En una época donde Elon Musk tuitea sobre colonizar Marte y Mark Zuckerberg nos promete un metaverso utópico, Michel Nieva nos entrega una crítica mordaz y necesaria del capitalismo tecnológico contemporáneo. Su libro «Ciencia ficción capitalista» no es solo un análisis más: es una disección precisa de cómo los multimillonarios de Silicon Valley han secuestrado nuestros sueños colectivos sobre el futuro.
La apropiación del imaginario futurista
Lo fascinante del análisis de Nieva es cómo revela la operación maestra de los magnates tecnológicos: han conseguido transformar problemas profundamente políticos y sociales en simples desafíos técnicos. ¿Crisis climática? SpaceX tiene la solución. ¿Desigualdad social? El metaverso nos hará a todos iguales. ¿Muerte? La inmortalidad digital está a la vuelta de la esquina. Esta narrativa no es accidental. Los Bezos, Musk y Zuckerberg de nuestro tiempo han convertido la ciencia ficción en algo más que un género literario: la han transformado en una poderosa herramienta de marketing corporativo. Ya no son solo empresarios: se presentan como visionarios, como los únicos capaces de salvarnos de nuestros propios errores.
El espejismo tecnológico
La seducción es perfecta: mientras nos deslumbran con cohetes reutilizables y promesas de vida eterna digital, los problemas reales del planeta se profundizan. El truco, nos dice Nieva, está en cómo han logrado hacer que sus soluciones parezcan no solo deseables, sino inevitables. ¿Y quién puede resistirse a estas promesas? Mientras la mayoría de nosotros luchamos con la precariedad laboral y la ansiedad climática, estos modernos «salvadores tecnológicos» nos venden tickets para escapar de la realidad – literal y metafóricamente.
La metáfora de la Humanidad sin Mundo
El concepto más potente que nos ofrece Nieva es el de una «humanidad sin mundo»: imaginen turistas espaciales tomándose selfies mientras la Tierra arde a sus espaldas. No es ciencia ficción: es una metáfora perfecta de nuestra época, donde la desconexión entre la élite tecnológica y la realidad planetaria alcanza niveles absurdos. Esta imagen captura la esquizofrenia de nuestro tiempo: mientras unos pocos planean colonizar otros planetas, la mayoría enfrentamos las consecuencias muy reales del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el colapso ecosistémico.
El solucionismo como religión
La fe ciega en la tecnología como salvación universal es lo que Nieva denomina «solucionismo tecnológico». Es una creencia casi religiosa en que cualquier problema, sin importar cuán complejo sea, puede resolverse con suficiente innovación técnica y espíritu emprendedor. Lo irónico, señala el autor, es que las mismas tecnologías y sistemas que nos han llevado al borde del precipicio se presentan ahora como nuestra única esperanza de salvación. Es como si los pirómanos se ofrecieran como bomberos.
La literatura como herramienta de resistencia
Pero Nieva no se queda en la crítica. Su propuesta es recuperar el poder subversivo original de la ciencia ficción: su capacidad para imaginar futuros verdaderamente alternativos, no solo variaciones del capitalismo actual con más robots y naves espaciales.
Nos invita a algo revolucionario: recuperar nuestra capacidad colectiva de soñar. Porque mientras dejemos que sean las corporaciones las únicas que imaginan el futuro, ese futuro solo servirá a sus intereses.
En definitiva, el libro de Nieva es una llamada a la acción: necesitamos urgentemente recuperar nuestra capacidad de imaginar futuros diferentes, futuros que no estén dictados por los intereses corporativos sino por las necesidades y aspiraciones de toda la humanidad. Porque el verdadero peligro no es que el fin del mundo llegue, sino que el capitalismo nos haga creer que no hay alternativa a su versión del futuro.
Lecturas complementarias para profundizar en la crítica tecnológica
«The Everything War» de Dana Mattioli: Complementa perfectamente el análisis de Nieva al exponer cómo Amazon ha construido un imperio basado en la monopolización de datos y mercados. Mientras Nieva analiza la narrativa de salvación tecnológica, Mattioli revela las prácticas monopolísticas concretas que sustentan esos relatos de poder (ver Amazon y su plan de dominación mundial: ‘The Everything War’ por Mattioli )
«Blood in the Machine» de Brian Merchant: Ofrece el contexto histórico que ayuda a entender mejor la crítica de Nieva. Merchant traza una genealogía de la resistencia contra el poder tecnológico, mostrando cómo la actual narrativa de «salvación tecnológica» tiene raíces profundas en la historia del capitalismo industrial (ver Orígenes de la rebelión contra las Big tech: ‘Blood in the Machine’ de Brian Merchant )
«The End of Reality » de Taplin: Dialoga directamente con la preocupación de Nieva sobre la «humanidad sin mundo». Taplin analiza cómo la tecnología está reconfigurando nuestra percepción de la realidad, complementando la crítica de Nieva sobre la desconexión entre el mundo virtual prometido y la crisis planetaria real (ver Del monopolio tecnológico a las fantasías tecnocráticas).
«Palo Alto» de Malcolm Harris: Proporciona el marco histórico-geográfico del Silicon Valley que Nieva critica. Harris demuestra cómo la ideología tecnoutópica que Nieva desmonta se gestó en un contexto específico de capitalismo californiano (ver El polémico libro «Palo Alto» de Malcolm Harris: Una mirada crítica a la historia de Silicon Valley)
«The Coming of Neo-Feudalism» de Kotkin: Expande la crítica de Nieva sobre la élite tecnológica al contextualizarla dentro de una tendencia más amplia hacia un nuevo feudalismo digital. Kotkin analiza las estructuras de poder que sustentan la narrativa de salvación tecnológica que Nieva critica (ver El regreso del feudalismo: Cómo la élite tecnológica está redefiniendo la sociedad moderna)
«Always Day One» de Kantrowitz:
Ofrece una perspectiva complementaria y casi opuesta a la de Nieva. Mientras Nieva critica la narrativa de salvación tecnológica, Kantrowitz documenta cómo las grandes tecnológicas construyen y mantienen su poder a través de la cultura corporativa del «día uno perpetuo», proporcionando así una visión desde dentro del sistema que Nieva critica (ver Cómo las big tech planean mantenerse en la cima para siempre).