En su provocador libro El suicidio de Occidente, la escritora y profesora Alicia Delibes Liniers presenta un análisis profundo y alarmante sobre la crisis educativa que está experimentando el mundo occidental. A través de una revisión histórica de las teorías y prácticas pedagógicas de los últimos siglos, Delibes argumenta que las instituciones educativas están abandonando su función primordial de transmitir conocimientos y valores fundamentales, lo que está llevando a una sociedad cada vez más ignorante, manipulable y mediocre.
La autora advierte que este proceso, impulsado por corrientes educativas «progresistas» y una interpretación distorsionada de conceptos como la igualdad y la libertad, está socavando los cimientos mismos de la civilización occidental.
En este post, exploraremos en detalle las principales ideas y argumentos presentados por Delibes Liniers en «El suicidio de Occidente», analizando las raíces históricas y filosóficas de esta crisis educativa, sus manifestaciones actuales y las posibles consecuencias para el futuro de nuestra sociedad si no se produce una reacción contundente para revertir estas tendencias nocivas.
El libro de Delibes es una llamada de atención urgente sobre un tema crucial para nuestro tiempo, que invita a reflexionar sobre el propósito de la educación y su papel en la preservación y el desarrollo de nuestra cultura.
La renuncia a la transmisión del saber: La alarmante crisis educativa en occidente
Delibes Liniers presenta un análisis profundo y alarmante sobre la crisis educativa que está experimentando el mundo occidental. Según la autora, las instituciones educativas están abandonando su función primordial de transmitir conocimientos y valores fundamentales, lo que está llevando a una sociedad cada vez más ignorante y fácilmente manipulable.
Delibes Liniers argumenta que este proceso tiene sus raíces en las ideas pedagógicas de pensadores como Rousseau y se ha ido agravando con el tiempo, especialmente a partir de la revolución de Mayo del 68 y la influencia creciente de teorías educativas «progresistas» como las del norteamericano John Dewey. Estas corrientes han promovido un énfasis excesivo en la igualdad, llevando a un rechazo del mérito, el esfuerzo y la excelencia académica, y fomentando una mediocridad generalizada donde se evita que alguien destaque por sus conocimientos.
Además, conceptos como la verdad objetiva están siendo reemplazados por opiniones mayoritarias, sin importar su validez, lo que conduce a una sociedad donde se aceptan los mayores disparates por presión de la mayoría. La autora advierte que esta renuncia a la transmisión rigurosa del saber está llevando a la desaparición de la escuela como institución fundamental de Occidente, socavando las bases culturales e intelectuales de nuestra civilización.
En esencia, Delibes Liniers plantea que la politización de la educación y la adopción de teorías pedagógicas que priorizan aspectos como la «educación emocional» por encima del conocimiento tradicional están creando generaciones de jóvenes con escasa comprensión lectora, poco discernimiento y una sensación general de desorientación, poniendo en peligro el futuro mismo de la civilización occidental si no se produce una reacción.
La tiranía de la mediocridad: El declive del mérito y la verdad en la educación occidental
Delibes Liniers advierte sobre una preocupante tendencia hacia la mediocridad en la sociedad occidental, impulsada por las corrientes educativas dominantes. La autora argumenta que el énfasis excesivo en la igualdad ha llevado a un rechazo del mérito, el esfuerzo y la excelencia académica, creando un ambiente donde se procura que nadie destaque por sus conocimientos.
Según Delibes Liniers, esta «pasión por la igualdad» ha matado el deseo de superación y el reconocimiento del mérito, conduciendo a una sociedad donde se evita que alguien sepa más que los demás. Este fenómeno se ve agravado por la sustitución de la verdad objetiva por opiniones mayoritarias, sin importar su validez. La autora advierte que esta tendencia lleva a una situación en la que «los mayores disparates se aceptarán porque nadie osará ir en contra de la mayoría».
Delibes Liniers sostiene que este igualitarismo académico, que pretende acabar con las desigualdades producidas por las distintas capacidades de las personas, se ha apoderado del mundo de la educación, llevando a una crisis profunda. En lugar de fomentar el conocimiento y el pensamiento crítico, se está creando una sociedad fácilmente manipulable, donde las emociones prevalecen sobre la razón.
La autora argumenta que esta tendencia no solo afecta a la calidad de la educación, sino que también amenaza los fundamentos mismos de la civilización occidental, al renunciar a la transmisión rigurosa del saber y al cultivo de la excelencia intelectual.
