 8% del gasto total en atención médica en EE.UU.
Al menos la mitad de estas muertes podrían evitarse si Estados Unidos adoptara políticas similares a las de Europa, donde las muertes laborales son la mitad de comunes. Los países europeos invierten más en atención médica, lo que conduce a una mejor salud y a menores niveles de muertes relacionadas con el entorno laboral. Si Estados Unidos se alineara más con estas regulaciones, podría evitar 60,000 muertes y ahorrar $63 mil millones en costos de atención médica.
La paradoja mortal de los despidos laborales
Cuando ArcelorMittal adquirió Bethlehem Steel en 2008, decidió cerrar su planta en Nueva York, despidiendo a 260 trabajadores. Tres semanas después, George Kull, un exempleado de 56 años, sufrió un ataque al corazón y murió, seguido poco después por su compañero Don Turner. Estos trágicos eventos son una consecuencia directa de los despidos y la inseguridad económica, así como de los problemas de salud mental que provocan. Diversos estudios en países desarrollados muestran una tendencia similar: los despidos resultan en muertes.
Un estudio de 13,000 adultos estadounidenses que sufrieron ataques al corazón entre 1992 y 2010 encontró que casi el 70% de los casos ocurrieron después de la pérdida de empleo. Además, quienes sufrieron más de cuatro despidos tenían un 63% más de probabilidades de tener un ataque al corazón. Esta tendencia se observa también en otros países desarrollados. Un estudio en Suecia reveló que, tras perder sus empleos, las tasas de suicidio se duplicaron y el consumo de alcohol aumentó un 400% en 20 semanas.
La trágica ironía es que las propias empresas también pierden con los despidos. Los costos incluyen indemnizaciones, demandas, disminución de la moral y menor productividad. Además, los despidos no resuelven el problema subyacente: la falta de ingresos. Los anuncios de despidos suelen correlacionarse con la caída de los precios de las acciones, indicando que las empresas no están en su mejor forma.
Una alternativa es el enfoque de Southwest Airlines tras el 11 de septiembre. Mientras otras aerolíneas despedían a 80,000 empleados, Southwest ofreció reembolsos a los clientes y cumplió con un plan de participación en las ganancias de $179 millones. Al final de 2001, Southwest no solo fue rentable, sino que en 2002, su capitalización de mercado superó a la del resto de la industria combinada.
El desafío de garantizar cobertura de salud en el ámbito laboral
En 2011, el 40% de los empleadores no ofrecían seguro de salud a sus empleados, un aumento significativo respecto al 30% en 2000. Incluso cuando los empleadores proporcionaban cobertura, las contribuciones de los empleados se triplicaron de 2001 a 2011, pasando de $355 a $921 al año. En este contexto, surge la pregunta: ¿cómo pueden las empresas asegurar que sus trabajadores se mantengan saludables mientras preservan la rentabilidad?
No solo los empleados saludables son más productivos; las empresas que demuestran un interés genuino por el bienestar de sus empleados inspiran lealtad y compromiso, incrementando así la retención laboral. En ausencia de un cambio de política significativo hacia una cobertura de salud universal y alejándose de los mercados competitivos de seguros de salud, las empresas pueden optar por proporcionar médicos en el lugar de trabajo. Esta estrategia evita la necesidad de tratar con costosas compañías de seguros, garantizando una cobertura económica y eficiente para los empleadores y una cobertura de bajo costo, o incluso gratuita, para los empleados.
Incluso empresas con tan solo 400 empleados han adoptado este sistema y han encontrado que reduce el ausentismo y permite una prevención temprana de enfermedades. Esta solución no solo beneficia a los empleados, sino que también refuerza la posición competitiva de las empresas al mejorar la salud y el bienestar general de su fuerza laboral.
Al implementar este tipo de medidas, las empresas pueden abordar de manera efectiva el desafío de proporcionar cobertura de salud, asegurando al mismo tiempo la sostenibilidad y el éxito a largo plazo.
Autonomía y apoyo social: Pilares de un entorno laboral saludable
En la actualidad, los beneficios para empleados, como el alcohol gratis en la oficina y las salas de juegos, son cada vez más comunes en las oficinas modernas. Sin embargo, estas comodidades suelen ser superficiales y no resuelven por sí solas los altos niveles de estrés en el lugar de trabajo. Un cambio real requiere tiempo y esfuerzo.
