Hace tiempo que tenía ganas de escribir este post. Me faltaba concretar alguna pieza. Admito que son estereotipos y que no son categorías puras (se mezclan en su perímetro). Tampoco son fijas, se mueven. La recesión sólo provoca que los movimientos aceleren la frecuencia e incrementen la cantidad de migraciones entre grupos.
Los intocables: se sabe que existen. Muchos de ellos aparecen en los medios, pero no todos los que aparecen en los medios lo son. Son el capital y el poder. Viven en su atalaya, moviendo las piezas del ajedrez. Algunos de ellos son los causantes de la crisis. Se han dejado una parte de su fortuna en la recesión, pero siguen con su ritmo de vida de toda la vida. No les gusta ostentar, no lo necesitan. Su recompensa está clara: dinero y poder. No siempre por el mismo orden. Muchos de ellos lo son por herencia, otros se lo han ganado solos.
Los killers: les da igual estar como asalariados de oro, en una empresa mediana o multinacional. Tienen una idea muy clara de lo que quieren. Son duros e imperturbables a los elementos. Se obsesionan con los objetivos. Los perseguirán por tierra, mar y aire. Tienen instinto asesino. Matarían por ello. Suelen buscar el dinero por encima de todas las causas… aunque al poder no le hacen ascos.
Los zombis: viven temerosos en el interior de las compañías. No son dueños de su destino. Sufren lo indecible, esperando el día en que serán despedidos. Su instinto de supervivencia los ha engañado. Funcionan con un sistema operativo antiguo. No se han reciclado, no comparten, no colaboran. Esa es una de las principales razones por las que están “muertos” desde hace tiempo. Pueden hacer aspavientos o disimular que siguen en primera línea. La mayoría ni lo saben, pero desde hace tiempo están profesionalmente “muertos”. Algunos son “pura sangres” que se pasaron de frenada y viven su condena… o su decadencia.
Emprendedores: son soñadores. Quieren conquistar el mundo y/o cambiarlo. Ponen todo su empeño en conseguirlo. Dominan alguna de las palancas. Su recompensa puede variar. Han convertido su idea es su vocación. Los hay que buscan sólo dinero, afortunadamente, cada vez hay más que persiguen causas (emprendedor social). Hay tres subgrupos (Luchadores, Caza Olas y Gladiadores). Los ‘luchadores’ y ‘caza olas’ son candidatos a mutar rápidamente a ‘zombies’ o a ‘compañeros del metal’. Los gladiadores no hacen vacaciones y son capaces de arriesgarlo todo o casi todo por su idea. Muchos mueren por el camino. Algunos renacen, otros se convierten en ‘pura sangres’ y algunos se transforman -muy a pesar suyo- en ‘compañeros del metal’. Probablemente regresen al grupo de ‘Emprendedores’ una vez hayan cicatrizado las heridas.
Compañeros del metal: son la infantería. Es el grupo más numeroso. Suele ser un pantano de mediocridad, apatía, pasividad. No destacan ni se mueven. Son uno de los grupos más afectados por los ERES, son sólo números. No cuentan. Es el conformismo personificado. Sólo quieren sobrevivir o pagarse sus caprichos (a veces increíblemente caros). Algunos pueden moverse si activan las palancas de cambio.
Elefantes: algún día fueron ‘killers’ por encargo de los intocables. Viven aparcados del mundanal ruido en los “cementerios de elefantes” esperando su jubilación.
Los mantenidos: inicialmente era un subgrupo dentro de “Compañeros del metal”, pero se ha convertido en tan numeroso que han adquirido entidad propia. Los mantenidos comen del dinero público. Forman parte de esa nebulosa entre los partidos políticos, las administraciones públicas y las empresas públicas o pseudopúblicas. Aunque muchos de ellos son socialmente visibles, son un cáncer para nuestro futuro. Consumen mucho más de lo que producen.
Lo que permite moverse (o mantenerse) voluntariamente en un grupo son las palancas de cambio. He identificado seis de esenciales: cuna, actitud, conocimientos, expertise, reputación y red de contactos.