Anteayer estrenamos el video de Coca-Cola, “El atraclón, en la web de Cálico Electronico. Puede parecer una anécdota, pero es un hito para Nikodemo. Pasar el filtro de una de las primeras marcas mundiales, no es algo que suceda todos los días. Ha sido difícil, lo que todavía hace más valioso lo conseguido.
Los cinco meses que ha durado el proceso hablan por sí solos. Un proceso que en condiciones “ideales” no debería llevar más allá de unas pocas semanas… Como le comentaba a Marcus Hurst de Yorobuku, encajar dos marcas no es fácil. Cada una tensando hacia la zona donde se siente más confortable, en su territorio más natural. Por el lado de Nikodemo la consigna interna era clara, tirar adelante el proyecto, sí o sí.
Trabajar con cualquier marca importante no es fácil, hacerlo a través de su agencia, es un más difícil todavía. No es nada nuevo. Ni nada contra McCann-Eriksson Madrid, al contrario. Pero cuantas más personas, equipos, pones en el proceso de creación-decisión más alambicada resulta la aventura. Hay riesgo de topar con el aquel aforismo clásico de “un camello es un caballo diseñado por un comité”.
Afortunadamente, al final ha prevalecido la profesionalidad de las partes y las ganas de tirarlo adelante. Con sacrificios. Porque si nadie tiene que explicar a McCann cómo es la marca Coca-Cola y como hacer su trabajo, menos que nadie puede decirle al equipo de Nikodemo cuál es el carácter y el ADN de Cálico, qué puede decir, hacer y qué no.
Pues ahí está la dificultad. Contar una historia breve, con una intención, con ritmo y que arranque una sonrisa de nuestros usuarios. Ese es el objetivo. Se puede contar de formas infinitas, pero de un modo en que ambas marcas se expresen de forma natural, es un poco más difícil. Ese es uno de los retos del branded entertainment.
Marcus me preguntaba si habíamos “suavizado” el guión. Pues claro. Eso ya sabíamos que sucedería desde el momento que aceptamos el encargo. No caemos del árbol ahora. Por eso mismo intuimos que después de este primer trabajo para Coca-Cola, esperamos continuar con la marca de Atlanta y con otras más. Sabemos que es mejorable. Nuestros usuarios nos lo recuerdan en tiempo real. Tenemos la fortuna de contar con sus comentarios instantáneos. Nos lo recuerdan permanentemente. Un trance agridulce, muchas veces incluso cruel, que curte lo indecible. Ese es otro de los retos del branded entertainment. Ya me gustaría ver sometido a ese escrutinio permanente a algunas vacas sagradas.
No es que reclame un homenaje para los insensatos productores independientes, metidos en esta larga travesía en la que algunos todavía vivimos para contarlo. Es aquí a donde deberán bajar y arremangarse los privilegiados del gotha televisivo. Que se preparen.
No son lloriqueos, pero reclamo un poco de paciencia. La exploración no es fácil. Hacerlo en directo, menos. Tengo confianza en nuestra capacidad y talento. Y que de estas experiencias todos aprendemos. Al fin y al cabo, este proyecto es un posible ejemplo -mejorable, insisto- del camino que hay que seguir.
No es un camino de rosas, pero algunos ya lo estamos recorriendo.