Muy interesante la lectura de la Contra de LaVanguardia de hoy (‘Compran un niño jugador como quien compra un caballo’) en el que J.Pablo Meneses cuenta -brevemente- que durante dos años ha recorrido Latinoamérica en busca de una joven promesa para comprarla y hacer negocio: «Los clubs tratan a esos niños como inversiones, productos o trabajadores profesionales. Los traen de Sudamérica y África con la promesa de un futuro en el fútbol profesional y muchos acaban en las calles de las grandes ciudades sin visado ni esperanza. El Parlamento Europeo ha constatado que «en el mercado del fútbol europeo existe la sombra del tráfico humano«.
Cuenta J.Pablo Meneses que “En Latinoamérica hay dos caminos rápidos para salir de la pobreza: el fútbol y el narcotráfico, pero los dos te llevan a un mal destino”
Maradona se fichó a los 20 años. A Messi con 13. “El Real Madrid ha fichado a Leo Coria, de 7 años, y hace poco en Holanda se fichó a un niño de 18 meses porque hizo unas piruetas con un balón. Fue récord de audiencia en YouTube y el club holandés lo fichó para su cantera”
“Falcao pertenece a un fondo de inversiones, y el gran fichaje del Barça, Neymar, a unos supermercados. Ese es el futuro”.
Esta idea del deportista como una mercancía (Marketing de Neymar, 6 preguntas con posible respuesta), como una inversión, contrasta con un ejemplo muy cercano: Kilian Jornet. Uno de los mejores atletas de todos los tiempos, pero que compite en la montaña, alejado de los mass media, ya sea en trailrunning (categoría que él ha ayudado a desarrollar) o en esquí de montaña
Kilian no es una mercancía, es auténtico. De hecho su proyecto personal, Summits of my Life se ha convertido en una causa. Aunque los más puristas (las actividades de montaña es una ámbito en el que abundan) le critican que él, directa o indirectamente, ha mercantilizado la montaña, lo cierto es que Kilian no es un hombre anuncio. De hecho es la antítesis de Neymar.
Tal como apunta Kilian en diferentes entrevistas, se siente mejor “Alejado de los focos” y no tiene inconveniente de cargar contra el star-system, afirmando “No me gustan los mitos ni los ídolos, toda esa idolatría…”
Kilian es un tipo inteligente y con criterio propio. Infinitamente más prudente cuando está bajo los focos, que en la montaña. Aparte de los sus méritos como deportista y de ‘tener la cabeza muy bien amueblada’ el mérito es de su entorno, especialmente de su manager Joan Solà.
Convertirse en icono le ha abierto una oportunidad, que piensa ejercer con responsabilidad “Soy consciente de ello, y la parte positiva es que lo que dices y haces llega a más gente, y si hablas de decrecimiento y sólo una persona de 200.000 lo asume ya es mucho”. O “me gusta comunicar el valor de la naturaleza, el minimalismo con la vida”
O incluso desnudarse en la cima del Montblanc (4.810 metros de altitud) para denunciar el deshielo de los glaciares y alertar sobre los efectos del cambio climático.
No me imagino a Neymar, Messi o Cristiano Ronaldo hablando o actuando en esos términos.
Quizás sea el escenario. Un estadio de fútbol no es más que un inmenso plató. En cambio La montaña es la cruda realidad y te obliga a ser quien eres.
Los economics del fútbol no son comparables a nada. El valor como soporte publicitario global de Neymar, Messi o Cristiano Ronaldo es de otra galaxia.
Pero nada justifica robar la infancia a miles de niños, porque como afirma J.Pablo Meneses los casos de Neymar o Messi son solo “errores muestrales”. El negocio del fútbol ha ido demasiado lejos. Defraudar Hacienda, dinero público destinado a mantener la burbuja, supuestos valores de un club al servicio de patrocinadores sospechosos (Betandwin, Qatar,…). Que los clubs sean cómplices del “tráfico humano” quizás sea la gota que rebosa el vaso. Y recuerda, el marketing, como la tecnología, no es ni intrínsecamente bueno ni malo.