En 1995 tuve mi primera conversación profesional sobre internet. Fue con dos de mis antiguos jefes. Su conclusión la tengo grabada: “esto de internet será una moda pasajera”. Desde entonces ha llovido mucho y hoy es inconcebible pensar en una economía moderna y sólida sin una dimensión digital potente. La digitalización de las economías ofrece numerosos beneficios, impulsando la innovación, las oportunidades laborales bien remuneradas y el crecimiento económico. Se estima que el ecosistema digital mundial está creciendo tres veces más rápido que el PIB global, con las empresas digitales liderando el crecimiento.
Es cierto que, dependiendo de la definición, la economía digital varía su peso en el PIB. En las versiones más restrictivas representa un 20% aproximadamente del PIB mundial. Otras versiones más optimistas, como FutureScape: Worldwide Digital Transformation 2021 Predictions revela unas predicciones espectaculares de un 65% del PIB mundial digitalizado para 2022, impulsando más de $ 6,8 billones (de los “nuestros”) de inversiones directas en transformación digital de 2020 a 2023. En realidad, no si “a pesar de” la pandemia global o a “causa de”.
El término “economía digital” puede ser muy amplio. De acuerdo con Arthur D. Little (Think differently. Think archetype. Your digital economy model) la clasificación amplia de economía digital sería:
- El núcleo: el sector de las TIC está compuesto por industrias manufactureras y de servicios que capturan, transmiten y muestran datos e información de forma electrónica. Esto incluye semiconductores, procesadores, dispositivos (ordenadores, teléfonos) e infraestructura de habilitación (redes de Internet y telecomunicaciones).
- Economía digital (a priori de alcance limitado): las funciones o aplicaciones digitales que crean valor económico agregado para los sectores comerciales y los clientes. Esto incluye servicios y plataformas (tanto B2C como B2B) que utilizan dispositivos e infraestructura de datos y conectividad como entradas. La innovación en estos sectores está generando efectos secundarios en otros sectores.
- La economía digitalizada (alcance amplio): Los sectores que no eran tradicionalmente digitales se están transformando ahora con la adopción de tecnologías digitales. Estos incluyen, por ejemplo, la salud electrónica, el comercio electrónico y el uso de tecnologías digitalmente automatizadas en sectores como la manufactura y la agricultura, que incluyen 4.0 y agricultura de precisión, entre muchos otros.
Europa flojea
En el contexto global la economía digital de la zona euro y la EU se ve superada por los Estados Unidos, y la brecha no ha cambiado drásticamente en los últimos años. La mayoría de los países de la zona del euro tienen un valor añadido de los sectores digitales mucho menor (como porcentaje del PIB) que los Estados Unidos, con la economía digital de la zona del euro aproximadamente dos tercios del tamaño de la de los Estados Unidos.
Por destacar algo, me quedo con los llamados «Digital Frontrunners”, países como Dinamarca (2017 creo la primera embajada digital), Bélgica, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Irlanda, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega y Suecia. Después están los «Digital Challengers», como demuestran un fuerte potencial de crecimiento en la economía digital, emulando al grupo de países relativamente pequeños con tasas de digitalización muy altas (Bulgaria, Croacia, República Checa, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia).
Europa trata de no perder el tren
Para no rezagarse más, la UE ha diseñado el Programa Europa Digital (Europe investing in digital: the Digital Europe Programme). Como parte del próximo presupuesto de la UE a largo plazo, la Comisión propuso Europa Digital, un programa centrado en desarrollar las capacidades digitales estratégicas de la UE y en facilitar el amplio despliegue de tecnologías digitales. Con un presupuesto global previsto de 7500 millones de euros este programa impulsará las inversiones en supercomputación, IA, ciberseguridad , habilidades digitales avanzadas y garantizará un uso amplio de las tecnologías digitales en la economía y la sociedad. Su objetivo es mejorar la competitividad de Europa en la economía digital global y lograr la soberanía tecnológica.
Europa Digital complementará otros programas de la UE, como el programa Horizonte Europa para la investigación y la innovación, así como el Mecanismo Conectar Europa para la infraestructura digital. Se alcanzó un acuerdo político el 14 de diciembre de 2020. La adopción del Programa y el lanzamiento de las primeras convocatorias están previstas para el primer trimestre de 2021.
Economía digital española pesa un pobre 19%
Si la UE trata de no perder el tren, no se me ocurre la expresión para ubicar a España. En junio de 2020 se publicaba el último estudio de Adigital y Boston Consulting Group en el que se afirmaba que La economía digital ya representa(ba) un 19% del PIB español. En el informe se define el concepto de economía digital y tiene en cuenta el impacto directo, indirecto e inducido de esta actividad sobre el conjunto de la economía español. Vamos, criterios lo más generosos posibles.
¿Escenarios de futuro?
Economía de creación digital
A diferencia de la economía de sustitución digital (economía digitalizada) que tiene un techo de crecimiento,la economía de la creación digital (economía digital) tiene un potencial casi infinito. La implementación de miles de estaciones 5G debería tener un impacto económico enorme. Impulsando drásticamente el intercambio de información, facilitaría los avances tecnológicos y conduciría a un crecimiento explosivo de industrias enteras.
Supondrá un salto cualitativo en la mejora de la productividad, transformación de los modelos de negocio y creación de un espacio para nuevos productos digitales. La proliferación de iniciativas digitales es hoy mayor que nunca. El tiempo dirá cuántos de estos nuevos proyectos tienen probabilidades de convertirse en negocios con nóminas.
