Desde hace escasamente un mes colaboro profesionalmente con TecnoCampus, un parque científico y de la innovación con sede en la ciudad de Mataró. La Fundación TecnoCampus es la institución encargada de impulsarlo y gestionarlo. Fue creada por el Ayuntamiento de Mataró, principal impulsor del parque, y actualmente incorpora en sus órganos de gobierno las principales instituciones del territorio del Maresme, tanto a nivel político y económico como social.
El TecnoCampus fue creado “para actuar como principal motor a nivel territorial para captar, potenciar y retener el talento, fomentar una cultura emprendedora en todos los niveles, facilitar la capitalización del conocimiento generado, y convertirse en un foco de atracción de inversiones por la actividad empresarial que se quiere configurar un Parque Científico y de Innovación con trascendencia universitaria”.
Más allá del discurso oficial, y a grandes trazos, en el TecnoCampus se dan la mano el mundo universitario, con tres escuelas universitarias Escuela Universitaria Politécnica de Mataró (tres estudios de ingenierías y un grado en medios audiovisuales), la Escuela Universitaria del Maresme (con grados de ADE, Turismo y Marketing), y la Escola Superior de Ciències de la Salut (grados de Infermería y CAFÉ ó Ciències de l’Activitat Física i Esport) y el mundo empresarial con los servicios de fomento de la emprendeduría y creación de empresas, incubadora, aceleración empresarial y los servicios habituales de un parque empresarial.
A grosso modo, ahora mismo en TecnoCampus hay aproximadamente 1.800 alumnos y más de un centenar de empresas, la mayoría de base tecnológica y de las cuales 25 están en la incubadora. El parque tiene una ocupación próxima al 80% cifras casi milagrosas teniendo en cuenta el contexto.
Hecha la introducción te diré que mi rol profesional es de un cierto privilegio y una gran curiosidad profesional. Después de bastantes años, con este nuevo rol de director de marketing del TecnoCampus y de director del área de Empresa (emprendeduría, empresas,..), vivo en primera persona algo que siempre he cuestionado y criticado: el resultado de esa fiebre de creación de parque tecnológicos, universidades e iniciativas de fomento de la emprendeduría que en su día se desató con pasión gracias al dinero público fácil.
El TecnoCampus no es mejor ni peor que otros muchos parques. Tiene sus puntos fuertes y su diferenciación, pero sobretodo tiene la virtud que lo estoy conociendo desde dentro y que no tengo ninguna intención de perpetuarme en él. El actual Director General me pidió consejo y me convenció para colaborar con él “desde dentro”, para diseñar, estructurar y ejecutar un proyecto que objetivamente me parece atractivo y con gran potencial.
A partir de ahora te intentaré contar en primera persona como se vive la experiencia desde ese lado, especialmente el funcionamiento y las relaciones que se establecen en ese complejo ecosistema público-privado, en el que convergen actores tan peculiares como las Administraciones Públicas, Universidades y el tejido empresarial.
Por el momento, y aunque estaba avisado, admito que el shock está siendo importante. El sistema provoca situaciones absurdas y por encima de todo hablamos de personas, mentalidades y actitudes que generan complejidad. En escasamente un mes, tengo material para escribir unos cuantos posts. Desde luego no todo es negativo. Hay personas extraordinarias, algunos proyectos estimulantes y grandes logros, que dan sentido a mega proyectos de este estilo. Aunque afortunadamente para mi salud mental, tengo Foxize que me sirve de válvula de escape y conexión con el otro lado de la vida.
Seguiré informando