Los grassroots (del inglés “raices de césped”) es una forma de asociación, natural y espontánea alejada de las iniciativas promovidas por el establishment. Grassroot media serían aquellos medios producidos desde abajo, gracias a la aportación de usuarios/entusiastas neoprofesionales. Producciones grassroot ídem, pero referido a las producciones.
Abundancia de contenidos. Los contenidos son extraordinariamente abundantes en la era de Internet, tanto que en la mayoría de las ocasiones se deprecia su valor al poco de publicarse. Es el problema de la super abundancia. Para los mortales, el día sigue teniendo 24 horas, pero los contenidos siguen creciendo en progresión geométrica y nuestro tiempo de atención (o consumo) de contenidos es limitado y el techo está claro.
Necesidad de agregar con valor. Así pues, desde hace mucho tiempo, lo más escaso y preciado es nuestro tiempo. No es de extrañar que vayan surgiendo intermediarios o agregadores de contenidos que convierten en valor, la agregación hecha con criterio.
El crossmedia es clave. Alcanzar el éxito en la agregación no es nada sencillo. Tampoco en la creación de contenidos. No hay recetas únicas y la aleatoriedad del éxito, certifica el enorme mérito de alcanzarlo. Los éxitos son mayoritariamente crossmedia, es una de la claves, aunque casi siempre gracias a la palanca de los medios maisntream. A pesar de eso, en los últimos años las cosas han cambiado notablemente.
Desequilibro entre grassroot y mainstream. Vivimos una situación única en la historia, ambos extremos -grassroots y mainstream- se necesitan mutuamente. Aunque no debería haber ganadores y perdedores, todavía hay una relación desequilibrada. La balanza económica está absolutamente escorada hacia el mainstream. El grassroot sólo cuenta como una pieza más del engranaje. ¿Seguirá siendo así para siempre?
Hiperfragmentación molesta. La proliferación de ventanas y canales de consumo de contenidos, agudizan la hiperfragmentación y multiplica la abundancia en la producción de contenidos. Tanta fragmentación es un fenómeno altamente molesto para los mainstream media, pero están obligados a convivir con ella, cada vez más. No les queda más remedio que empezar a abrir la mano y dejar entrar a ese selecto club a actores fuera del establishment.
El equilibrio necesario. Ambos polos están condenados a entenderse, porque mientras los mainstream media ofrecen amplificación, los medios grassroots son la diversidad. El gran problema de los mainstream es su habitual incapacidad para innovar, para testear con nuevos formatos y nuevos talentos. El problema de los grassroots media es que en su diversidad desbordante pocas son las hormigas que sobreviven en un mundo superabundante de propuestas, formatos y talentos.
Que sobresalgan talentos de creación en la arena de los grassroots es puntual. Quizás un video famoso en Youtube, probablemente acompañado de la reseña de algún medio tradicional que se hace eco de la “noticia”. En el terreno de los media grassroot, todavía es más complejo destacar.
Por el camino mucho creadores y productores desfondados, hastiados. Hacer un zoom sobre los grassroots no es tarea sencilla. No sirven programas como Miso, una aplicación social para aficionados a series de TV y cine, que sólo hace más mainstream a los que ya son mainstream.
La combinación ideal: el puente entre grassroots y mainstream. No, esto no sólo va de nuevas aplicaciones sociales. Falta algo o alguien que identifique contenido de entretenimiento, lo filtre, clasifique y ayude a seleccionar la parte buena de la cosecha. Porque en cada cosecha hay buenas producciones y buenos -y nuevos- talentos.
Se hace necesaria una apuesta que mezcle ambos mundos y haga salir a la superficie del mainstream lo más granado de la producción grassroot. Creando quizás una mezcla perfecta ente los dos mundos, amplificación una difusión crossmedia potente, convirtiéndose en una plataforma innovadora de nuevos talentos y formatos. Que sea económicamente sostenibles es un must.
El proceso es costoso y difícil. Para ello primero hay que sobrevivir a la apisonadora de los medios mainstream. Es una lucha desigual, de resultado incierto y éxitos efímeros si no se apuntalan convenientemente. Por todo esto y mucho más, tiene que tratarse necesariamente de una iniciativa con muy buenos compañeros de viaje. Los partners tienen que ser actores del mundo mainstream que confían en construir el punto entre esos dos mundos…
¿Más pistas? Pronto.