Un factor extra de crecimiento para la creación digital, a medio plazo, podría ser la ‘tokenización’…
Tokenización de la economía o tokenomics
La economía digital y, en especial, la virtualización de ésta sigue en auge desde el momento que se inició el desarrollo de Internet. Desde hace relativamente poco, la tokenización está empezando a impactar a numerosos sectores de actividad. Me explico.
La tokenización es la puerta para un mundo digital único. Los Token no Fungibles (o NFT) están cambiando la economía dentro de la blockchain. La tokenización de activos físicos es cada vez más común y pasan desapercibidos. Estos NFT que en criptografía es un activo único, son una representación digital de un activo físico o un activo completamente digital, con la característica de que son finitos, únicos y eso los hace valorables. Pero la ‘tokenización’ es un paso más allá de las criptomonedas, puesto que los ‘tokens’ son unidades de valor que no tienen por qué equivaler solo a dinero, sino a cualquier derecho que el emisor de los ‘tokens’ quiera contemplar. La ‘tokenización’ es la conversión de los derechos de propiedad de un activo en un ‘token’ comercializable dentro del espacio Blockchain (cadena de bloques). Sus posibilidades son infinitas.
La tokenización de la economía (o tokenomics) busca la creación de un ecosistema económico sostenido por las distintas interacciones posibles con los tokens que representan activos reales. Este activo puede ser cualquier cosa. Una obra de arte, un libro, un artículo de blog, una canción, un estudio científico, una propiedad inmobiliaria, una foto e incluso activos financieros a los que ya estamos acostumbrados. El verdadero poder de la economía del token es que nos permite trasladar desde el mundo real al mundo virtual cualquier tipo de valor. Pero no solo eso, la economía del token nos permite descentralizar su control.
Quizás en esta “nueva internet” (o web 3.0) gracias a tecnologías DLT podremos llamarla como la define Jesse Walden como la nueva “economía de la propiedad” (The Ownership Economy: Crypto & The Next Frontier of Consumer Software) “arrebatando” parcialmente Internet a los grandes monopolios digitales (Blockchain Can Wrest the Internet From Corporations’ Grasp).
Aunque internet se configuró en su nacimiento a partir de protocolos abiertos, la mayor parte de servicios que usamos online se basan en aplicaciones centralizadas, propiedad de los ‘gigantes de la Red’, como Google o Amazon. Esta centralización de lo que en origen es una red descentralizada ha creado toda una ola de pensamiento que sostiene que ‘Internet ya no es lo que era’. ¿Tiene solución?
A partir de las tecnologías DLT (blockchain no es otra cosa que una DLT -Distributed Ledger Technology- con una serie de características particulares) se están creando nuevos tipos de aplicaciones de internet, conocidas como aplicaciones descentralizadas o DApps”
DApps: Son aplicaciones de internet que se ejecutan en una red descentralizada, de tal forma que ningún nodo de la red tiene control completo son: flexibles, transparentes, distribuidas y resilientes.
Estas aplicaciones de código abierto o DApps, están aún en una etapa emergente. Una cuestión importante es cómo monetizar una DApp. “La forma en la que un desarrollador gana dinero con una DApp de código abierto es asignando recursos escasos en la red mediante la emisión de una cantidad limitada de un token propio. Los usuarios necesitan este token para usar la red. A los propietarios de esos recursos escasos se les paga con tokens”.
A medida que la red crece para incluir más usuarios, la existencia de una cantidad fija de tokens desde el principio también aumenta el valor de los tokens. Este modelo es válido para cualquier tipo de DApp. El diseño del rol del token, cómo se distribuye y se gobierna la política “monetaria” de tokens ya se conoce como ‘tokenomics’.
Habrá que ver si esta tokenomics “representa suficiente incentivo para generar plataformas con una experiencia de usuario comparable a las alternativas centralizadas (Facebook o Google) o cómo se una conecta una DApp a los sistemas de logística o pagos. La combinación de DLT como infraestructura y de las DApps como instrumentos de prestación de servicios orientados al consumidor, junto con el desarrollo de la ‘tokenomics’, podría representar un gran salto hacia una forma totalmente diferente de transaccionar y, al nacimiento de un tipo de economía completamente nuevo”.
Quizás en esta “nueva internet” (o web 3.0) gracias a tecnologías DLT podremos llamarla como la define Jesse Walden como la nueva “economía de la propiedad” (The Ownership Economy: Crypto & The Next Frontier of Consumer Software) “arrebatando” parcialmente Internet a los grandes monopolios digitales (Blockchain Can Wrest the Internet From Corporations’ Grasp). Puede, como dice Chris Dixon, que “sea hora de restaurar el espíritu de código abierto liderado por la comunidad de la Internet original, con criptografía”.
Encrucijada digital
Mientras unos anticipan la escasez digital, “como concepto que aborda la limitación de recursos en formato digital y que está muy relacionada con la tecnología blockchain y el mantenimiento de su sistema económico descentralizado”, revalorizará recursos digitales y permitirá la ‘economía de la propiedad’ o la ‘economía de la pasión’, otros ven solo ven intención de crear artificialmente una escasez digital solo para especular con la ‘pieza digital’, Sin duda, un propósito similar al conocido comportamiento extractivo global que exhiben los gigantes tecnológicos, más que potenciar la autenticidad y la propiedad de objetos digitales de colección y bienes digitales únicos para que vivan de ello los artistas o autores.
Todas las revoluciones tecnológicas conllevan sus ciclos, fases y burbujas (leer ‘Tecnología y burbujas’). No tenemos bola de cristal y la historia nos demuestra lo complicado que resulta diferenciar a los caballos ganadores con años de antelación. Sea cual sea el caballo ganador, es evidente que la economía digitalizada tendrá la mayoría del PIB, antes de lo que esperan y desean muchos. La duda es cuando ocupará ese trono la economía puramente digital.