La TV social es un término emergente de los nuevos medios que se utiliza para designar un conjunto de tecnologías, servicios y prácticas que integran el consumo de televisión (tradicionalmente broadcast) con una interacción con aplicaciones sociales de la Red. El resultado es una experiencia de TV activa y no pasiva.
La TV Social representa una forma avanzada de repensar la televisión como la conocemos. Aprovecha e integra el poder de las redes sociales para crear un nuevo tipo de experiencia de usuario altamente interactiva dirigida, participativa y atractiva.
Si la TV Social transforma el consumo del entretenimiento, también transforma la forma con la que los anunciantes se relacionan con sus clientes. Se trata de una excelente oportunidad de marketing para construir relaciones basadas no en la interrupción y o en un cálculo probabilístico, sino basado en afinidad, la participación y el intercambio. Me refiero a una experiencia basada en los verdaderos intereses y necesidades del usuario, que sin romper con su intimidad personal, permitan ampliar, compartir y contribuir a ensanchar un enorme océano de información y entretenimiento, filtrado con lo más ajustado al perfil del usuario.
Contrariamente a lo que muchos preveían, Internet más que canibalizar la televisión, se han aliado y unido sus fuerzas. Es la tormenta perfecta, la famosa convergencia está ocurriendo y un enorme universo transmediático está surgiendo con fuerza. Los usuarios consumen el audiovisual con diferentes pantallas, simultáneamente (Tele + dispositivo móvil), de forma síncrona (p.e. mezclando programa en directo con tuits, haciendo checkins,..) o asíncrona (haciendo recomendaciones de una película o una serie de tv).
Estamos ante la emergencia de nuevos servicios y aplicaciones, muchos de los cuáles están naciendo (Qvemos, Series.ly) o pocos meses de vida (Miso, GetGlue, Clicker, Mytvshows,.). Puede que incluso los nuevos dominadores sean pequeños startups que actualmente pasan absolutamente desapercibidos.
La TV social no acabará con la TV tradicional, pero no ver las diferencias entre una hora de exposición de broadcast y otra de 24/7, la escala nacional versus la escala global, etc. es estar ciego. Es la oportunidad de la industria audiovisual para ampliar su territorio de juego y debería ser el momento para dejar de agarrarse al clavo ardiendo.
La TV social no entiende de fronteras, ni de exclusivas. Desborda la cadena de valor tradicional y cuestiona seriamente su modelo de negocio. Eso crea pánico, pero a cambio ofrece inmensas posibilidades de consumo y transforma -sin duda- la promoción de los productos audiovisuales (series de tv, películas, programas de tv, live,…).
Quien se quede esperando a que la industria audiovisual (tradicional) mueva pieza, que se arme de paciencia. Quienes todavía sigan con la esperanza de ganar en el ministerio, los despachos de abogados o en los juzgados, lo que son incapaces de ganar en la arena digital, es que no han entendido nada. Los consumidores, los ciudadanos conectados, ya están en movimiento. Cada vez están más alejados de la TV broadcast y de los entornos cerrados, ellos nos esperan.