La tesis principal del libro Anestesiados. La humanidad bajo el imperio de la tecnología de Diego Hidalgo es una crítica profunda y reflexiva sobre cómo la tecnología ha llegado a dominar nuestras vidas y las implicaciones de esta dominación. Hidalgo argumenta que la humanidad ha desarrollado una relación casi mágica con la tecnología, que ha desviado nuestra atención de sus efectos negativos y ha llevado a una falta de autoconciencia sobre los límites y desafíos que esta relación impone.
El autor se pregunta si el desarrollo tecnológico realmente nos hace más libres y felices o si, por el contrario, deberíamos preocuparnos por el rumbo que está tomando. Propone que es crucial recuperar el control sobre la tecnología y utilizarla de manera que beneficie a la humanidad, en lugar de permitir que nos utilice a nosotros.
Anestesiados es un ensayo que explora críticamente la relación entre la humanidad y la tecnología, destacando cómo esta última ha llegado a dominar nuestras vidas y las implicaciones de esta dominación.
La pérdida de libertad y autonomía
Hidalgo argumenta que la tecnología digital ha reducido nuestra libertad y autonomía. Las tecnologías y la conexión digital han modificado profundamente nuestra forma de pensar, tomar decisiones y relacionarnos, creando una dependencia que limita nuestra capacidad de actuar de manera independiente. La omnipresencia de dispositivos y plataformas digitales ha llevado a una situación en la que nuestras acciones y pensamientos están cada vez más dirigidos por algoritmos y notificaciones, lo que nos hace menos libres.
La Ilusión de la libertad
Hidalgo aborda la idea de «la Ilusión de la libertad» para describir cómo la tecnología, aunque aparentemente nos ofrece más opciones y comodidades, en realidad nos está controlando de maneras sutiles pero profundas.
El autor argumenta que la tecnología nos ofrece una personalización y comodidad sin precedentes. Las plataformas digitales y los dispositivos inteligentes están diseñados para adaptarse a nuestras preferencias y necesidades individuales, lo que nos da la sensación de tener un control total sobre nuestras elecciones y acciones. Sin embargo, esta personalización es una espada de doble filo. Aunque parece que estamos tomando decisiones libres, en realidad, estas decisiones están siendo guiadas y limitadas por los algoritmos que controlan estas plataformas.
Las plataformas digitales utilizan algoritmos sofisticados para analizar nuestros comportamientos y predecir nuestras preferencias. Estos algoritmos no solo nos muestran contenido que es probable que nos guste, sino que también nos mantienen enganchados a las plataformas. Este control algorítmico crea una «adhesividad» tecnológica, donde nuestras acciones y pensamientos están cada vez más dirigidos por estímulos externos, como notificaciones y recomendaciones personalizadas.
Hidalgo destaca que las plataformas digitales están diseñadas para captar y mantener nuestra atención (ver Yonquis tecnológicos: ‘Irresistible’ de Adam Alter) . Utilizan diversas técnicas, como la reproducción automática de videos, las notificaciones constantes y las recompensas de validación social, para mantenernos enganchados. Estas técnicas activan los centros de placer en nuestro cerebro, generando una sensación de gratificación instantánea que refuerza el comportamiento de revisar constantemente las plataformas.
La constante exposición a estímulos digitales nos hace menos reflexivos y más impulsivos. La tecnología nos empuja a tomar decisiones rápidas y automáticas, sin darnos tiempo para pensar críticamente sobre nuestras acciones. Esta falta de reflexión crítica nos lleva a aceptar pasivamente las decisiones que la tecnología toma por nosotros, lo que reduce nuestra autonomía y capacidad de juicio.
Hidalgo argumenta que esta «adhesividad» tecnológica nos ha llevado a dejar de pensar críticamente sobre nuestras acciones y a permitir que las decisiones sean tomadas por la tecnología. Las grandes corporaciones tecnológicas tienen un poder significativo para influir en nuestras decisiones a través de la manipulación de datos y algoritmos. Esto plantea un desafío para nuestra libertad y autonomía, ya que nuestras decisiones están cada vez más condicionadas por las plataformas digitales.
Un ejemplo claro de esta manipulación es el uso de la inteligencia artificial (IA) en la toma de decisiones. La IA puede analizar grandes volúmenes de datos y hacer recomendaciones basadas en patrones y tendencias ocultas. Sin embargo, cuando confiamos ciegamente en estas recomendaciones, corremos el riesgo de ser manipulados. Por ejemplo, en el ámbito financiero, los algoritmos de IA pueden influir en nuestras decisiones de inversión, y en el ámbito de la salud, pueden influir en nuestras decisiones médicas.
La deshumanización y la alienación
Hidalgo aborda de manera crítica y profunda la idea de que la tecnología está llevando a la deshumanización y alienación de la sociedad.
