Estos últimos días desayunamos con negros presagios en los medios de comunicación. Crash en bolsa, desde Davos advierten que EEUU entrará en recesión, el Ibex cae en picado, bla, bla, bla… Temores de recesión por todos los lados…
Para nosotros los mortales, la situación -previsiones en mano- ahora mismo tiene buen aspecto. Aunque también reconozco haber conversado con diferentes colegas (agencias, consultoras, fabricantes o distribución) inquiriendo sobre el tema. Nadie -insisto nadie- me dice que vaya mal. Ni tan siquiera flojo.
Lo que sí me transmiten es que no hay alegría. O mejor dicho, que las compañías se están volviendo mucho más exigentes y cautas en sus inversiones, desarrollos y en una mayor presión con los resultados.
Justamente eso es lo que ya demandan los clientes. Unos objetivos… y cumplirlos. Puede que ahora sea la gran ocasión, el bautismo de fuego. Quizás haya llegado el momento de optimizar y rentabilizar, de forma mucho más generalizada nuestra actividad en la Red.
Si nuestra actividad es transaccional el aplazamiento es injustificable. Sea un sitio grande o pequeño. No vale hablar sólo de visitantes y de visitantes únicos. Es importante generar tráfico para disfrutar de cientos, miles o millones de visitas, pero más importante optimizar el ratio de conversión según lo establecido en el plan de negocio.
No repitamos el error que, según me comentaba un amigo, le parecía inverosímil encontrarse todavía algún microsite de marca (el caso de una conocida marca de automóviles de las que suelen aspirar a premios en creatividad) en el que había que hacer más de veinte pasos para ver la foto del coche. Del formulario para captar los datos del posible cliente, ni se le busca ni se le espera…
Algunos no se han enterado, pero toca ser un poco más agresivos en nuestros planteamientos. De nada sirve obstinarse en envolverlo bajo esa –a menudo- espesa niebla de la comunicación de marca con bula. Sólo es persistir en una quema de recursos sin sentido. Convertir o convertir, esa es la alternativa.