Días atrás conversando con un empresario al que no conocía personalmente, al presentar su trayectoria profesional hizo referencia al espíritu renacentista que tanto me gusta. Ese perfil que disfruta buscando la intersección entre disciplinas. Afortunadamente mi interlocutor hizo referencia al libro ‘El efecto Medici’, que yo no conocía, y que teoriza acerca la proliferación de ideas nuevas haciendo referencia al notable estallido de creatividad que favoreció la familia bancaria de los Medici en la Italia del Renacimiento. A raíz de la referencia de ‘El efecto Medici’ tropecé con el documento de Amalio Rey (Visiones híbridas) altamente recomendable y del que hago referencia en este post.
La crisis ha hecho centrarnos en lo inmediato y el corto plazo. Es la inercia de la supervivencia, a pesar que sabemos que salirse de lo común y buscar fuera de lo habitual, es una vía para encontrar la forma de diferenciarnos y competir mejor.
La situación actual es muy estimulante. Única diría. Acumulamos un enorme potencial de conocimiento y experiencias, en un momento en el que muchas personas y organizaciones tratan de reinventarse. Todo eso coincidiendo con un nivel máximo de uso de la Red (y progresando). Curiosamente, el instinto de supervivencia antes citado, nos hace invertir gran cantidad de tiempo en seguir, leer, conversar con personas con perfil similar al nuestro con lo que perpetuamos una cierta endogamia…
Una endogamia que se resiste, especialmente en entornos corporativos y encorsetados, en los que sabemos que es difícil alumbrar iniciativas rompedoras interesantes. Tampoco ayuda el exceso de especialización que impera en el ámbito de trabajo y del conocimiento. La alta demanda de la hiperspecialización despista y la desconfianza hacia el mestizaje con otros gremios (disciplinas) hacen el resto. Y por supuesto, mucho ego por metro cuadrado.
La esclavitud de la agenda hace rehusar la serendipia. Ese descubrimiento o hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando provocamos situaciones diferentes y aleatorias que generan ideas rompedoras en nuestro patrón de pensamiento.
No hay descartar que nos ocurra como al Doctor Emmett Brown (Back to the Future) en el que obtiene la idea de como construir el condensador de fluzo al despertarse después de golpearse en la cabeza con el lavabo al resbalar cuando trataba de colgar un reloj de pared en el baño subido en el retrete.
Podemos esperar que nos ocurra como al doctor Emmet Brown o mejor estructurarlo sin poner en riesgo nuestra integridad física. Me explico. Con la facilidad de los social media, no hay excusas. Una vez cada dos semanas queda para tomar café o para almorzar con alguien que no sea de tu gremio, ni que sea cliente ahora o pueda serlo en el futuro.
Identifica a tus mavens (personas que acumulan conocimiento), a los connectors (personas que conectan con mucha gente y que difunde la información en base a su carisma) y sobretodo a los ‘nuevos renacentistas’. Aquellas ‘personas pegamento’ de las que habló Alfons Cornella. Estos ‘hibridadores’ son esenciales para juntar y liderar a personas de distintas disciplinas para que trabajen juntas.
Aprendamos que lo nuevo surge de la cultura de mashup (mezcla). Que la inteligencia colectiva es algo más que un grupo de freaks opinando sobre un tema o un reto. Darwin tenía razón y hoy sabemos que del mestizaje se pueden obtener mejores resultados por la combinación de virtudes de sus ‘padres’. A esto se le llama vigor híbrido (o heterosis) y se produce mediante la exogamia (lo contrario de la endogamia)
El mundo está conectado, aprovéchalo y busca a tus mavens, connectors y renacentistas. Identifica aquel punto en el que convergen y se mezclan, porque ahí está el futuro.