Hidalgo argumenta que la tecnología ha invadido nuestras vidas privadas de manera sin precedentes. Los dispositivos digitales y las plataformas en línea han penetrado en todos los aspectos de nuestra existencia, desde lo más íntimo hasta lo social y político. Esta invasión no solo afecta nuestra privacidad, sino que también altera la forma en que interactuamos con el mundo y con nosotros mismos.
La tecnología ha modificado profundamente nuestras interacciones sociales. Las redes sociales y las plataformas digitales han cambiado la manera en que nos comunicamos y relacionamos con los demás. Hidalgo señala que, aunque estas herramientas pueden facilitar la conexión, también pueden llevar a una superficialidad en las relaciones y a una disminución de la calidad de las interacciones humanas. La dependencia de la tecnología para mantener relaciones puede resultar en una falta de profundidad y autenticidad en nuestras conexiones sociales.
Hidalgo destaca el impacto negativo de la tecnología en la salud mental, especialmente entre los jóvenes. La constante exposición a las redes sociales y la presión por mantener una presencia en línea pueden llevar a problemas como la ansiedad, la depresión y el sentimiento de soledad. Estudios han mostrado una correlación entre el uso intensivo de smartphones y el deterioro de la salud mental, lo que sugiere que la tecnología puede estar contribuyendo a una crisis de salud mental a nivel global (ver Frontal Fatigue: impacto de la vida moderna y la tecnología en la enfermedad mental).
La dependencia de la tecnología para resolver problemas y organizar nuestras vidas puede entorpecer nuestra aspiración a la libertad y la felicidad. Hidalgo argumenta que, al delegar cada vez más tareas y decisiones a la tecnología, estamos perdiendo nuestra capacidad de actuar de manera autónoma y reflexiva. Esta dependencia puede llevar a una disminución de nuestras habilidades cognitivas y a una mayor vulnerabilidad a la manipulación por parte de las grandes corporaciones tecnológicas.
El autor se pregunta si el desarrollo tecnológico realmente nos hace más libres y felices o si, por el contrario, deberíamos preocuparnos por el rumbo que está tomando. Hidalgo invita a reflexionar sobre si la tecnología está contribuyendo a nuestra realización personal y social o si está entorpeciendo nuestra aspiración a la libertad y la felicidad. Esta reflexión es crucial para determinar si el camino que estamos siguiendo es el adecuado o si necesitamos reorientar el desarrollo tecnológico hacia un uso más humano y ético.
Hidalgo hace una llamada a recuperar las características que nos hacen realmente humanos. Esto incluye nuestra capacidad de hacer elecciones autónomas, mantener relaciones significativas con otros seres humanos, experimentar sentimientos profundos y aprender de nuestros errores. El autor argumenta que la tecnología no debe suplantar estas capacidades humanas, sino que debe ser utilizada de manera que las potencie y respete.
La necesidad de retomar el control: Botón off
Hidalgo introduce la idea de la «desaparición del botón off» para describir cómo la tecnología ha invadido nuestras vidas de manera tan profunda que ya no podemos simplemente «apagarla». En el pasado, los dispositivos tecnológicos podían ser encendidos y apagados a voluntad, permitiendo un uso consciente y controlado. Sin embargo, con la llegada de los smartphones y otros dispositivos siempre conectados, esta capacidad de desconexión se ha perdido. La tecnología se ha vuelto omnipresente y líquida, infiltrándose en todos los aspectos de nuestra vida sin que seamos plenamente conscientes de ello.
Hidalgo argumenta que es crucial recuperar el «botón off» tanto de forma literal como metafórica. Literalmente, esto significa poder desconectar físicamente los dispositivos cuando no los necesitamos. Metafóricamente, implica recuperar la capacidad de poner límites claros a la tecnología en nuestras vidas, estableciendo momentos y espacios libres de tecnología para proteger nuestra autonomía y bienestar
La educación como motor de cambio
Hidalgo subraya la importancia de la educación como un motor de cambio esencial para enfrentar los desafíos que plantea la tecnología digital.
Hidalgo destaca la necesidad de sensibilizar a toda la comunidad educativa, incluyendo tanto a los estudiantes como a los padres y madres, sobre los efectos de la tecnología. Esta sensibilización es crucial para crear conciencia sobre cómo la tecnología digital afecta nuestras vidas y decisiones. La intervención en las comunidades educativas debe ser integral, abarcando desde el alumnado hasta los padres y madres, para asegurar que todos los miembros de la comunidad estén informados y preparados para enfrentar los desafíos tecnológicos.
La educación es vista por Hidalgo como una herramienta clave para empoderar a las personas. A través de la educación, se puede ayudar a los individuos a tomar decisiones informadas sobre el uso de la tecnología. Esto implica no solo enseñar habilidades técnicas, sino también fomentar una comprensión crítica de los mecanismos mediante los cuales la tecnología digital influye en nuestras vidas. La educación debe proporcionar a las personas las herramientas necesarias para reconocer y resistir las trampas y manipulaciones a las que están expuestas diariamente.
