En el mundo de la economía, los mercados de emparejamiento representan una dimensión donde el dinero no siempre dicta las reglas del juego. Alvin E. Roth, en su influyente libro Quién obtiene qué y por qué despliega un análisis profundo sobre estos mercados, revelando cómo funcionan, por qué pueden fallar y cómo pueden ser diseñados para mejorar su eficiencia y equidad.
Este libro no solo es una exploración teórica, sino que también ofrece aplicaciones prácticas que abarcan desde el mercado laboral hasta los sistemas de asignación de escuelas y programas de donación de órganos.
Roth, galardonado con el Premio Nobel de Economía junto a Lloyd Shapley por sus contribuciones al diseño de mercados, utiliza ejemplos de la vida real para ilustrar cómo una comprensión adecuada y un diseño inteligente de estos mercados pueden resolver problemas complejos y mejorar significativamente la asignación de recursos. Su trabajo destaca la importancia de la información, la honestidad en la señalización de preferencias y la necesidad de mecanismos que faciliten emparejamientos justos y eficientes.
La relevancia de este libro radica en su capacidad para desvelar los secretos de los mercados de emparejamiento, que son frecuentes en muchas áreas de la vida, desde el mercado laboral hasta los sistemas de asignación de escuelas y programas de donación de órganos. Al proporcionar una comprensión profunda de cómo funcionan estos mercados y cómo se pueden diseñar de manera más efectiva, Roth ofrece valiosas lecciones sobre la importancia del diseño de mercados en la mejora de la eficiencia y la equidad en la asignación de recursos y oportunidades. Esto no solo tiene implicaciones teóricas para la economía y otras disciplinas, sino que también tiene aplicaciones prácticas significativas que pueden impactar positivamente en la sociedad.
Mercados de emparejamiento: Explorando las transacciones más allá del precio
Los mercados regulan aspectos tan variados como el café que consumimos o las escuelas a las que asisten nuestros hijos. Tradicionalmente, en un mercado de productos, el precio dicta quién puede adquirir qué. Este mecanismo es directo: eliges lo que deseas y, si está dentro de tu presupuesto, lo compras.
Sin embargo, el término «productos» generalmente se aplica a bienes intercambiables y homogéneos, como los bushels de trigo, donde el precio es el principal, si no el único, factor de decisión para los compradores. Pero no todos los bienes se ajustan a esta categoría simple. Por ejemplo, los iPhones se distinguen de otros smartphones en el mercado; así, la elección de comprar un iPhone en lugar de un Samsung Galaxy no se basa exclusivamente en el precio, a pesar de que sus costos pueden ser similares.
Estos son ejemplos de lo que llamamos mercados de emparejamiento, que son notablemente más complejos. En estos mercados, tanto el comprador como el vendedor deben elegirse mutuamente. Por ejemplo, no puedes simplemente «comprar» un empleo en Google ni una relación romántica; ambos son ejemplos de mercados de emparejamiento donde el precio no es el único criterio de selección. En ciertos casos, especialmente con recursos limitados como los trasplantes de riñón o los cupos en escuelas públicas, el dinero ni siquiera es parte de la ecuación.
La escasez de recursos puede generar desafíos significativos tanto para compradores como para vendedores en estos mercados. Además, la falta de información adecuada puede resultar en emparejamientos subóptimos. Este análisis aborda estos problemas y propone soluciones para optimizar los mercados de emparejamiento, asegurando que las transacciones sean justas y eficientes.
Tecnología: Clave para aliviar la congestión en los mercados
Los mercados, al igual que las autopistas, pueden experimentar saturación, lo que a veces resulta en grandes atascos o incluso colapsos totales. Sin embargo, el objetivo no es eliminar completamente la congestión, sino gestionarla eficazmente. Para prosperar, los mercados requieren densidad, es decir, la participación de un gran número de actores.
No obstante, un exceso de densidad puede llevar a la congestión, donde la abundancia de opciones puede abrumar a los consumidores y ralentizar el proceso de toma de decisiones debido al tiempo que se debe invertir en evaluar posibles acuerdos.
Los mercados de productos generalmente evitan este problema. Por ejemplo, si deseas comprar cien acciones de AT&T en la Bolsa de Nueva York, no necesitas pasar por un proceso de solicitud ni persuadir al vendedor; el mercado de valores facilita estos encuentros a un precio determinado por la oferta y la demanda.
Sin embargo, los mercados de emparejamiento, como el mercado laboral, requieren que cada transacción se considere de manera individual, lo que puede generar congestión, especialmente cuando hay muchos candidatos para pocas vacantes.
Afortunadamente, la tecnología moderna ofrece soluciones para mitigar estos problemas, permitiendo que los mercados funcionen de manera eficiente incluso bajo condiciones de alta densidad. Los smartphones y las aplicaciones, por ejemplo, han revolucionado los mercados que dependen de una comunicación bidireccional fluida para generar ofertas y respuestas rápidas.
Un caso emblemático es Uber. Antes de la proliferación de los smartphones, solo los taxis podían recoger pasajeros directamente en la calle, mientras que los servicios de limusina necesitaban reservas previas. Uber transformó este escenario no mediante la introducción de nuevos vehículos, sino desarrollando un software que optimizó el uso de vehículos privados y limusinas, haciendo el mercado de transporte más denso y ágil simultáneamente.
Desmoronamiento de los mercados de emparejamiento: Cómo la manipulación sistémica reduce la eficiencia
Aunque muchos consideran que los mercados son abiertos y justos, la realidad es que algunos participantes buscan ventajas manipulando el sistema, lo que puede llevar al colapso de estos mercados. En un mercado desmoronado, tanto compradores como vendedores carecen de la información necesaria para tomar decisiones óptimas, lo que afecta la eficiencia del mercado.
