Brett Christophers, en su libro «The Price Is Wrong«, ofrece una crítica incisiva sobre cómo el capitalismo está obstaculizando la transición hacia energías renovables y, por ende, la lucha contra el cambio climático. A pesar de los avances tecnológicos que han reducido significativamente los costos de producción de la energía eólica y solar, estas fuentes de energía no han logrado desplazar a los combustibles fósiles de manera significativa.
Christophers argumenta que la principal barrera no es el precio de la energía, sino la búsqueda de beneficios por parte de los actores económicos. Para superar estas barreras y facilitar una transición efectiva hacia un sistema energético más sostenible, es necesaria una mayor intervención estatal.
Quién es Brett Christophers
Brett Christophers es un destacado geógrafo económico y profesor en el Instituto de Vivienda e Investigación Urbana de la Universidad de Uppsala, Suecia. Su investigación abarca diversos aspectos de la economía política y la geografía económica del capitalismo occidental.
Christophers ha publicado varios libros influyentes, entre ellos «The New Enclosure: The Appropriation of Public Land in Neoliberal Britain» (2018), «Rentier Capitalism: Who Owns the Economy, and Who Pays for It?» (2020) y «The Price Is Wrong: Why Capitalism Won’t Save the Planet» (2024).
Relación entre cambio climático y electricidad
Brett Christophers ofrece una perspectiva crítica y novedosa sobre la relación entre el cambio climático y la electricidad en su libro «The Price Is Wrong». Christophers argumenta que nuestra comprensión del capitalismo y el clima está «al revés». Según él, la principal barrera para una descarbonización efectiva no es el precio de la energía, sino la búsqueda de beneficios por parte de los actores económicos. Este enfoque desafía las nociones tradicionales que han dominado el discurso sobre la transición energética y el cambio climático.
La búsqueda de beneficios como obstáculo
Christophers sostiene que el sistema capitalista actual está estructurado de tal manera que prioriza la maximización de beneficios sobre la sostenibilidad ambiental. A pesar de que los costos de producción de las energías renovables, como la eólica y la solar, han disminuido significativamente en la última década, estas fuentes de energía no han logrado desplazar a los combustibles fósiles de manera significativa.
La razón principal es que los proyectos de energía renovable, aunque más baratos en términos de costos de producción, ofrecen retornos de inversión (ROI) más bajos en comparación con los proyectos de combustibles fósiles.
Los proyectos de hidrocarburos suelen ofrecer tasas internas de retorno (TIR) del 15 al 20% o más, mientras que las TIR típicas de los proyectos de energías renovables hoy en día son del 5 al 6%. Esta diferencia en los retornos de inversión desalienta a los inversores privados, quienes buscan maximizar sus beneficios.
Volatilidad de precios y riesgos financieros
Otro problema identificado por Christophers es la volatilidad de los precios en los mercados eléctricos desagregados. La competencia en la generación de electricidad conduce a fluctuaciones significativas en los precios, lo que crea un entorno de incertidumbre para los inversores. Esta volatilidad es particularmente problemática para los proyectos de energía renovable, que requieren grandes inversiones de capital inicial. Los prestamistas y los inversores necesitan estabilidad y previsibilidad en los precios para justificar sus inversiones, algo que los mercados desagregados no pueden proporcionar de manera consistente.
La necesidad de intervención estatal
Para superar estas barreras y facilitar una transición efectiva hacia un sistema energético más sostenible, Christophers argumenta que es necesaria una mayor intervención estatal. Solo el estado tiene los recursos financieros y la capacidad logística y administrativa para realizar las vastas inversiones necesarias. Sin embargo, muchos países occidentales siguen reacios a intervenir directamente en el mercado energético, prefiriendo en su lugar incentivos puntuales que no son suficientes para impulsar el cambio necesario.
Comparación con otros modelos
Christophers compara los mercados desagregados con otros modelos de mercado eléctrico, como el de China, donde la inversión en energías renovables está dirigida por el estado. En China, se ha logrado un mayor éxito en la integración de estas fuentes de energía gracias a la intervención estatal, que permite una planificación y una inversión a largo plazo más coherentes. Esto reduce la volatilidad y proporciona un entorno más favorable para las energías renovables.
Un interregno energético
Christophers describe el actual estado de transición energética como un «interregno», un término acuñado por Antonio Gramsci para referirse a un período en el que lo viejo está muriendo pero no ha muerto completamente, y lo nuevo no puede nacer por completo. Este concepto se aplica perfectamente a la situación energética global actual, donde los combustibles fósiles siguen dominando la generación de electricidad, a pesar de los avances en energías renovables.
Dominio persistente de los combustibles fósiles
A pesar de los esfuerzos globales por descarbonizar la economía, los combustibles fósiles todavía generan aproximadamente cuatro quintas partes de la electricidad mundial, una proporción que ha cambiado muy poco en las últimas cuatro décadas. Este estancamiento se debe a varios factores, entre ellos la inercia de las infraestructuras existentes, las inversiones continuas en proyectos de combustibles fósiles y la falta de políticas gubernamentales suficientemente agresivas para promover las energías renovables.