Una de las propuestas centrales de Hidalgo es fomentar el pensamiento crítico en la sociedad. Esto implica educar a las personas sobre los mecanismos mediante los cuales la tecnología digital afecta sus vidas y decisiones. Hidalgo aboga por una mayor sensibilización y pedagogía en nuestra relación con la tecnología, destacando la importancia de ser conscientes de las trampas y manipulaciones a las que estamos expuestos diariamente.
Hidalgo sugiere que la intervención educativa debe ser proactiva y continua. Esto incluye la implementación de programas educativos que aborden el uso responsable y crítico de las tecnologías digitales desde edades tempranas. La educación debe enfocarse en desarrollar competencias digitales en todas sus dimensiones: instrumental, cognitivo-intelectual, socio-comunicacional, emocional y axiológica. Además, es fundamental fomentar el debate y la participación activa del alumnado sobre el uso adecuado de las TIC, así como desarrollar actitudes éticas en el comportamiento cotidiano en el uso de estas tecnologías.
El autor también resalta la importancia de la coordinación y colaboración entre diferentes actores educativos. Esto incluye a los docentes, padres, y otros miembros de la comunidad educativa. La coordinación es esencial para armonizar las políticas de educación tecnológica y evitar disparidades en el acceso y uso de la tecnología entre los estudiantes. Además, es importante que las familias trabajen juntas para establecer normas y límites coherentes sobre el uso de la tecnología, especialmente en edades tempranas.
Finalmente, Hidalgo enfatiza la necesidad de educar sobre la navegación segura en la red. Esto incluye informar a los estudiantes y sus familias sobre los riesgos asociados con el uso de Internet y las redes sociales, y proporcionarles las herramientas y conocimientos necesarios para navegar de manera segura y responsable. Las acciones de sensibilización deben estar orientadas a toda la comunidad educativa para asegurar una comprensión amplia y profunda de los riesgos y las mejores prácticas en el uso de la tecnología.
La batalla asimétrica contra la tecnología
Hidalgo describe la relación entre la humanidad y la tecnología como una «batalla asimétrica y desigual». Esta metáfora se utiliza para ilustrar el desbalance de poder entre los individuos y las grandes corporaciones tecnológicas.
Hidalgo argumenta que un pequeño número de grandes empresas tecnológicas, como Google, Facebook y Amazon, han acumulado un poder desproporcionado. Estas empresas no solo dominan el mercado tecnológico, sino que también tienen una influencia significativa en nuestras vidas cotidianas, decisiones y comportamientos. Este poder se manifiesta en su capacidad para recolectar y analizar grandes cantidades de datos personales, lo que les permite construir modelos predictivos y manipular nuestras decisiones.
El autor se refiere al concepto de «capitalismo de la vigilancia», acuñado por Shoshana Zuboff (ver La peor versión del capitalismo: el Capitalismo de la Vigilancia), para describir cómo estas empresas utilizan nuestros datos para lucrarse. Este modelo de negocio se basa en recolectar la mayor cantidad de datos posible para construir modelos predictivos que les permitan influir en nuestras decisiones y vender esta información a terceros. Hidalgo considera que esta práctica es una amenaza directa a nuestra libertad y autonomía, ya que convierte nuestras vidas en mercancías que pueden ser compradas y vendidas.
Hidalgo destaca que las grandes corporaciones tecnológicas tienen la capacidad de manipular nuestras decisiones y comportamientos a través de algoritmos y notificaciones. Estas empresas diseñan sus plataformas para captar nuestra atención y mantenernos enganchados, lo que nos hace más susceptibles a la manipulación. Esta manipulación no solo afecta nuestras decisiones de consumo, sino también nuestras opiniones políticas y sociales, lo que plantea un desafío sin precedentes para la democracia y la autonomía individual.
La situación actual genera desafíos existenciales. Uno de los principales que plantea esta batalla asimétrica es la pérdida de privacidad. Las grandes empresas tecnológicas tienen acceso a una cantidad sin precedentes de datos personales, lo que les permite conocer nuestras debilidades y vulnerabilidades cognitivas. Esta información puede ser utilizada para manipularnos de maneras que ni siquiera somos conscientes, lo que representa una amenaza significativa para nuestra autonomía y dignidad humana.
Hidalgo también señala que la concentración de poder en manos de unas pocas empresas tecnológicas contribuye a la desigualdad digital. Estas empresas tienen los recursos y la capacidad para desarrollar tecnologías avanzadas que no están al alcance de todos. Esto crea una brecha entre aquellos que tienen acceso a estas tecnologías y aquellos que no, exacerbando las desigualdades sociales y económicas existentes. Hidalgo llama a las autoridades y gobiernos a tomar medidas contra las grandes corporaciones tecnológicas para proteger la libertad y autonomía de las personas. Esto incluye la implementación de regulaciones más estrictas sobre la recolección y uso de datos personales, así como la prohibición de ciertos modelos de negocio que incentivan la manipulación y el control de los usuarios. Hidalgo argumenta que estas medidas son necesarias para restablecer el equilibrio de poder y proteger los derechos fundamentales de los individuos.