La politización de la educación: Mitos pedagógicos y el ocaso del conocimiento
Delibes Liniers analiza en profundidad cómo ciertos fenómenos recientes y lo que ella denomina «mitos pedagógicos» están teniendo un impacto negativo en la educación. Uno de estos fenómenos es el multiculturalismo, que según la autora, se ha convertido en un mantra ideológico en el ámbito educativo.
Delibes Liniers argumenta que, bajo la bandera del multiculturalismo, se está promoviendo un relativismo cultural que socava la transmisión de los valores y conocimientos propios de la civilización occidental. Esto se traduce en una renuncia a enseñar y valorar adecuadamente la historia, el arte y la literatura occidental, por considerarlos expresiones de una cultura dominante y opresora.
Además de este relativismo cultural, la autora señala la influencia de «mitos pedagógicos» como la educación sostenible, la inclusividad o el «aprender a aprender». Aunque aparentemente bienintencionados, Delibes Liniers advierte que estos conceptos a menudo se interpretan de manera confusa o incluso perversa. Por ejemplo, bajo el paraguas de la inclusividad, se promueven políticas educativas más centradas en la corrección política que en la pedagogía.
Asimismo, expresiones como «aprender a aprender» pueden vaciarse de contenido y utilizarse para justificar una educación que renuncia a la transmisión rigurosa de conocimientos. En esencia, la autora argumenta que todos estos fenómenos y mitos pedagógicos son síntomas de una creciente politización de la educación, donde las agendas ideológicas se anteponen a los verdaderos fines educativos.
Según Delibes Liniers, movimientos como el ecologismo, el feminismo o el «wokismo» se han convertido en los nuevos dogmas de una pedagogía progresista que busca adoctrinar más que formar. Esta instrumentalización política de la educación traiciona su propósito esencial de transmitir conocimientos, fomentar el pensamiento crítico y formar ciudadanos cultos y libres. En última instancia, advierte la autora, esta deriva educativa no solo empobrece intelectualmente a las nuevas generaciones, sino que amenaza los cimientos mismos de la civilización occidental.
Rousseau y las raíces de una educación sin rumbo
Delibes Liniers señala al filósofo Jean-Jacques Rousseau como el origen de muchas de las ideas educativas actuales que ella considera perjudiciales para la educación y la sociedad occidental. Según la autora, Rousseau, en su afán por formar al «hombre nuevo» capaz de entregar su voluntad a la voluntad general del Estado, partía de su conocida idea de la bondad innata de la naturaleza humana, lo que le llevaba a sostener la necesidad de una educación en libertad, sin autoridad, reglas ni disciplina.
Esta concepción rousseauniana rompe con el modelo humanista de educación e introduce falacias que han cautivado a miles de pedagogos desde entonces, afirma Delibes Liniers. Entre estas ideas, la autora destaca el querer educar al niño lejos de la influencia de la familia, la arrogancia moral, la soberbia, el sentimentalismo, la justificación de las propias maldades por la maldad ajena y la irresponsabilidad. Todas estas nociones, según Delibes Liniers, han dado lugar a una mal entendida libertad educativa que rechaza la autoridad del profesor, la disciplina en el aula y la transmisión estructurada de conocimientos, en pos de una supuesta libertad del niño guiado por su naturaleza.
La autora argumenta que esta filosofía educativa de Rousseau debió de sonar a gloria en los oídos de los pedagogos de la Institución Libre de Enseñanza en España y ha influido enormemente en las corrientes educativas progresistas actuales, que ella considera profundamente nocivas para la educación y la pervivencia de la civilización occidental.
Hannah Arendt: La voz profética contra la educación progresista
La autora destaca la importancia de las advertencias que Hannah Arendt hizo ya en los años 50 sobre los peligros de la «educación progresista» impulsada por pedagogos como John Dewey en Estados Unidos. Según Delibes, Arendt fue una de las primeras voces críticas que alertó sobre cómo este enfoque educativo estaba socavando los fundamentos de la educación occidental.
La filósofa alemana señaló que la educación progresista, con su énfasis en «sustituir el aprender por el hacer» y «borrar la distinción entre trabajo y juego», estaba llevando a una crisis educativa profunda. Arendt argumentaba que estas teorías, que pretendían crear «ciudadanos libres e independientes para el nuevo mundo», habían fracasado en su propósito, produciendo en cambio estudiantes mal preparados y una pérdida progresiva del peso de la cultura occidental.
