Aunque ahora se lleve mucho y sea políticamente correcto, no es un problema de digitalización. No me malinterpretes. Por supuesto que es necesario que los ordenadores, la web 2.0, el upgrade del profesorado etc. entren en las escuelas. Cuanto antes mejor.
Pero no nos engañemos. En pleno siglo XXI seguimos insistiendo en un modelo educativo basado en la estandarización de la formación. Importa poco o nada que los chavales tengan diferentes tipos de inteligencias, ritmos y maneras de asimilar el conocimiento. ¿Personalización? No gracias, mejor estandarización. Todos iguales.
Sigue vigente el modelo creado hace dos siglos para preparar los obreros de la fábricas… pero claro, ahora no tenemos fábricas. Como mucho tenemos a la Administración y las empresas neo-públicas. El resto al paro.
Quizás pronto nos daremos cuenta o nos armaremos de valor para contar la verdad a los estudiantes de hoy y a sus familias. Sus posibilidades de “encontrar” trabajo se reducen dramáticamente cada día que pasa. No hay suficiente demanda laboral para colocar tal cantidad de mano de obra. Y ya no me refiero a la hipercualificación de los candidatos, fenómeno asentado desde mucho antes de la crisis. Hablo de “encontrar trabajo”. No lo hay. O no lo hay del tipo que –más o menos- se había prometido. Otro drama de semejante calibre.
Entonces el gran problema de hoy, es no estar preparando ahora mismo a los que aún están en edad escolar, a buscarse la vida más allá del aula. Ese es el gran fracaso escolar, no que los estudiantes abandonen antes de acabar. El gran fracaso, el gran drama, es no haber tomado consciencia que era un error prepararlos para “buscar trabajo” cuando había que prepararlos para “construir su futuro”.
¿Qué queremos? La escuela como fábrica de… ¿parados, funcionarios o emprendedores?
No es un matiz, hay un abismo.