¿Overpromise o auto bombo publicitario?
Al margen que pueda gustar más o menos, la estrategia publicitaria de la marca AXE fue un buen hallazgo. Aunque lo están exprimiendo demasiado, exageradamente diría, llevándoles a cruzar la línea e iniciar –en mi opinión- la degeneración y ridiculez de concepto. Incluso amenazan con batir el record en posesión de Amena y los bailoteos…
En la comunicación de AXE se emplea un lenguaje hiperbólico, persuasivo y embaucador, pero que nadie con -mínimo sentido común- se cree. Con ello juegan, y a juzgar por su persistencia, sus buenos réditos estarán obteniendo.
La campaña del AVE (“En diciembre la alta velocidad llegará a Barcelona”) es otra historia. Es la demostración que la torpeza del auto bombo lleva a la mentira. Letal para la comunicación persuasiva. Devalúa la marca que te habla. Desde ese momento pierden credibilidad todos sus mensajes. No sólo es ineficaz, además se genera un efecto boomerang.
Como bien reconoce el anunciante “hay cabreo, recelo y pesimismo” (Montilla dixit). La precipitada y desafortunada campaña lo alimenta.
En una empresa normal el responsable de publicidad y –seguramente- el de marketing habrían dimitido. En EEUU quizás también el CEO. Aquí no pasa nada. Los políticos son imprevisibles, pero tranquilos, no hay riesgo alguno que dimitan o que les echen.
A pesar de todo, me quedo con el efecto Axe. Es más inofensivo ¿no crees?