En ¡Lo quiero!, Luke Burgis explora la naturaleza humana al revelar cómo el deseo mimético moldea nuestras aspiraciones y acciones. Es decir, que nuestros deseos y metas a menudo no son originales, sino que están influenciados por los deseos y metas de otras personas. Burgis se basa en la teoría mimética de René Girard, que sugiere que las personas imitan los deseos de otras personas y que esto puede llevar a la competencia y al conflicto.
El libro argumenta que la comprensión de esta dinámica mimética puede ayudarnos a hacer mejores decisiones, a establecer metas más auténticas y a formar relaciones más sanas y satisfactorias.
Principales ideas !Lo quiero! de Luke Burgis
- La influencia de los modelos: Celebristán vs. Freshmanistán
- Detener el ciclo mimético: El caso de Lamborghini y Ferrari
- Las crisis miméticas encuentran su fin solo cuando se nombra y castiga a un chivo expiatorio.
- Los sistemas miméticos nos atan a metas artificiales y poco satisfactorias.
- Moldeando deseos: El papel de los líderes empresariales
- Empatía: La clave para romper las crisis miméticas
La mimesis y sus implicaciones en los negocios
En el año 2008, Luke Burgis, fundador de Fit Fuel, se encontraba ante una oportunidad crucial. Tony Hsieh, CEO de Zappos, se comprometió a adquirir la empresa, lo que significaba un rescate de la creciente deuda en un momento económico incierto.
La desesperación de Burgis por concretar el acuerdo lo llevó a adoptar medidas extremas. Ocultó sus opiniones sobre la cultura de Zappos, participó en happy hours y adaptó su estilo para complacer a Hsieh. Sin embargo, en este afán, perdió de vista su motivación original de construir su propia empresa.
¿Qué estaba sucediendo? En resumen, Burgis estaba atrapado en una densa red de deseo mimético, un término acuñado por René Girard que describe la fuerza oculta que nos impulsa a imitar a otros en todas las áreas de la vida.
El deseo mimético, a menudo subestimado, influye en nuestras decisiones más profundas. Nos hace imitar modelos, lo que puede conducir a la uniformidad y, paradójicamente, a una intensa rivalidad. La historia de Caín y Abel ilustra cómo el deseo compartido puede desencadenar conflictos destructivos.
Para Burgis, Tony Hsieh se convirtió en un modelo poderoso. Al esforzarse por emularlo, Burgis perdió de vista sus propios impulsos y motivaciones. Reconocer y comprender la mimesis es fundamental para recuperar el control sobre nuestros deseos y decisiones.
El caso de Burgis nos lleva a reflexionar sobre cómo los modelos influyen en nuestras vidas, especialmente en el ámbito empresarial. La comprensión de la mimesis nos permite discernir entre deseos auténticos y aquellos que son producto de la influencia externa. Este tema será explorado con mayor detalle a continuación.
El texto aborda de manera clara y concisa el impacto de los modelos en nuestra vida cotidiana y cómo este impacto varía según su proximidad a nosotros. Sin embargo, algunas sugerencias pueden mejorar el estilo y la fluidez del texto:
La influencia de los modelos: Celebristán vs. Freshmanistán
La influencia de los modelos varía dependiendo de si pertenecen a nuestro círculo social o si residen en un espacio abstracto distante.
¿De quién te sientes más celoso: ¿Jeff Bezos o un colega con un salario más alto pero un trabajo similar al tuyo? Es probable que la envidia se dirija más hacia el colega. Bezos, como la persona más rica del mundo, representa un éxito inalcanzable y abstracto, fuera de nuestra esfera de competencia.
Bezos reside en lo que el autor denomina Celebristán, un espacio donde los modelos están distantes en tiempo, espacio o estatus social. Por otro lado, nuestro colega se encuentra en Freshmanistán, donde los modelos compiten directamente con nosotros, generando rivalidades y conflictos.
Los modelos de Celebristán son mediadores externos del deseo; comprendemos su inalcanzabilidad y, por ende, no nos sentimos amenazados por ellos. Julia Child, por ejemplo, es un modelo para millones, pero al estar muerta, no representa una amenaza.
Los modelos de Freshmanistán, en cambio, ejercen su influencia desde nuestro entorno social, lo que los convierte en mediadores internos del deseo y, por ende, en amenazas potenciales.
Freshmanistán, donde la mayoría reside, está plagado de distorsiones, como el ciclo negativo de la reflexividad. Este ciclo puede ser perjudicial, como lo evidencia la rivalidad entre raperos de la Costa Este y Oeste en la década de 1990, que culminó en tragedia con la muerte de Biggie y Tupac.
Las rivalidades en Freshmanistán raramente tienen fin, pero a veces, como veremos a continuación, pueden conducir a resultados inesperados.