Delibes subraya cómo Arendt criticó los prejuicios políticos y pedagógicos detrás de este enfoque, incluyendo una interpretación distorsionada de la igualdad y la renuncia a la autoridad por parte de maestros y padres. La autora señala que Arendt vinculó estas ideas a la influencia de Rousseau y la Revolución Francesa, advirtiendo que convertían la educación en un instrumento político para transformar la sociedad, lo que consideraba peligroso.
Delibes argumenta que las predicciones de Arendt se cumplieron con el movimiento de Mayo del 68, que actuó como vehículo para transmitir estas ideas a Europa, influyendo en las reformas educativas de los años 70 en varios países, incluida España.
En esencia, Delibes utiliza las críticas de Arendt para respaldar su argumento de que la adopción generalizada de la pedagogía progresista ha llevado a una crisis educativa sin precedentes, caracterizada por el desprecio a la tradición cultural occidental y un miedo exagerado a «traumatizar» al alumno, lo que ha resultado en una generación insegura e incapaz de tomar decisiones.
El futuro sombrío de la educación: La amenaza de la mediocridad y el relativismo
Delibes Liniers advierte sobre un futuro sombrío si no se produce una reacción firme contra las corrientes pedagógicas nocivas que se han apoderado de la educación occidental. La autora argumenta que estas tendencias, impulsadas por una interpretación distorsionada de conceptos como la igualdad y la libertad, están llevando a una sociedad de mediocres donde el conocimiento y la excelencia académica son menospreciados.
Según Delibes Liniers, la pasión por la igualdad mal entendida ha matado el deseo de superación, la valoración del esfuerzo y el reconocimiento del mérito. Esto ha dado lugar a un igualitarismo académico que busca eliminar las diferencias producidas por las distintas capacidades de las personas, promoviendo un ambiente donde se procura que nadie sepa más que nadie.
La autora advierte que, en este contexto, conceptos como la verdad objetiva están siendo reemplazados por opiniones mayoritarias, sin importar su validez. Esto conduce a una situación alarmante donde los mayores disparates se aceptan por la presión de la mayoría, ya que nadie se atreve a ir en contra de la corriente dominante.
Delibes Liniers sostiene que si no se produce una reacción contundente contra estas tendencias pedagógicas perniciosas, nos encaminamos hacia una sociedad de mediocres, fácilmente manipulable y carente de pensamiento crítico. En este escenario distópico, la escuela habrá abandonado por completo su función esencial de transmitir conocimientos y valores fundamentales, convirtiéndose en una herramienta al servicio de agendas políticas e ideológicas.
La autora advierte que este «suicidio educativo» no solo empobrecerá intelectualmente a las nuevas generaciones, sino que también pondrá en peligro los cimientos mismos de la civilización occidental. En resumen, Alicia Delibes Liniers alerta sobre un futuro oscuro si no se produce una reacción firme contra las corrientes pedagógicas nocivas que promueven la mediocridad, el relativismo y el adoctrinamiento en lugar del conocimiento y el pensamiento crítico.
La autora insta a tomar conciencia de esta amenaza y a defender una educación basada en la transmisión rigurosa del saber, la valoración del mérito y la búsqueda de la excelencia como pilares fundamentales para preservar nuestra civilización.
El ocaso de la escuela y la amenaza a la civilización occidental
La autora argumenta que el abandono de la transmisión de saberes como eje central de la educación está provocando una crisis profunda que amenaza no solo a la institución escolar, sino a los cimientos mismos de la civilización occidental. Según la autora, este proceso tiene sus raíces en las ideas pedagógicas de Rousseau y se ha intensificado con las corrientes educativas progresistas del siglo XX.
Delibes sostiene que la escuela ha dejado de cumplir su función esencial de transmitir conocimientos y valores fundamentales, reemplazándola por un enfoque que prioriza una mal entendida igualdad y libertad. Este cambio ha llevado a una erosión de la disciplina, la autoridad y el orden en los centros educativos, así como a un desprecio por el esfuerzo, el mérito y la excelencia académica.
La autora argumenta que este «igualitarismo académico» busca eliminar las diferencias producidas por las distintas capacidades de las personas, creando una sociedad de mediocres donde se evita que alguien destaque por sus conocimientos.
Delibes advierte que esta tendencia está produciendo generaciones de jóvenes con escasa formación intelectual, fácilmente manipulables y sin las herramientas necesarias para preservar y desarrollar la cultura occidental. En última instancia, la autora sostiene que este abandono de la transmisión del saber está socavando los pilares culturales e intelectuales que han sostenido la civilización occidental, lo que podría llevar a su eventual desaparición si no se produce una reacción contundente para revertir estas tendencias e