Desde que “medio-escribimos” un documento parecido a un business plan, en Nikodemo teníamos claro que había que aprovechar las inercias positivas de la marca Cálico y ajustar o crear aquellas líneas no desarrolladas. Algunas fueron concebidas, diseñadas y planificadas. Otras, surgidas sobre la marcha como consecuencia de las anteriores.
Anteayer, cuando se puso en marcha –gracias a Lotopía– el canal de venta online de lotería LasBolasdeCálico, dimos un paso más en la diversificación de ingresos de Nikodemo, pero no el último. Algunos colegas me han preguntado, prácticamente me han cuestionado, por la idoneidad de tener tan diversificado nuestro modelo de ingresos.
La argumentación es sencilla. El hecho diferencial de Nikodemo es que hemos sido capaces de aunar en una sola compañía conceptos de negocio que habitualmente se gestionan por separado.
Ofrecemos contenidos y servicios relacionados con los personajes de Mundo Cálico a través de internet.
Producimos los mismos contenidos que las empresas tradicionales del sector, o sea series de animación.
Tenemos un discurso y una flexibilidad “publicitaria” que permite inventarnos y adaptar acciones de marketing ad-hoc de otras marcas, en nuestros soportes y contenidos.
Que nuestra “materia prima”, la animación, se puede distribuir en varias plataformas: actualmente Internet y en dispositivos móviles, pronto en TV y también cine.
Al final, lo fundamental es lo básico en cualquier negocio: una marca, unos clientes y ser capaces de explotar esa relación para que sea beneficiosa ambas partes.
¿El reto más importante? desarrollar y hacer convivir en el espacio/tiempo las diferentes fuentes de ingresos, que a menudo son muy divergentes. A veces la explotación publicitaria (negocio de audiencia) no termina de llevarse bien con un modelo de pago de contenidos (aunque sea freemium).
El desarrollo de la marca y la obtención de royalties para la venta o cesión de derechos, no siempre casa bien con la explotación de contenidos propios fuera de nuestra ventana (otros sites, TV, móvil o cine).
Cuando profundizas en cada uno de estas fuentes de ingresos, más compleja se vuelve su coexistencia con las demás. Pero eso es lo que hace interesante este proyecto.
Como ya he dicho en anteriores ocasiones la clave sigue la misma, marca y clientes. Y en un entorno donde todo converge, ser capaz de ofrecer experiencias satisfactorias, con los diversos públicos con los que te relacionas -incluso más allá de la web- no es sencillo.
Aquí radica una de las posibles claves del éxito futuro. Salvo raras excepciones, creo que para las empresas (de Internet) será difícil adquirir la mayoría de edad sin “emanciparse” de internet (también aplica al revés).
Una afirmación difícil de asimilar para los interneteros de toda la vida. Seguramente sonará a herejía para los fundamentalistas, pero aunque se trate de negocios “puros” de internet, será difícil mantener esa pureza, ahora que los “tradicionales” ya no miran a lo digital por encima del hombro.
Es más, sea han dado cuenta que el lado digital es imprescindible. Hay que desarrollar negocios “digitales” y salir a buscar clientes allí donde estén. Y allí creo que las empresas tradicionales tienen menos reparos. Ojala me equivoque. Pero mientras las empresas de Internet abren brecha e intentan sacar petróleo mientras sufren las penurias de la crisis, las tradicionales están agazapadas o despistadas. En verdad, esperan el momento justo, porque el músculo económico ya lo tienen. Es una cuestión de tiempo.
Es más, se han dado cuenta que hay que salir a buscar los ingresos donde sea, si es fuera de Internet, también. Para mí, el modelo de “ingresos 2.0” es aquel que es capaz de integrar ambos mundos, diversificar con coherencia, aprovechando las oportunidades en todos los ámbitos, sean digitales o no.