El texto presenta una historia interesante sobre Ferruccio Lamborghini y su rivalidad con Ferrari, destacando la importancia de detener los ciclos miméticos para encontrar la felicidad. Aquí hay algunas sugerencias para mejorar el estilo:
Detener el ciclo mimético: El caso de Lamborghini y Ferrari
Ferruccio Lamborghini, inicialmente un exitoso fabricante de tractores en Italia, decidió un día invertir parte de sus ganancias en un vehículo de lujo: un Ferrari.
Disfrutaba de su Ferrari, pero enfrentaba un problema persistente con el embrague. A pesar de múltiples visitas a la fábrica de Ferrari para reparaciones, el problema persistía. Lamborghini, finalmente, recurrió a sus propios mecánicos, quienes descubrieron que el lujoso Ferrari utilizaba el mismo embrague que los tractores baratos de Lamborghini.
Tras reemplazar el embrague con uno de mejor calidad, Lamborghini decidió confrontar a Ferrari. Explicó el problema, pero Ferrari lo rechazó, incluso insinuando que el problema residía en la habilidad de Lamborghini para conducir un Ferrari.
Indignado por la falta de respeto, Ferrari se convirtió en un modelo mimético para Lamborghini, pasando de Celebristán a Freshmanistán. Determinado a superar a Ferrari, Lamborghini se propuso crear su propio vehículo de lujo.
El resultado fue histórico. En 1964, Lamborghini lanzó su primer coche, seguido por un modelo que superó al Ferrari en casi todas las categorías. Para 1968, figuras como Frank Sinatra y Miles Davis conducían Lamborghinis.
A pesar del éxito, los ingenieros de Lamborghini presionaban para producir un coche de carreras. Sin embargo, Lamborghini se negó, consciente de las consecuencias de una rivalidad mimética. No quería que su hijo de 16 años, Tonino, se viera envuelto en la competencia de las guerras de carreras.
Al renunciar a su rivalidad con Ferrari, Lamborghini evitó una crisis descontrolada. Esta lección debería tomarse en serio. Si estás atrapado en una rivalidad mimética, desvincúlate de esa persona en las redes sociales. Eventualmente, dejarás de verla como una amenaza y encontrarás una mayor felicidad.
Las crisis miméticas encuentran su fin solo cuando se nombra y castiga a un chivo expiatorio.
En la antigua Grecia, ante una plaga u otro desastre natural, la gente recurría a un ritual macabro. Se seleccionaba a un pharmakos, alguien considerado veneno para la comunidad, generalmente un esclavo, criminal o persona con deformidades físicas. Este individuo era culpado por la crisis, sometido a tortura y humillación públicas, y finalmente, expulsado o asesinado.
Para los griegos antiguos, el pharmakos fungía como chivo expiatorio, absorbiendo la culpa y la violencia en la situación. A través de este rito, la sociedad liberaba su ira y recobraba la armonía. Según René Girard, el mecanismo del chivo expiatorio es la única forma de poner fin a una verdadera crisis mimética.
La mimesis se propaga como energía interpersonal, acumulando rivalidad, conflicto y, eventualmente, crisis. El mecanismo del chivo expiatorio libera esta tensión acumulada. Girard sostiene que toda violencia histórica puede rastrearse hasta este mecanismo, como en el caso de los judíos durante la Alemania nazi.
Ejemplos más benignos del chivo expiatorio se encuentran en el deporte profesional, donde los equipos despiden entrenadores y expulsan jugadores al final de la temporada para avanzar.
Sin embargo, el mecanismo del chivo expiatorio tiene sus problemas, evidenciados en la crucifixión de Jesucristo. En lugar de unir a la comunidad contra él, su muerte provocó divisiones, desafiando la efectividad del chivo expiatorio como instrumento de justicia.
Hoy en día, vivimos con las consecuencias de este fracaso del chivo expiatorio. Reconocemos la injusticia contra las víctimas inocentes, pero también debemos ser conscientes de no deificar a estas víctimas injustamente, ya que algunos pueden buscar poder o ventaja sobre otros al reclamar el estatus de víctima.
Los sistemas miméticos nos atan a metas artificiales y poco satisfactorias.
La infancia de Sébastien Bras fue moldeada por la cocina de Le Suquet, el restaurante de su padre en el idílico campo francés. Criado justo encima del restaurante, Sébastien se sintió atraído por la pasión culinaria desde temprana edad. Con la meta de alcanzar la codiciada tercera estrella Michelin para Le Suquet, Sébastien asumió el mando del restaurante una década después de su consecución en 1999.
