Adaptación estratégica en la guerra del Siglo XXI
En el siglo XXI, la guerra ha adoptado un nuevo rostro, resumido en dos palabras: «Adaptarse o morir». Este tipo de conflicto se desarrolla en un entorno global marcado por la tensión, la letalidad y la complejidad política, lo que exige un replanteamiento radical de las estrategias de combate. ¿Cómo pueden entonces los estados o actores no estatales alcanzar la victoria en este escenario bélico tan cambiante?
En su obra The New Rules of War: Victory in the Age of Durable Disorder, Sean McFate, exoficial del Ejército de EE. UU. y contratista militar privado, ahora convertido en profesor de estrategia en la Universidad de Defensa Nacional y en la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, aborda cómo lograr el éxito en la guerra moderna. McFate combina su experiencia personal con ejemplos históricos y la implementación de tácticas híbridas para ofrecer una nueva perspectiva sobre la guerra contemporánea.
A lo largo del libro, McFate desgrana diez reglas esenciales que responden a las exigencias de los conflictos actuales y futuros. Este análisis no solo es crucial para los estrategas militares, sino también para aquellos interesados en entender cómo las potencias occidentales, especialmente Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, deben adaptarse para mantener su relevancia en un mundo donde los paradigmas tradicionales de la guerra han sido desplazados.
«The New Rules of War» es, por tanto, una lectura obligatoria para quienes buscan comprender y actuar eficazmente en el teatro global de la guerra moderna, desafiando el statu quo y proponiendo un enfoque renovado y adaptativo para enfrentar los desafíos bélicos del siglo XXI.
Navegando el desorden duradero: El reto de la guerra moderna
Sean McFate proporciona un contexto crucial para entender la guerra moderna, destacando cómo el enfoque occidental, particularmente de Estados Unidos, ha quedado desfasado frente a las transformaciones significativas en la naturaleza del conflicto durante los últimos setenta años. En su análisis, McFate subraya la urgencia de que Occidente adopte nuevas estrategias para mantener su influencia global como potencia hegemónica.
Argumenta que los modelos de guerra tradicionales, ejemplificados por conflictos como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra de Corea, aunque relevantes históricamente, ya no son representativos de la guerra contemporánea. Según McFate, los ejércitos nacionales y las armas costosas, productos de una era de revolución en los asuntos militares, han perdido su relevancia en el escenario actual, donde los campos de batalla claramente definidos son cosa del pasado.
En la era actual, dominada por lo que McFate denomina «desorden duradero», los conflictos se caracterizan por ser fragmentados y continuos, donde los actores no solo buscan dominar el espacio físico sino también el espacio de información. Los beligerantes modernos, que incluyen mercenarios, milicias proxy y fuerzas irregulares, se enfocan en mantener una influencia sostenida a través de tácticas que desdibujan las líneas tradicionales de la guerra.
Este cambio paradigmático requiere que las potencias occidentales reconsideren y reformulen sus estrategias de guerra para adaptarse y responder efectivamente a las nuevas realidades del conflicto global. McFate insta a una revisión profunda de las tácticas y estrategias militares para asegurar que Occidente pueda enfrentar con éxito los desafíos del siglo XXI.
Estrategias para el desorden duradero: Las Diez Reglas de McFate
Sean McFate presenta un análisis crítico del panorama bélico actual, marcado por ese «desorden duradero», que se caracteriza por la ausencia de líneas claras entre guerra y paz, donde los conflictos se convierten en la norma en diversas regiones del mundo, desde el Medio Oriente hasta América Latina y Europa del Este. En este contexto, McFate argumenta que el orden liberal tradicional está en declive, incapaz de adaptarse a las nuevas realidades de la guerra.
Para enfrentar este desafío, McFate propone diez reglas estratégicas diseñadas para operar eficazmente dentro de este desorden. Estas reglas no solo buscan comprender y adaptarse a la naturaleza cambiante de los conflictos modernos, sino también ofrecer tácticas para superar a adversarios que ya están capitalizando este nuevo escenario, incluidos estados y actores no estatales como Rusia, China, Irán, organizaciones terroristas y cárteles de drogas.
La premisa de McFate es clara: para triunfar en el siglo XXI, es esencial reevaluar y ajustar nuestras estrategias de guerra. Las diez reglas que propone sirven como un marco para este reajuste, enfatizando la necesidad de innovación, flexibilidad y una comprensión profunda de la guerra en el contexto del desorden duradero. Este enfoque no solo es un llamado a la acción para los líderes militares y políticos, sino también una guía para navegar y eventualmente dominar el complejo panorama de la guerra moderna.
Las Diez Reglas de McFate para la Guerra Moderna representan un marco estratégico diseñado para navegar y triunfar en el complejo panorama de los conflictos contemporáneos.
