Habían dos grandes conclusiones: por un lado que la brecha tecnológica generacional, impedía un tutelaje adecuado de los padres respecto a hijos, sobre cómo usar los diferentes dispositivos. Por otro lado, esta misma brecha también derivaba en una incomprensión y una especie de demonización hacia el uso que nuestros hijos hacen de la tecnología.
El artículo sostiene que el uso continuado (que no obsesivo) de la tecnología, lejos de aislar y ser causa de fracaso escolar, ayuda justo a lo contrario: “que la generación de la videoconsola, es más sociable, más leal con sus compañeros, está más preparada para encajar el fracaso, optimiza mejor el tiempo…”. Además, el libro afirma “que esta generación está especialmente preparada para prosperar en la empresa del mañana”.
Lo que sí es evidente es que la generación de nuestros hijos, tienen unas habilidades y hábitos respecto a la compresión del lenguaje multimedia que les hace parecer raros a ojos de sus padres y de la inmensa mayoría de los educadores. Una rareza agravada por un entorno (escuelas) y unos métodos pedagógicos que tampoco han evolucionado a la misma velocidad.
Además, como padre de familia, me parece una extorsión el negocio de los libros de texto (en complicidad con las escuelas) ejecutado con precisión cada inicio de curso escolar.
Pero hay más, se me antoja una irresponsabilidad, la tortura física y psicológica de cargar las espaldas de nuestros hijos con intolerables kilos de papel… de pesados contenidos, pensados y elaborados para una generación que ya hace muchos años que abandonó la escuela.
Quizás ya empieza a ser hora que los que van atrasados, se pongan al día y se adapten a la nueva realidad. Aconsejable, que dejemos de culpabilizar equivocadamente a nuestros hijos y –lo más importante- aprovechemos para formar y educar a una generación con métodos y un lenguaje adecuado a los tiempos en que vivimos.
Probablemente mejoraremos el rendimiento escolar cuando seamos capaces de coger todo el currículum educativo de Primaria y ESO, rediseñarlo o reconstruirlo para hacer una experiencia óptima en la web, en la PlayStation, en la DS, la PSP, la Xbox o la Wii.
Ya sea por responsabilidad generacional o por puro interés egoísta hacia nuestro futuro, deberíamos ponernos manos a la obra, ahora.