Un ejemplo claro se observa en el mercado laboral de abogados en Estados Unidos. Tradicionalmente, las grandes firmas de abogados contratan a nuevos abogados como asociados de verano, dos años antes de que estos completen sus estudios de derecho. stos estudiantes a menudo reciben ofertas «explosivas» de las firmas, que son propuestas de empleo de corta duración que deben aceptarse o rechazarse rápidamente.
Este enfoque de hacer ofertas tempranas y bajo presión limita severamente la competencia entre las firmas por los mejores candidatos y puede diluir la calidad de los futuros abogados en el mercado. Además, los estudiantes se ven presionados a tomar decisiones prematuras, sabiendo que si esperan para evaluar mejor sus opciones, probablemente perderán oportunidades frente a quienes aceptan ofertas de inmediato.
Este sistema presenta dos problemas fundamentales: primero, las firmas hacen ofertas sin información completa sobre el desempeño académico del candidato durante sus últimos dos años de estudio; segundo, los estudiantes deben decidir sin conocer todas las opciones que podrían recibir más adelante.
En la década de 1980, la Asociación Nacional para la Colocación de Abogados (NALP) intentó solucionar este problema estableciendo una regla que prohibía a los estudiantes de primer año de derecho aceptar ofertas laborales hasta completar su primer semestre. Sin embargo, dado el conocimiento legal de los abogados para identificar y explotar lagunas legales, las firmas encontraron maneras de sortear esta regulación. Como resultado, los abogados recién graduados todavía enfrentan un mercado laboral problemático y desmoronado.
Revolucionando los mercados de emparejamiento: El caso de las escuelas públicas de Nueva York
Las escuelas públicas de Nueva York sirven como un ejemplo destacado de cómo la innovación y un diseño de mercado inteligente pueden transformar mercados ineficientes. Antes de la intervención, el sistema de asignación escolar estaba plagado de ineficiencias y congestión, con la información intercambiándose principalmente por correo postal. La reticencia de los estudiantes a revelar sus verdaderas preferencias, debido a políticas de admisión restrictivas de algunas escuelas, y la retención de información por parte de las instituciones complicaban aún más el proceso.
Este entorno creó un mercado gris, caracterizado por el caos y la congestión, donde los estudiantes enfrentaban dificultades para ser admitidos en las escuelas de su elección, y las decisiones curriculares se tomaban a última hora.
En 2003, el Departamento de Educación buscó una solución, recurriendo a la ayuda de expertos para desarrollar una «casa de compensación» computarizada. Este sistema centralizado electrónico empleaba un algoritmo para asignar a los estudiantes a las escuelas, teniendo en cuenta las preferencias de todos los involucrados: estudiantes, padres y escuelas.
El algoritmo promovía la honestidad en la declaración de preferencias, asegurando que tanto estudiantes como escuelas tuvieran más o igual probabilidad de obtener el resultado deseado si eran sinceros sobre sus rankings y preferencias. De esta manera, si un estudiante no era aceptado en su primera opción, sus posibilidades de ser admitido en su segunda opción no se veían afectadas negativamente por sus preferencias de clasificación, a diferencia del sistema anterior, donde algunas escuelas solo aceptaban estudiantes que las habían listado como su primera opción.
Este cambio radical demostró la importancia de una comunicación efectiva y un diseño de mercado adecuado para superar los desafíos de los mercados de emparejamiento, mejorando significativamente la asignación de estudiantes a escuelas en Nueva York.
Optimización de mercados mediante la señalización de preferencias: Estrategias para reducir la congestión
El aumento del flujo de información ha demostrado ser beneficioso para los mercados, pero presenta un dilema: un exceso de información puede generar nuevos desafíos. En el diseño de mercados, a medida que la comunicación se vuelve más accesible y económica, también puede perder valor informativo.
Consideremos la expansión de la comunicación electrónica. Si bien ha facilitado el surgimiento de aplicaciones innovadoras como Uber, también ha incrementado el volumen de mensajes que recibimos, complicando la distinción entre información esencial y superflua. Este fenómeno de sobrecarga de comunicación puede provocar congestión en los mercados.
Un ejemplo claro es el proceso de aplicación universitaria. Anteriormente, los estudiantes debían completar solicitudes individuales para cada universidad. Hoy en día, una plataforma web centralizada permite aplicar a más de quinientas universidades con un solo sistema. Aunque esto simplifica el proceso para los estudiantes, complica la tarea de las universidades de discernir el verdadero interés de los candidatos.
No obstante, existen métodos efectivos para mitigar esta congestión mediante la señalización de mercado. En Corea del Sur, por ejemplo, los exámenes de admisión de universidades competidoras se programan el mismo día, limitando el número de aplicaciones que un estudiante puede realizar. Asistir a un examen específico envía una señal clara de interés a la universidad deseada.
En Estados Unidos, el sistema universitario adopta diferentes formas de señalización. Algunas universidades registran a los estudiantes que visitan y firman el libro de visitas, lo cual es una señal de interés. Además, el sistema de decisión anticipada vinculante permite a los estudiantes aplicar a su primera opción bajo el compromiso de asistir si son aceptados. Este método requiere que los solicitantes envíen una señal muy fuerte de interés, resultando en una tasa de admisión más alta para estos candidatos en comparación con el grupo general.
Estas estrategias de señalización no solo clarifican las preferencias de los participantes, sino que también ayudan a aliviar la congestión en los mercados, permitiendo una asignación más eficiente de los recursos.