A continuación, se detallan y explican cada una de estas reglas:
- La guerra convencional ha muerto: McFate argumenta que la era de las grandes guerras convencionales, caracterizadas por enfrentamientos directos entre ejércitos nacionales, ha terminado. En su lugar, sugiere que los conflictos actuales y futuros serán irregulares, involucrando tácticas no convencionales y actores no estatales.
- La tecnología no nos salvará: Esta regla desafía la creencia de que la superioridad tecnológica garantiza la victoria en la guerra. McFate sostiene que, aunque la tecnología es importante, la inversión en personas —su entrenamiento, habilidades y liderazgo— es crucial para el éxito en los conflictos modernos.
- No existe tal cosa como guerra o paz—ambas coexisten siempre: McFate introduce la idea de que la distinción tradicional entre estados de guerra y paz ya no es relevante. En el desorden duradero, los conflictos son persistentes y las líneas entre guerra y paz están borrosas, lo que requiere estrategias que puedan operar efectivamente en este ambiente ambiguo.
- Los corazones y las mentes no importan: Contrariamente a las doctrinas de contrainsurgencia que enfatizan ganar el apoyo de la población local, McFate argumenta que el control físico del territorio y la influencia política son más determinantes para el éxito que ganarse la simpatía de la población.
- Las mejores armas no disparan balas: Esta regla resalta la importancia de las operaciones de información y la guerra psicológica. McFate afirma que moldear la percepción y la realidad de las personas puede ser más efectivo y poderoso que el uso de la fuerza militar convencional.
- Los mercenarios volverán: McFate predice un resurgimiento de los combatientes mercenarios en los conflictos modernos. Argumenta que los estados y otros actores comenzarán a utilizar cada vez más contratistas militares privados para llevar a cabo operaciones, lo que plantea desafíos únicos para la regulación y la ética en la guerra.
- Nuevos tipos de potencias mundiales gobernarán: Esta regla sugiere que entidades no estatales, como corporaciones multinacionales, organizaciones terroristas y cárteles de drogas, jugarán roles más significativos en los conflictos globales, desafiando la primacía de los estados-nación.
- Habrá guerras sin Estados: McFate señala que los futuros conflictos pueden no involucrar a estados-nación como actores principales. En su lugar, podrían ser luchados entre grupos no estatales, corporaciones y otros actores no tradicionales.
- Las guerras en las sombras dominarán: Esta regla enfatiza el aumento de las operaciones encubiertas, la guerra cibernética y otras formas de conflicto no convencional que ocurren fuera de la vista del público y sin una declaración formal de guerra.
- La victoria es fungible: McFate argumenta que el concepto de victoria en la guerra ha cambiado. La victoria ya no significa necesariamente derrotar al enemigo en el campo de batalla. En cambio, puede significar lograr objetivos estratégicos a través de medios políticos, económicos o de información, incluso si el conflicto armado persiste.
Estas reglas reflejan la visión de McFate de que la guerra en el siglo XXI es fundamentalmente diferente de los conflictos del pasado, y que los actores estatales y no estatales deben adaptarse a este nuevo paradigma para ser efectivos en la consecución de sus objetivos estratégicos.
Reflexiones finales: Estrategias para la guerra en un mundo sin límites claros
La tercera regla de Sean McFate, «No existe tal cosa como guerra o paz—ambas coexisten siempre», revela una realidad en la que las fronteras entre guerra y paz son indistinguibles, reflejando la naturaleza fluida y continua de los conflictos modernos. En este escenario, incluso los actores con las fuerzas más preparadas y tecnológicamente avanzadas pueden encontrarse en desventaja si no adaptan sus estrategias a las condiciones cambiantes del campo de batalla.
Para navegar con éxito en este ambiente, McFate argumenta que es crucial que una organización desarrolle una estrategia que no solo se centre en la guerra, sino que también sea dinámica, flexible, y que utilice todos los elementos del poder nacional. Esta estrategia debe ser capaz de adoptar posturas tanto ofensivas como defensivas y mantener su relevancia a lo largo del tiempo. La capacidad de una organización para adaptar su estrategia en respuesta a amenazas emergentes, cambios en el entorno operativo y el panorama político es fundamental para su éxito.
Este enfoque requiere un replanteamiento profundo de cómo se conceptualiza y se lleva a cabo la guerra, desafiando las nociones tradicionales y adaptándose a un mundo donde los conflictos son omnipresentes y las reglas antiguas ya no aplican. La visión de McFate ofrece un marco valioso para entender y actuar en el complejo teatro de la guerra moderna, donde la victoria depende de mucho más que la mera superioridad militar.