La excepción china
China se destaca como una excepción notable en este panorama. El país ha realizado inversiones masivas en energías renovables, dirigidas por el estado, lo que ha permitido un rápido crecimiento en la capacidad instalada de energía eólica y solar. En 2023, China instaló un récord de 230 gigavatios (GW) de capacidad eólica y solar, más del doble de las instalaciones combinadas de Estados Unidos y Europa. Esta inversión estatal ha sido crucial para superar las barreras que enfrentan las energías renovables en otros mercados, como la volatilidad de precios y la falta de infraestructura adecuada.
Volatilidad de precios
Uno de los principales problemas que Christophers identifica es la volatilidad de los precios en los mercados desagregados. La competencia en la generación de electricidad conduce a fluctuaciones significativas en los precios, lo que crea un entorno de incertidumbre para los inversores.
Esta volatilidad es particularmente problemática para los proyectos de energía renovable, que requieren grandes inversiones de capital inicial. Los prestamistas y los inversores necesitan estabilidad y previsibilidad en los precios para justificar sus inversiones, algo que los mercados desagregados no pueden proporcionar de manera consistente.
Estructuras de apoyo
Para mitigar los efectos negativos de la volatilidad de precios, Christophers sugiere la implementación de diversas estructuras de apoyo dentro del sistema eléctrico. Estas estructuras incluyen:
- Acceso privilegiado al mercado: Los generadores de energía renovable deben recibir precios fijos garantizados, lo que les proporciona una mayor seguridad financiera. Esto puede incluir pagos por no producir en días con exceso de generación, como los días especialmente soleados o ventosos.
- Socialización de costos adicionales: Los costos adicionales asociados con la generación de energía renovable, como la necesidad de generación de respaldo para manejar la intermitencia, deben ser socializados. Esto significa que estos costos deben ser distribuidos entre todos los participantes del mercado, en lugar de ser asumidos únicamente por los generadores de energía renovable.
Intermitencia de las energías renovables
La intermitencia es una característica inherente de las energías renovables como la solar y la eólica. La producción de energía no es constante y depende de factores climáticos. Christophers argumenta que los mercados desagregados no están bien equipados para manejar esta intermitencia. La falta de mecanismos adecuados para integrar la energía renovable en la red eléctrica resulta en una dependencia continua de las fuentes de energía tradicionales, como los combustibles fósiles, para proporcionar una generación de respaldo confiable.
Reducción de subsidios
Además, los gobiernos han reducido los subsidios a medida que los costos de producción de las energías renovables han disminuido. En 2017, se registraron ofertas sin subsidios por primera vez en las subastas de energía eólica marina en Europa. Aunque esto puede parecer un desarrollo positivo, la reducción de subsidios ha tenido el efecto de disminuir los beneficios y dañar los rendimientos de los inversores, haciendo que las energías renovables sean menos atractivas desde una perspectiva de inversión.
Comparación con proyectos de combustibles fósiles
Los proyectos de combustibles fósiles continúan generando beneficios récord y expandiéndose. En octubre pasado, ExxonMobil y Chevron compraron otras compañías en mega acuerdos para aumentar considerablemente sus capacidades de producción a 5.1 millones de barriles de petróleo al día (mb/d) y 4.4 mb/d respectivamente. Esta expansión continua de los combustibles fósiles, impulsada por altos retornos de inversión, contrasta fuertemente con la situación de las energías renovables.
Infraestructura y globalización
Christophers también destaca cómo la globalización ha influido en la propiedad y gestión de infraestructuras energéticas. Un ejemplo memorable es el condado de Kent, donde casi toda la infraestructura es propiedad de empresas de gestión de activos. Este fenómeno es un reflejo del alcance crudo de la globalización, donde los activos estratégicos están cada vez más en manos de grandes fondos de inversión internacionales.
La paradoja de los costos bajos
Christophers aborda una de las cuestiones más intrigantes y contradictorias del mercado energético actual: la paradoja de los costos bajos de las energías renovables. A pesar de que los costos de producción de la energía eólica y solar han disminuido drásticamente en la última década, estas fuentes de energía no han logrado desplazar significativamente a los combustibles fósiles en la generación de electricidad a nivel global.
Christophers argumenta que la principal barrera para la adopción masiva de las energías renovables no es el precio, sino la búsqueda de beneficios por parte de los inversores.
Desventajas de otras fuentes de energía
Christophers también aborda las desventajas de otras fuentes de energía en comparación con las renovables. La energía hidroeléctrica, por ejemplo, se considera poco confiable debido a su dependencia de los patrones de precipitación, que pueden ser impredecibles y están siendo alterados por el cambio climático.
La energía nuclear, aunque no produce emisiones de gases de efecto invernadero durante su operación, presenta riesgos significativos, como la gestión de residuos radiactivos y la posibilidad de accidentes catastróficos, como el desastre de Chernobyl.
Conclusión sobre ‘The Price Is Wrong’
En resumen, Christophers ofrece una visión crítica sobre cómo la estructura capitalista y la búsqueda de beneficios están obstaculizando la transición hacia energías renovables. Argumenta que para lograr una descarbonización efectiva, es esencial una intervención estatal decidida que pueda superar las barreras financieras y de mercado actuales.
Este enfoque desafía las nociones tradicionales y subraya la necesidad de repensar nuestra relación con el capitalismo y el clima para enfrentar de manera efectiva la crisis climática.