Sin embargo, la presión del sistema Michelin pronto se tornó opresiva. Lo que una vez fue una aspiración noble se convirtió en un yugo, dictando reglas y expectativas que sofocaban la creatividad y la pasión de Sébastien. Montando en bicicleta por las montañas cercanas, Sébastien se dio cuenta de que necesitaba liberarse del sistema Michelin. Su verdadero deseo era crear platos que reflejaran la belleza del campo francés, liberándose así de las cadenas de las expectativas ajenas.
Salir de un sistema mimético tóxico, como lo hizo Bras, implica desafiar las metas preestablecidas que otros imponen sobre nosotros. Los sistemas educativos, por ejemplo, pueden definir el éxito en términos de calificaciones y logros académicos, pero rara vez abordan el propósito último de la educación.
Todos estamos inmersos en sistemas miméticos que nos instan a buscar reconocimientos y prestigio. Sin embargo, podemos desafiar esta influencia evaluando nuestros deseos y decisiones desde una perspectiva más amplia. Antes de actuar, podemos proyectarnos en nuestro lecho de muerte y reflexionar sobre qué decisiones nos traerán verdadera satisfacción y realización a largo plazo.
Al examinar nuestras metas y deseos desde esta perspectiva, podemos liberarnos del cautiverio de los sistemas miméticos y buscar una vida auténtica y significativa.
Moldeando deseos: El papel de los líderes empresariales
Durante milenios, los senegaleses y otros africanos occidentales han cultivado un grano ancestral conocido como fonio. Sin embargo, la colonización de Senegal desplazó este cultivo en favor de los cacahuetes, dejando la percepción de que los cultivos nativos eran obsoletos.
Yolélé Foods, liderada por el chef senegalés Pierre Thiam, está desafiando esta idea. La empresa busca importar fonio y otros ingredientes africanos occidentales a los Estados Unidos, con la esperanza de mejorar la percepción de África Occidental tanto en Estados Unidos como en sus propios habitantes.
Este caso ilustra cómo las empresas pueden alinear su misión con modelos miméticos para influir positivamente en los deseos de las personas.
Los líderes empresariales, como Thiam, pueden ser modelos poderosos para la sociedad. Por lo tanto, tienen la responsabilidad de ejercer un liderazgo trascendente, que trascienda las tendencias y las corrientes del momento.
El liderazgo trascendente se manifiesta cuando los líderes miran más allá de lo inmediato y popular, imaginando un futuro más grande y significativo. John F. Kennedy, con su visión de llevar al hombre a la luna, ejemplificó este tipo de liderazgo.
En contraste, el liderazgo inmanente, como se ve en la serie de televisión The Office, se enfoca en modelos internos y se muestra incapaz de adaptarse a cambios significativos en su entorno.
Para evitar el liderazgo inmanente, los líderes deben centrarse en metas trascendentes que vayan más allá de su propio beneficio personal. También es crucial fomentar la transparencia dentro de la organización, ya que la verdad es fundamentalmente antagónica a la mimesis y puede ser distorsionada si se oculta.
En resumen, los líderes empresariales deben abrazar un liderazgo trascendente, basado en la transparencia y centrado en metas que beneficien a la sociedad en su conjunto.
Empatía: La clave para romper las crisis miméticas
Imagina a tres artistas parados uno al lado del otro, cada uno pintando la misma escena, pero con motivaciones completamente diferentes.
La primera artista perfecciona sus habilidades para ganar un concurso, mientras que el segundo crea un recuerdo especial para su esposo, ya que ese lugar fue el escenario de su primera cita. Por otro lado, el tercer artista busca plasmar su visión imaginativa del paisaje en la realidad.
A simple vista, parecen estar haciendo lo mismo, pero sus mundos interiores son diversos y complejos. Aquí es donde la empatía juega un papel crucial.
La empatía nos permite comprender las experiencias de los demás sin perder nuestra propia identidad. En una crisis mimética, todos desean y sienten lo mismo, pero la empatía nos permite mantenernos auténticos mientras nos conectamos con los demás a un nivel profundo.
Una forma efectiva de cultivar la empatía es escuchando las experiencias gratificantes de los demás: sus historias de realización. Estas historias reflejan momentos en los que una persona encuentra satisfacción personal. Ir a un concierto puede ser entretenido, pero sumergirse en el aprendizaje profundo sobre un artista es enriquecedor.
Al compartir y escuchar estas historias, iniciamos un ciclo positivo de empatía. Cada relato compartido nos permite comprender mejor la vida interior del otro y nos ayuda a distinguirnos unos de otros.
Es crucial enfocarnos en nuestros deseos profundos, aquellos que reflejan nuestra esencia y valores fundamentales. Estos deseos actúan como una armadura contra la mimesis, protegiéndonos de los deseos superficiales de reconocimiento y riqueza.
Al centrarnos en nuestros deseos más profundos, encontramos la libertad para resistir los impulsos destructivos y vivir una vida auténtica y significativa.