Un factor crucial para la felicidad de los empleados es tener control sobre su vida laboral. Esto se evidenció en la década de 1970, cuando investigadores británicos descubrieron que los funcionarios de mayor rango tenían un 50% menos de probabilidades de reportar dolor en el pecho. Esto se correlacionaba directamente con la cantidad de control que tenían en sus trabajos, ya que podían decidir en qué trabajaban y cómo y cuándo lo hacían.
La falta de control en el trabajo puede llevar a las personas a sentirse impotentes. Por ejemplo, cuando un gerente popular es despedido sin explicación, los empleados experimentan niveles más altos de estrés. Un estudio de la Universidad de Indiana encontró que aquellos en trabajos estresantes y exigentes con bajos niveles de control tenían un 15.5% más de riesgo de muerte.
No obstante, las cosas no tienen que ser así. Patagonia, el gigante de la moda al aire libre, emplea estructuras organizativas planas que no permiten el micromanagement. Cuando el clima es favorable, se anima a los empleados a tomarse horas libres para disfrutar de deportes al aire libre, permitiéndoles trabajar cuándo y cómo desean.
El apoyo social en el lugar de trabajo es igualmente importante. Las investigaciones han demostrado que tener una fuerte red de apoyo social es beneficioso para la salud. Para fomentar estos sentimientos, las empresas deberían evitar las evaluaciones de desempeño clasificadas, que aumentan los conflictos internos y disminuyen la colaboración.
Además, es fundamental invertir en relaciones a largo plazo con los empleados. Google, por ejemplo, anunció en 2011 un esquema radical de seguro de vida para empleados y sus familias, donde al fallecer un empleado, la familia recibiría todas las acciones no adquiridas y la mitad de su salario durante diez años. Tales acciones inspiran un sentido de comunidad, alivian el estrés y mejoran la salud psicológica.
El Imperativo de tratar a los empleados como familia
Las empresas tienen razones contundentes para tratar a sus empleados como familia. Empleados saludables son más productivos, leales y viven más tiempo. Sin embargo, la realidad actual prioriza las ganancias sobre el bienestar de los empleados. Para transformar esta situación, es crucial medir la felicidad de los empleados. Esto se puede lograr a través de la autoevaluación de la salud, preguntando regularmente: «¿Cómo está tu salud en general?» Un estudio finlandés con 2,800 participantes demostró que la autoevaluación de la salud durante un año se correlacionó con las visitas al médico. Al fomentar la autoevaluación, las empresas pueden monitorear mejor el bienestar de sus empleados y ajustar las condiciones laborales en consecuencia.
Además, es fundamental denunciar públicamente a las empresas tóxicas. Así como las empresas que dañan el medio ambiente son señaladas como contaminadoras, también debería hacerse visible la contaminación social de un entorno laboral insalubre. Al ser expuestas, las empresas estarían incentivadas a mejorar sus condiciones laborales, ya que ninguna empresa desea ser etiquetada como perjudicial para la salud humana.
Finalmente, las empresas deben asumir los costos de salud por los que son responsables. Un ejemplo es Walmart, cuyos bajos salarios y deficiente seguro de salud afectan el bienestar de sus empleados, obligándolos a depender de la atención médica pública. Un estudio estimó que los empleados de Walmart generaban un gasto público en salud de $455 millones anuales. Para mitigar este traslado de gastos al contribuyente, las empresas deberían cubrir una proporción mínima de los costos de salud de los empleados.
San Francisco implementó esta medida en 2007, legislando que los empleadores debían contribuir con $1.37 por hora por empleado para el cuidado de la salud. El resultado fue una reducción significativa en los costos de las salas de emergencia, ya que los empleados pudieron prevenir mejor las enfermedades mediante la atención primaria.
En última instancia, tanto empleadores como legisladores deben reconocer que existe un problema moral en juego. Ciento veinte mil personas al año mueren literalmente por un cheque de pago, permitiendo que las empresas aumenten sus beneficios. Esto debe cambiar.