Hace tiempo que voy dándole vueltas al tema de la reputación personal (lo que los demás dicen de ti). He escrito sobre la figura del reputation guard y he mantenido largos debates con colegas en los que defendía la tesis -quizás equivocada- que la reputación personal incrementará enormemente su importancia relativa frente a la “habitual” reputación corporativa.
Lo digo, afirmando a la vez, que la reputación en las organizaciones es su principal activo intangible y un atributo decisivo en su valoración económica… sin embargo es un aspecto (el reconocimiento de los stakeholders) que se lleva midiendo con regularidad desde hace bastante tiempo, especialmente en grandes empresas.
Es pues en la reputación personal, donde a mi entender se está produciendo la mayor transformación, arrastrada o no por la tan cacareada web 2.0 y su social media. Y dentro de ese capítulo de la reputación personal, centraría su auge gracias al rápido desarrollo de la reputación distribuida, donde la persona no tiene el monopolio de la información sobre si misma. Algo que pocos (o nadie) había previsto y que surge como una oportunidad/amenaza para muchos personas, sean internautas o no.
No me refiero tanto a la obsesión narcisista por ver qué dicen de mí, sino por la necesidad de saber y gestionar qué se cuenta de mí. Algo cada vez más esencial en el mundo profesional y personal.
Tanto da. Ya sean tus clientes actuales o potenciales, tu futuro jefe, tus compañeros de trabajo o tus alumnos. Incluso, tu futura pareja o tus hijos. Todos querrán saber qué se dice de ti.
Esta historia sobre ti, construida boca a oreja, necesita ser gestionada a través del tiempo. Un proceso laborioso de identificar las actitudes y sentimientos de tus stakeholders personales, entendiendo las causas de esos sentimientos y opiniones que a uno desearía modificar. Y que previsiblemente requerirá cambiar determinados comportamientos y comunicarlos eficazmente…. Pero para hacerlo y saber de su eficacia, ¡hay que medirlo!
La web 2.0 es generosa en herramientas para construir e intuir esa dichosa reputación personal distribuida. Pero es demasiado confusa y sesgada para tener una medida objetiva y global.
Ahí están los blogs, con su page rank, autoridad, rankings, Alexa,…. También la proliferación de redes sociales (Linkedin, Viadeo, Facebook,…), medible no tanto por el tamaño de tu red social (mucho spam social) sino más bien por las recomendaciones particulares, a pesar de que no dejan de ser fotografías estáticas imposibles de seguir e interpretar a lo largo del tiempo. O los buscadores de reputación (p.e. Rapleaf) que empiezan a dar una orientación aunque elemental todavía…
El conjunto es demasiado complejo. Tener una visión agregada y hacer un seguimiento (y medición) en el tiempo, es tarea imposible.
Por tanto nos sigue faltando ese barómetro particular. Una medida permanente de nuestra credibilidad, capacidad de influencia, etc.… en nuestro entorno social. Algo así como un PageRank personal para medir nuestra popularidad y relevancia social.
¿Existe esa herramienta?