La convergencia entre televisión e internet ya no es una idea futurista, empieza a ser una realidad de enorme trascendencia.
La popularización del acceso a internet de banda ancha, la comercialización de dispositivos que permiten conectar el televisor con internet y la nueva oferta de servicios interactivos, empiezan a transformar la experiencia de la televisión en algo distinto.
Desde un punto de vista publicitario, la televisión e Internet son dos especies diferentes. La primera gestiona la escasez de pocos espacios publicitarios, concentrados, lo que hace subir los precios. En Internet sucede justamente lo contrario. Un exceso de inventario de espacios publicitarios que presiona los precios a la baja.
La publicidad en TV empezó a morirse el día que apareció el mando distancia. Desde entonces ha ido menguando a pesar de ser un negocio millonario. Pero hasta aquí hemos llegado. La realidad es que según Digital Life de TNS, en España “1 de cada 3 internautas declara navegar a menudo por Internet al tiempo que está viendo la televisión. Esta doble actividad decrece con la edad: mientras que el 40 % de los jóvenes entre 16 y 24 navega al tiempo que ve la TV en el caso de los consumidores más senior sólo lo hace el 29% de los internautas.”
Si a todo esto le sumamos que ya sabemos que en 2012 contaremos con un parque de 2 millones de televisores adaptados para internet en nuestro país, no hay más ciego que el no quiere ver.
Mientas, los fabricantes de electrónica y televisores siguen discutiendo sobre el estándar (el favorito es el modelo alemán HbbTV), pero las tendencias son las que son y aunque algunos suspiren por mantener el “jardín vallado”, una vez que el usuario se ha internetizado, regresar a la experiencia de un “teletexto enriquecido” es cuando menos frustrante.
En el futuro, la TV conectada tiene que crear su propio espacio publicitario. Hay situaciones para reflexionar en el presente, sin especular con el futuro (los consumidores más atentos a la publicidad online que a la televisiva). Podemos discutir con qué nos quedamos de la herencia de la tele e Internet. Es un debate estéril, no se discute lo mejor para el usuario, se discute lo mejor para la industria. Hay mucho en juego. A los broadcasters y a la industria publicitaria no les interesa para nada que el territorio de la TV conectada se convierta en un espacio donde se puedan hacer campañas con 50€.
Mientras ocurre todo esto, los anunciantes deberían plantearse muy seriamente qué hacer con la inversión publicitaria de sus marcas. Sin perder de vista que lo básico de cualquier negocio es tener clientes y ser capaces de tener una relación rentable para ambas partes, sugiero algo de sentido común para empezar:
- Estar preparados para un modelo directo, sin los intermediarios de ahora. Es decir, pensar sin los habituales agregadores de entretenimiento y contenidos maintream actuales. Piensa en sobrevivir sin ellos.
- Tener relación directa con el consumidor. Construir una relación directa implica conocimiento del consumidor y aprendizaje continuo. Imagínate si mañana ya no pudieras comunicarte mediante publicidad (pagada) con tu cliente.
- Crear contenido propio. Atractivo, relevante y con continuidad. Las campañas dejan de ser el eje de todo. Los ejes son comunidad y contenido.
- Empezar a convertirse en creadores de contenido. Se necesita cambiar de rol e incorporar a nuevos perfiles profesionales, dentro o muy, muy cerca de la toma de decisión.
- Construir las plataformas sobre las que aunar relación directa y contenido. Y no me refiero necesariamente ni a construir portales ni webTV o similar.
Lo importante es el contenido que te ayuda a construir el relato, la base de datos de clientes, el vínculo que surge ahí y la inteligencia de negocio que lo soporta. El resto, sean estándares, software o hardware, son prescindibles.