Matrix existe. Seguirá existiendo mientras una gran mayoría sigamos perfectamente enganchados al sistema, pedaleando para que la máquina no pare.
Díaz Ferrán no cede su poltrona en la CEOE ni con agua caliente. Uno de los potenciales candidatos a sustituirle, Juan Rosell, después de 15 años, agita sin pudor alguno, la bandera de la renovación en la presidencia de Fomento del Trabajo. Lo peor no es su estrategia (‘Siempre he sido un renovador’), lo peor es que los empresarios cómplices comulguen con ruedas de molino y lo revaliden.
Dice Richard Branson que “todo aspirante a empresario debe tener confianza, asumir riesgos y desafiar al statu quo”. A juzgar por el comportamiento de las patronales cuando llegan a ‘empresarios’ hacen justamente lo contrario. Estoy convencido que esa es sólo una clase de empresarios, aunque desafortunadamente son los que más mandan o están más cerca del poder. Mal vamos.
Nada cambia. Los grandes siempre sacan buena tajada. Da igual que sea animando el vergonzoso esperpento del Plan E (‘los gigantes del ladrillo sacan tajada del plan E’) o cortando el grifo del crédito a empresas y familias. Cuando estamos tocando fondo, especulando sobre lo lejos o cerca del final del túnel, los seis bancos del Ibex y las dos mayores cajas van ganando (‘Los grandes del sistema financiero español sacan tajada’). Desde luego hay para hacer un “Wall Street 3- Los de siempre, siguen ganando”. La banca siempre gana, pero no son los únicos que quieren seguir manteniendo la situación.
Las revoluciones son cosa del pasado, de los libros de historia. Para que el señor Lara reclame a los cuatro vientos que hay que intensificar la persecución de los galeones piratas que son una amenaza para “su” industria editorial. Y para que los más pesados se relajen, la único gran revolución tecnológica triunfadora en España, es intentar aumentar la sobredosis de broadcast vía TDT.
Así las cosas, pronto los antisistema seremos los que no lanzamos piedras contra escaparates y la policía, no hacemos huelga, no votamos en la CEOE ni en Fomento del Trabajo, ni pisamos moqueta oficial… pero seguimos pedaleando porque a los que mandan les va francamente bien, como siempre.
Repito ¿Hasta cuando hay que aguantar?